La vida para Hayate Serhane Rguig y su hijo, Ángel Ríos Serhane, se ha convertido en un auténtica pesadilla y su vivienda en un foco de insalubridad a causa de los daños provocados por las constantes averías de agua que se suceden desde el piso superior a su casa.
Esta vivienda familiar, ubicada en la popular barriada de los Rosales, en Ceuta, en la que llevan viviendo más de 40 años, ha hecho prácticamente insostenible la vida allí desde hace alrededor de dos años a causa de una mal entendida convivencia en comunidad por parte de algunos de los vecinos del bloque.
Y el asunto no es para menos, pues también dos son los años que su casa, ubicada en los bajos del número 6 de Los Rosales, sufre los constantes daños por agua provocados por el piso superior.
Para Ángel Ríos, hijo de Hayate y de un soldado que luchó en la Guerra de Sidi Ifni -fallecido-, el causante de este sinvivir lo origina la vivienda situada arriba de la suya, pues “ellos tienen un problema constante de agua al no haber invertido en la vivienda y no cambiar su instalación de agua”, afirma. Hecho que hace que no solo sea el agua lo que hace acto de aparición constante en forma de humedad e hilos constantes que se desplazan libremente por las paredes del baño y dos pequeños armarios que tienen. La insalubridad de las paredes da pie a la aparición de moho y de esos insectos que nunca son bienvenidos.
Estas averías de agua sin arreglar en el piso superior han dejado la vivienda en zonas muy localizadas llenas de humedad, teniendo que inutilizar una pequeña habitación que se usaba de alacena de alimentación, y un pequeño vestidor contiguo inservible para cumplir su fin: almacenar ropa.
Así lo afirma Ríos, propietario de la vivienda afectada, que afirma que los vecinos causantes del problema han hecho “oídos sordos” a sus reclamos, que se basan en arreglar los desperfectos y, sobre todo, la avería de agua que los causa, pero “lo primero que hacen es poner excusas y negar la evidencia” asevera.
A pesar de las continuadas llamadas de atención realizadas para que procedieran a su arreglo, una vez descartado que se trataba de una bajante común del edificio, han resultado infructuosas, obligando a los afectados a delegar el asunto en un abogado, que les aconseja paciencia y esperar a que un juez dictamine sobre la causa en el juicio que tuvo lugar el pasado 7 de octubre.
Hayate y Ángel, además de su vecina de toda la vida, que también vive en el bloque, Fatima, solo quieren retornar la normalidad a sus vidas, y recuperar la habitabilidad de su casa de siempre, pues ahora no reúne las condiciones que siempre han tenido y que han perdido por la escasa consideración del vecino que las causa al no arreglar la avería.
Como siempre gente incivica q no sabe convivir entre vecinos