Por qué es tan difícil para algunas personas aceptar que cada cual puede hacer con su vida lo que le parezca? Cuesta trabajo creerlo, pero es así. Hay muchos textos legales que garantizan la libertad del ser humano así como su igualdad desde hace varias décadas. Constituciones, declaraciones, leyes, que, para ser alcanzados, han costado al ser humano mucho tiempo, reivindicación y trabajo; sin embargo, la realidad social nos muestra otra cara bien distinta, y así, los negros continúan siendo agredidos por el color de su piel (como ocurrió en el metro de Madrid no hace mucho), las mujeres lo siguen siendo física y psicológicamente por sus parejas (como ocurre todos los días, muchas veces sin que nos enteremos) y otros y otras siguen siendo agredidos e insultados por su orientación sexual, como le ocurrió la semana pasada a María, una ceutí que recibió una agresión física mientras estaba con su pareja y otros amigos.
Se sigue sin asumir que la libertad de uno acaba donde empieza la de otro, se quieren imponer por parte de la mayoría sus normas y sus reglas, sin tener en cuenta las sensibilidades de cualquier minoría y se sigue criticando y despellejando al diferente por el simple hecho de serlo, ya sea esa diferencia de ideología, de raza o de orientación sexual como decía antes. Ello pone de manifiesto que, a veces, nuestra sociedad actual, sigue transmitiendo, de generación en generación, algunos prejuicios crueles, que en cualquier momento, pueden aflorar y hacer que ese odio se muestre a través de agresiones y ataques.
Consigamos las leyes que consigamos, si no hay un cambio y una evolución de mentalidad, en el sentido tan simple de respetar a los demás, esas leyes no serán más que papel mojado. Y ese cambio de mentalidad, no se produce de la noche a la mañana, ni de un día para otro. Hay que trabajar para concienciar de algo tan aparentemente sencillo como respetar a los demás; independientemente de que se esté de acuerdo o no, con las decisiones que tomen los demás, el respeto, es fundamental para lograr una convivencia positiva.
Resulta, además, cuanto menos llamativo, ver cómo incluso en el mundo de las nuevas tecnologías, a través de las redes sociales, se pueden encontrar numerosísimos grupos que promueven y se enorgullecen de su odio al diferente: grupos racistas, homófobos, etcétera, que alimentan y se nutren de los prejuicios existentes en la sociedad. Tristemente, además, se observa de manera alarmante entre la gente joven, lo cual empeora el panorama.
Finalmente, desde aquí me solidarizo con todas y cada una de las personas que, por cualquier motivo, en algún momento de su vida, han sentido que había otros que no respetaban su libertad, y estos días, especialmente con todo el colectivo LGTB de Ceuta. Ánimo.