El magistrado del Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta ha dejado este lunes visto para sentencia el juicio seguido contra tres acusados de un delito de maltrato animal por la muerte de una vaca ocurrida en plena calle, en Loma Colmenar, en julio de 2021. Este caso adquirió relevancia mediática después de que se colgaran en redes sociales varios vídeos sobre lo ocurrido y la Consejería de Sanidad iniciara una investigación de oficio.
Dos de los procesados, los llamados S.L.A. y M.Ch.M., han reconocido que se encontraban en ese lugar y participaron en un sacrificio que se hizo sin método previo de aturdimiento. La vaca sufrió un gran estrés, ya que fue atada a la fuerza, volteada ante una turba de personas y sacrificada permaneciendo varios minutos hasta desangrarse por completo. Para los dos el Ministerio Fiscal ha rebajado su petición inicial de condena, de 18 a 6 meses de cárcel y de 4 a 2 años de prohibición de posesión de animales y de inhabilitación para trabajos vinculados a ellos. La pena quedaría suspendida por lo que las respectivas defensas se han mostrado favorables a las mismas. En cambio para el acusado I.Ch.M., el único que ha negado maltrato y sufrimiento del animal, mantiene la misma petición de hasta año y medio de prisión.
En el turno de declaraciones, los dos acusados que han reconocido los hechos han indicado que esa muerte se hizo sin haber adormecido antes al animal, atándola y estresándola.
En el caso de I.Ch.M., que fue quien le cortó el cuello, ha recordado que ese verano no había corderos para sacrificar ni carpas de sacrificios. Con esa excusa se hicieron con una vaca que llevaron en un vehículo hasta Loma Colmenar, donde se hizo cargo de darle muerte porque “sabe” cómo hacerlo. Desde su punto de vista solo sufrió cuando se la tumbó, matizando que estaba nerviosa porque olió sangre de borregos sacrificados antes.
Ha declarado que por tradición no se le inyecta nada al animal previamente y que se hizo un rezo antes, por lo que el animal estaba tranquilo. Ha estimado que tardó un minuto en morir dejando claro que hizo todo lo posible para que no sufriera. La vaca al ser muy grande tardó más en desangrarse. Aunque no es matarife profesional ha alegado que es quien sacrifica los borregos en casa, por lo que tiene experiencia y niega que haya otras maneras para evitar sufrimiento al animal.
“Se compró la vaca en el último momento porque no había borregos, los camiones no llegaron y no había animales para celebrar la fiesta”, ha alegado el acusado, que ha señalado que la res fue degollada en la calle porque “en los pisos no se podía”.
Los agentes de la Policía Local que identificaron a algunos de los participantes en esta muerte, ocurrida en plena vía pública, fueron encomendados a tal labor después de la difusión de vídeos por redes sociales. Una semana después daban con algunos de los implicados, precisamente los que este lunes se han sentado en el banquillo. A uno de ellos fue fácil identificarlo porque ya la Policía lo conocía.
Fue la Jefatura la que encomendó esta labor, dando con quien, por ejemplo, hizo el corte al animal además de otros participantes.
En su informe, la representante del Ministerio Fiscal ha indicado que se produjo un maltrato animal. ya que se trasladó a la vaca estresada y le cortaron el cuello sin evitar su sufrimiento. Tal y como ha reflejado en su informe, no se trata de debatir si se siguió un rito u otro, sino de si se echaron mano de medidas para impedir padecimientos innecesarios al ejemplar vacuno, algo que mantiene no se hizo. “La vaca estaba nerviosa, la tiraron al suelo, se le subieron los encima y tardó minutos en morir por lo que sufrió de forma continuada”, ha repasado.
La Fiscalía no cree que el haber rezado antes la hubiera calmado cuando solo se oían “gritos” alrededor. El animal terminó ahogándose en su propia sangre e incluso reaccionaba al baldeo del lugar con cubos de agua. No se habla por tanto de matar o no ni de un rito u otro, sino “de causar un sufrimiento innecesario”.
La defensa del único acusado que no reconoce los hechos ha hecho hincapié en que se siguieron los métodos sin incurrirse en un sacrificio doloso ni causando dolor. Según su exposición, en tiempos de COVID no había carpas, lo que llevó a hacer el sacrificio en la calle, ni borregos suficientes, por lo que recurrieron a una vaca. Ha mantenido la petición de absolución para su patrocinado con el argumento de que “cumplió el ritual”.
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