El grupo de feligreses de la Virgen del Carmen de la Almadraba vio el 1 de noviembre de 1940 cómo se oficiaba la primera eucaristía en una capilla que más tarde pasó a denominarse Iglesia de Nuestra Señora del Carmen.
Desde entonces ellos se encargan de mantener la festividad de la Patrona de los Mares, una devoción heredada de sus mayores y que se remonta a principios del siglo XX.
FaroTV ha hablado con algunos de los miembros más antiguos de este grupo de feligreses para conocer más sobre sus orígenes y la devoción que sienten por la imagen de la Virgen del Carmen.
Entre ellos están Juan Damián García, Trini Resua y Eduardo Pareja, quienes “hemos heredado de nuestros mayores esta devoción, esta tradición, esta costumbre y lo que procuramos es mantenerla y transmitirla a sucesivas generaciones”, detalla Damián García.
Según cuenta, para conocer la génesis de esta devoción hay que remontarse “a principios del siglo XX, a esa coyuntura social, económica, política y religiosa que existía en aquella época. En aquellos primeros años de 1900 España tenía todo el protectorado de Marruecos y la demanda y la oferta de sector primario como es la pesca, imagínate, esta amplia Bahía Sur, más toda la zona de Restinga, Cabo Negro... Disponíamos en Ceuta de la flota pesquera de bajura más grande de España”.
Esto hizo que la coyuntura social la formaran familias numerosas “desde la Línea de la Concepción, Estepona, Málaga y, sobre todo, de una localidad concreta andaluza que es Cabo de Gata, en Almería. Familias marineras cuyos armadores y patronos han servido para mantener la devoción a la que era la patrona suya, la patrona de los marineros, la Virgen del Carmen”, detalla.
También hay que tener en cuenta que en esos años la religión era un pilar fundamental en la sociedad y de todo ello “nace lo que yo siempre he considerado un respeto y un reconocimiento por las costumbres y tradiciones de nuestros mayores y un fomento y un amparo a las generaciones presentes y a las que vienen en el día de mañana, que tenemos que transmitírselas”.
La Capilla de la Virgen de la Almadraba está cerrada y la imagen está en la Catedral
García recuerda que antes, “cuando llegaba la Virgen del Carmen, era el preludio de las fiestas patronales de Ceuta. Aquí se hacían verbenas durante tres días y las personas de mediana edad y mayores te pueden explicar, fundamentar y razonar, y hay muchas imágenes de ello, la multitud de gente que se aglomeraba aquí en la playa de la Almadraba”.
Una de las personas que ha vivido gran parte de la historia de esta devoción por la Virgen del Carmen es Eduardo Pareja, uno de los más antiguos, aunque “quedamos tres. Uno es el presidente de la casa de Ceuta en Melilla, Ramón de la Cruz; otro es José de Marcos y yo”, quienes llevan 59 años formando parte de este grupo de feligreses de la Virgen del Carmen.
Pareja recuerda cuando ellos eran unos niños y “venían de Plaza de África, el día anterior al de la Virgen, y cogían con un taxi y le echaban una manta encima a la Virgen, se la llevaban y paseaban allí en la ciudad.Entonces nos reunimos en la noche los amigos y dijimos que hasta aquí hemos llegado. Dijimos que ya esto era para nosotros. Entonces, Ramón de la Cruz , que estaba trabajando aquí en la playa de galafate, carpintero de Ribera y que arreglaba los barcos y esas cosas, hizo unas parihuelas y al otro día salimos 15 o 16. Ahí empezó todo hasta el día de hoy”.
Uno de los momentos más complicados que le ha tocado vivir a este devoto fue el cierre de la capilla, cuando se vieron obligados a trasladar la imagen a la Catedral. Según ha recordado, un día, “haciendo la eucaristía se cayó un trozo de techo, vinieron, lo vieron y dijeron que la capilla estaba en mal estado, que había que clausurarla y se ha cerrado”.
De eso hace ya seis años y ahora está en marcha un nuevo proyecto para construir una nueva. Pareja espera “que el año que viene podamos salir desde ella. Sé que están las cosas muy adelantadas”, confiesa.
A pesar de estos momentos difíciles que han tenido que vivir, Eduardo Pareja echa la vista atrás y se queda con los recuerdos más emotivos que transmiten esa devoción por la Virgen, como “cuando hemos llegado al mar con nuestra Virgen, que había olas que han traspasado la imagen y los costaleros me decían ‘esta va al agua eh, haya lo que haya tiene que ir al agua’ y la han metido”.
También otro día de levante fuerte que “en el muelle había un matrimonio mayor y muy bien vestido, pero yo los noté muy nerviosos. Yo le dije a mi hijo, ‘ten cuidado con ese matrimonio que hay allí que cuando menos lo esperemos van a la mar y efectivamente, en el primer chapuzón que pegamos los dos a la mar y mi hijo con dos o tres amigos más los sacaron y al llegar aquí se abrazaron los dos. Y esto es lo que te hace seguir otro año más”, expresa Eduardo Pareja.
Su mujer, Trini Resua, también está implicada en este grupo a través de la pasión de su marido y se encarga de arreglar la imagen de la Virgen y la flores.
“Yo empecé hace 40 años. Venía aquí y había una señora que se llamaba Felisa y me dio el gusanillo de empezar a ayudarle a arreglar la Virgen. Y ahí empezó mi carrera”, relata.
Eduardo Pareja lleva 59 años formando parte de este grupo de fieles de la Virgen del Carmen
Para su día, pueden tardar hasta cinco horas en prepararla y adelanta que “este año va a ir con claveles blancos”.
Además, a lo largo del año, cada sábado “tiene la Virgen del Carmen un centro y la tenemos arreglaíta, hay que estar todo el año con ella”.
A pesar de su devoción, Trini Resua lamenta que “lo tengo que dejar. Llevo diciéndolo muchos años, pero luego llega la hora y me echo para atrás, pero en cuanto Dios quiera y tengamos la capillita en el otro sitio, estaré, ayudaré, pero enseñaré a otras personas que sigan su ruta”.
La devoción por la Virgen del Carmen de estos fieles hace posible que esta tradición se mantenga año tras año y esperan que continúe gracias a las nuevas generaciones.