Encontrarse con la Virgen de África es ir en busca de la historia de Ceuta, bucear hasta el corazón de una ciudad que conserva en ella sus mejores tesoros. A mitad de cada verano, toda la ciudad se detiene y vuelve su mirada hacia la que es Patrona de los ceutíes pero, también, el referente de las cuatro culturas de la Perla del Mediterráneo.
Desde hace cinco siglos preside la ciudad desde su centro cardinal, contemplando, bajo su atenta mirada, todo lo que aquí ocurre. La llegada de la Virgen de África a Ceuta podría entenderse como su primera procesión, un hecho insólito que ya la diferencia de otras devociones.
“Yo siempre digo que la primera procesión de la Virgen de África fue su desembarco en la playa de la Sangre, que ahora es el puerto náutico, y su traslado hasta la que fue su primera ermita, que ahora es el santuario”. Son las palabras de Arturo Fuentes, un historiador que conoce este relato como si fuera el de un antepasado suyo.
Aquella playa, la de la Sangre, era así conocida porque allí fueron martirizados San Daniel y sus compañeros. Se cuenta que por ella corrían ríos de sangre.
Desde la llegada de la imagen de la Virgen a la ciudad, todo a su alrededor ha formado un hermoso relato de amor en el que Ella ha sido la madre amantísima preferida de los ceutíes.
El mayordomo de la Cofradía de África, César Gómez-Höhr, lo confirma en el ardor que transmite su mirada mientras habla de la Patrona. “Sigue siendo un referente para todos. Si hay una devoción en Ceuta, es Ella”. No tiene dudas aunque se apena porque, como a todo, la secularización también le afecta. Sin embargo, Gómez-Höhr se muestra esperanzado con respecto al futuro y lo tiene claro: “Nada se puede poner al lado de la devoción de la Virgen de África”.
Las peculiaridades de la devoción a la Virgen de África nacen en la forma artística de la propia imagen. Todo el dolor que encierra su expresión se convierte en amor en la tarde de cada cinco de agosto cuando renueva su protección sobre el Estrecho, alcanzando más allá de las propias columnas de Hércules.
El historiador Arturo Fuentes reconoce que, allá donde va, habla de su Virgen de África, la lleva como un estandarte que ondea con devoción y orgullo. Estudioso de la imagen de la Virgen, considera que es una peculiaridad que “encontrar una imagen de tanto dolor, de gloria, que despierte tanta devoción, es algo digno de mención”.
La Patrona de Ceuta desvela desde la presidencia que ocupa en la ciudad un misterio que está presente, cada día, entre los caballas: como si fuera un nuevo nacimiento, la Virgen de África sostiene a su recién nacido, bajado de la cruz, para enseñarlo a todos los que se arrodillan ante ella.
“La Virgen de África tiene a Cristo en los brazos y lo entrega, recordando el pasaje de las bodas de Canán, recordando las palabras del Evangelio: ‘Haced lo que Él os diga’”, explica el profesor Fuentes.
Carne de su carne, Ceuta ha hecho de la Virgen de África su principal faro, la luz que ilumina los días, la mejor de las estrellas, siempre vigilante. Por eso, Ceuta la conserva como Patrona principal desde el día de su desembarco.
“Esta ciudad -cuenta el mayordomo de la Virgen- conserva eso, que Ella es la Patrona desde el primer día y nada ha cambiado. Es la Patrona desde que llegó”.
Una característica muy peculiar de la Virgen de África es que su patronazgo sobre Ceuta ha sobrevivido a los cambios políticos y sociales de todos los tiempos. Aunque siempre ha sido frecuente que los patronos de las grandes urbes variasen en función de los gobernantes de cada época, en el caso de Ceuta, la Virgen de África se ha mantenido como Patrona de la ciudad durante los cinco siglos que aquí lleva, un hecho poco frecuente si se compara con otras ciudades. Y es que, la devoción de su pueblo, así lo ha seguido pidiendo con el paso del tiempo
A partir de la Guerra Civil, la Virgen de África comienza a procesionar de forma regular y ordenada, algo que no se producía con anterioridad, sino que únicamente salía a la calle por algún motivo especial. Para interceder contra la peste o por motivo bélicos. Sin embargo, la estampa más insólita, como cuenta el historiador Arturo Fuentes, es la de la Virgen de África bajo palio, un hecho que estuvo a punto de producirse en 1939 con motivo del final de la contienda. Algo que no llegó a producirse.
Según el mayordomo de la Cofradía de la Virgen de África, César Gómez-Höhr, la devoción a la Patrona de Ceuta ha sido la mayor de la ciudad a lo largo del tiempo, solo comparable a la del Cristo de Medinaceli, que sale en Semana Santa.
En la imagen superior se muestra a la Virgen de África en un óleo de finales del siglo XVIII, donde se puede ver a la imagen vestida con manto, saya y tocado. “Desde 1651 hay constancia de que la Virgen se vestía así, hasta el 9 de noviembre de 1946”, confirma el historiador Arturo Fuentes. Por su parte, el mayordomo de la Cofradía, César Gómez-Höhr, cuenta que la vestimenta de la Virgen ha llegado a tapar a Cristo muerto en su regazo, algo que ya no se ve a día de hoy.
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