El salón del Trono ha acogido esta mañana la celebración del trigésimo octavo aniversario de la Constitución. Lo ha hecho con todos los honores y centrando el acto más emotivo en la entrega de distinciones de la Orden del Mérito Civil y la Orden de Isabel la Católica a seis componentes de la Benemérita y a dos funcionarios, uno de ellos a título póstumo.
Han sido el comandante Jose María Jiménez, el capitán Raul Gestal, el sargento Pedro Javaloyes, el cabo primero Jorge Blanco y los guardias Alfonso Cruzado y Francisco Casanova. Además de los funcionarios Zorayda García Camacho y, a título póstumo, Pedro Roldán, acudiendo su esposa María del Carmen Lorente a recogerlo.
El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, ha vinculado en su discurso patria y Constitución, considerando la Carta Magna como el “mejor episodio de nuestra historia contemporánea” en una España que, cada vez más, demuestra ser una “nación avanzada”. En su discurso, además de ensalzar Ceuta como el mejor “reflejo de los valores constitucionales” como “defensa de la unidad de España” y ejemplo de “convivencia de todos”, ha lanzado una crítica directa a la corrupción.
La ha definido como “un mal insoportable” que “desprestigia las instituciones y quiebra la honestidad de los servidores públicos”. Ha lanzado un mensaje, reclamando que “se combata sin excusas” pero, a su vez, ha pedido, como algo que no es incompatible, que se respete “la presunción de inocencia” sin acusar a cargos públicos condenándolos socialmente antes de que lo sean por la justicia.
Tampoco ha olvidado Vivas a las víctimas del terrorismo, porque, ha insistido, “no deben ser olvidadas” ya que “sus heridas” son “nuestro dolor”.
El delegado del Gobierno, Nicolás Fernández Cucurull, ha remarcado una clave: la concordia, como idea conseguida gracias a una Carta Magna que ha defendido a ultranza como fuente de derechos y libertades. “Su aprobación trajo a nuestra nación el periodo más largo y fructífero de convivencia, democracia y bienestar de toda nuestra historia”.
A juicio de Cucurull la palabra que mejor resume el proceso vivido hace ya casi 40 años es “concordia”, y “creo que la clave de nuestros días es precisamente no perder como referente esa idea, que los constituyentes tradujeron en los principios recogidos en nuestra Constitución: unidad, pluralidad, consenso, solidaridad…”.
Ante las voces que piden su reforma, el delegado ha insistido en que es “necesario volver a reconocer y valorar que el marco de estabilidad aportado por el texto constitucional ha propiciado en la sociedad española un proceso de modernización social sin parangón”. “Si las reglas constitucionales pudiesen ser modificadas por una mayoría simple, no podrían tener estabilidad, es decir, permanencia en el tiempo para cumplir su primordial finalidad de garantizar la libertad y la seguridad”, ha añadido, insistiendo en que “el constitucionalismo” es un legado para las generaciones venideras, sin “perjuicio de que se pueda avanzar en el estudio pausado de una posible reforma”.
Con la entrega de flores ante el monumento a la Constitución se han cerrado los actos oficiales que, una vez más, han tenido solo repercusión entre los representantes públicos mientras la ciudadanía celebraba su fiesta o su puente.