La noche del pasado 9 de enero el joven S.Ch. estuvo a punto de perder la vida después de ser salvajemente agredido por cuatro menores de Ceuta, tres varones y una chica. Le engañaron, le quisieron
robar lo poco que llevaba encima y, no contentos con eso, le asestaron dos puñaladas que le perforaron el pulmón y alcanzaron el hígado dejándolo mes y medio
ingresado en la UCI, debatiéndose entre la vida y la muerte. “Que esté vivo es un milagro, hasta en tres ocasiones los médicos lo dieron por muerto”, explica una familiar, que califica lo sucedido de “auténtica masacre”. El
joven, que ahora cuenta con 21 años recién cumplidos, agacha la cabeza, tímido y asustado por lo ocurrido hace solo meses. Todavía tiene secuelas. En su pecho figuran las cicatrices de las puñaladas, una suerte de puntos que tuvo que recibir in extremis tras ser conducido por una ambulancia del 061 al ser encontrado en la calle, desangrándose. En su nuca presenta el recuerdo de esa noche, una cicatriz de más de 10 centímetros tras recibir un golpe con el mango de uno de los machetes usados para la agresión. La familia pide justicia y recuerda que los tres menores -internados desde en enero en
Punta Blanca después de ser detenidos por la
Policía Nacional- actuaron con una violencia extrema. La única fémina del grupo era la que sujetaba a la víctima mientras los otros tres varones le golpeaban. “Eso fue una masacre, ha vuelto a nacer”, detallan en una entrevista mantenida con El Faro de Ceuta.
La Fiscalía pide una condena ajustada a la gravedad de los hechos ocurridos
Hace unos días la
Fiscalía presentó la calificación por estos hechos, solicitando penas importantes para los tres menores. A la única chica implicada no le acusa, pero sí lo hace la Acusación Particular, al considerarla cómplice de los hechos. Para el Ministerio Público sí que es evidente la existencia de delitos de robo con intimidación y homicidio en grado de tentativa, concurriendo la agravante de abuso de superioridad. Eran cuatro, y armados, contra uno. Para dos de los menores solicita una condena de 7 años de internamiento en centro cerrado, medida complementada con una libertad vigilada de 5. Para el tercero, 4 años en centro cerrado y una medida complementaria de libertad vigilada de 3.
A la víctima no se le borra de la memoria lo vivido. Este joven entró en mayo, junto a miles de marroquíes más para reunirse con su madre, que trabaja en una casa en Ceuta. Tras su entrada solicitó asilo, trámite para el que era necesario residir en las
naves del Tarajal, tal y como comunicaba la Policía Nacional a todos los que acudían a la frontera solicitando esa protección. Lo que no imaginaba este joven era que había una banda de menores de Ceuta que se dedicaba a aprovecharse de la existencia de marroquíes en las naves para robarles. A él le engañaron diciéndole que un amigo suyo lo estaba buscando cerca del Tarajal. S.Ch. acudió al lugar sin saber que se enfrentaría a una emboscada de lo más cruel que casi termina con su vida.
“Parecía un muerto”
“Le metieron en una caseta”, recuerda la familia. Y allí le quisieron robar todo lo que portaba. Los menores disponían de cuchillos de grandes dimensiones, los mismos que usaron para apuñalarle después de quitarle el pantalón, la chaqueta y las zapatillas que llevaba puestas, así como 2 euros. Por esto estuvo a punto de morir. “Es un milagro” que no sucediera, insisten. Le apuñalaron sin compasión y dejaron desangrado. “Parecía un muerto, no podía ni andar, le habían perforado el pulmón y el hígado”. Así lo encontraron miembros de Cruz Roja, cuando acudía a pedir auxilio y se desplomó sin fuerzas. Una ambulancia del 061 lo trasladó al Hospital, en donde ingresó directamente en la UCI, para permanecer mes y medio sometido a curas y operaciones.
Cuando la víctima pudo escapar de la caseta, aprovechando que uno de los menores abrió la puerta, le lanzaron un machete a la carrera que le impactó en la cabeza. De ‘recuerdo’ tiene una brecha. La suerte estaba de su lado porque la dirección de esa arma fue errática, lo habían lanzado para volver a apuñalarle pero le alcanzó la cabeza con la parte no afilada.
A S.Ch. le han intervenido hasta en tres ocasiones para salvarle la vida. Ahora sigue recuperándose poco a poco junto a su madre y familiares. Para la Fiscalía está claro que existió un robo y un ataque con “ánimo de acabar con su vida”, aprovechándose de la “superioridad de actuar en grupo y con armas blancas”, recoge en su calificación a cuyo contenido ha tenido acceso El Faro de Ceuta.
Las heridas que sufrió fueron tan graves que supusieron “un riesgo vital”
S.Ch. no podía defenderse. Las heridas fueron tan graves que supusieron “un riesgo vital”, apunta el Ministerio Público. En el parte realizado aquella noche por Ingesa se especifica que le causaron una herida penetrante toraco-abdominal con hemotórax y laceración hepática. Sufrió shock hipovolémico y tuvo que ser sometido a fisioterapia respiratoria. Cuando la Policía Nacional detuvo a los menores no solo los relacionó con este robo, sino también con otros que dejaron más víctimas, aunque no de la gravedad de S.Ch. Poco después de este violento atraco accedieron a una vivienda próxima al Tarajal en donde robaron varios objetos amedrentando a un menor de edad que se encontraba en su interior. A otro adulto marroquí le robaron el chándal atacándole con una katana e hiriéndole en un ojo. Fiscalía pide una condena ajustada a la gravedad de los hechos ocurridos. La familia quiere justicia porque a punto estuvieron de perder al joven. Un muchacho que cuenta ahora con 21 años y que sigue traumatizado por lo ocurrido. Un muchacho que cruzó a Ceuta para reunirse con su madre e intentar buscar un trabajo de barbero y se topó con la acción criminal de quienes, más allá del robo, le quisieron arrebatar la vida. Su pecho le recuerda a diario lo sucedido aquella noche, las cicatrices dejan buena muestra de lo que pasó.
El escenario de la salvaje agresión cometida
En esta caseta se reunía la banda de menores para consumar los atracos y hasta aquí, cerca de las naves del Tarajal, llevaron a la víctima para, entre todos, quitarle todo lo que llevaba encima y apuñalarle. Pudo escapar de milagro, desplomándose casi desangrado cerca de donde estaban voluntarios de
Cruz Roja que atendían a los marroquíes que ocupaban las naves. Una ambulancia del 061 trasladó al herido y pocos días después la Policía Nacional pudo dar con los implicados deteniendo a 4 personas.