Villajovita: homenaje a una vecina

Esta barriada se remonta a principios del siglo XX y rezuma historia por sus cuatro costados. Uno de los lugares más típicos que aún recuerdan muchos vecinos es el Centro Cultural de Villajovita, que recogía una amplia diversidad de actividades en Reyes, Carnavales, o simplemente con la celebración de campeonatos de mus con otras barriadas.

En los años 60, los socios abandonan el centro como tal y se constituyen en cooperativa para edificar un bloque de viviendas. La iglesia de San Juan, patrón de la barriada o la conocida colonia Weil también vienen a dejar constancia de la historia de esta barriada. Una de las zonas más antiguas se ubica en el conocido como Pasaje Bentolila, donde las casas de una sola planta rememoran las edificaciones originales de Villajovita. Pero además existen rincones actuales que nacen de la inquietud de parte de los vecinos de confesión musulmana. Así nació una pequeña mezquita instalada en un local particular cedido por un ciudadano. “Se edificó en 2013, que en la era musulmana corresponde a 1434. Aquí también se dan clases de Islam para los niños y estamos muy orgullosos de lo que se ha hecho”, apunta uno de los vecinos, Abdelkader Hamed. Años después, todas estas zonas y numerosos recuerdos se recopilan en el libro ‘Crónicas de Villajovita’, autoría de Miguel Ángel López, en colaboración con Francisco Díaz, Aquilino Melgar y José Carracao. El libro recoge la historia de los niños que vivían en los años 60 en esta barriada. En resumen en una reflexión sobre la vida de hace 50 años y un repaso a la forma de vivir que muchos vecinos aún recuerdan, pero que, reconocen, ya se ha perdido en la actualidad.

Origen

El origen de la barriada procede del nombre de una vecina: Jovita, que bautizó su finca como ‘Villa Jovita’. Así surgió el nombre de esta barriada, una de las que más solera tiene en la ciudad. Era la época en que las pequeñas tiendas de ultramarinos y sus tenderos también formaban parte de un escenario de casitas bajas y de vecinos que se reunían para organizar distintas actividades y charlas nocturnas a las puertas de las viviendas. Uno de sus capítulos recuerda a esta vecina, cuya vivienda se construyó en 1915 y fue una de las primeras que se levantó en la zona. Pertenecía a la familia Casares Vázquez, procedente de Galicia y que llegó a Ceuta debido a que su progenitor, funcionario de prisiones fue destinado al presidio del Monte Hacho. A su llegada a nuestra ciudad, Jovita tenía 3 años. Se casó con un ceutí y tuvo cinco hijos aunque, a día de hoy, ningún miembro de la familia reside en la ciudad.

Los vecinos

José Viaga: siete décadas en la barriada

José Viaga puede jactarse de ser el vecino más antiguo de la barriada. Tiene 71 años y es la segunda generación de su familia que viven en esta zona, en la que también reside un hermano. “Llevo toda mi vida viviendo aquí, mis padres vivieron aquí y, aunque casi toda mi familia se ha ido a la península, yo seguiré en este barrio”, asegura. Siete décadas dan para mucho y José aún recuerda la forma de vida de hace años, cuando era un niño que recorría los callejones de este barrio. Un barrio, no obstante, “que ha dado un giro de 90º” se lamenta. “La manera de vivir de antes era mucho mejor. Las amistades eran más estrechas y nos reuníamos mucho, porque la gente estaba más unida. Todo eso ya se ha perdido”.

Amina Naime: el mejor té de Villajovita

Hay un lugar en Villajovita donde los vecinos pueden disfrutar de un buen té o algo para comer. Se trata de la ‘Hamburguesería El Rubio’, ubicada en las inmediaciones del Instituto de Educación Secundaria Almina y el campo de fútbol Benoliel. Está regentada desde hace 28 años por Amina Naime y su marido, “quien prepara los mejores té de Ceuta”, comenta uno de los clientes habituales. Aunque durante un tiempo Amina se vio obligada a abandonar el negocio por problemas familiares, ahora vuelve con una sonrisa en la cara y una amabilidad de la que hace gala constantemente. “Esta barriada es muy buena, todos nos conocemos y aquí llevo casi 30 años sirviendo desayunos a los estudiantes y meriendas para todos”, explica Amina, quien se enorgullece de contar con la “mejor clientela” que se reúne al atardecer para disfrutar de un té ante la inigualable vista de las Murallas Mariníes.

Las Murallas Mariníes

Un emblema que rememora la época de esplendor del sultanato de Abú Said

Las Murallas Mariníes (y no Merinidas como muchos aún denominan) tienen su origen en 1328 durante la época del sultanato de Abú Said cuando éste decide construir un recinto denominado ‘afrag’ fuera de los límites de la ciudad, debido a su desconfianza hacia la población ceutí. A esta ciudadela se traslada con su corte y tropas, “Tiene un perímetro de más de dos kilómetros de longitud, del que sólo se conserva una pequeña parte. Estaba dotada del palacio del sultán, bibliotecas, mezquita y residencias para la tropa”, explica el arqueólogo José Manuel Pérez Rivera. Su abandono definitivo se produce en el siglo XIX, aunque la expansión de la ciudad y el nacimiento de la barriada lleva a la preocupación por esta muralla, afectada por la cercanía de algunas viviendas. Entre la década de los 50 y los 70 comienzan las primeras actuaciones de restauración, pero en el año 2000 las fuertes lluvias provocan la caída del terreno y aparición de importantes fracturas que obligan a la aprobación, en 2003, del Plan Especial de Protección de las Murallas Mariníes, por una partida de 176 millones. “Contemplaba la eliminación de los cuarteles del Parque de Artillería apoyados en las murallas, eliminación de las viviendas adosadas, recuperación de lienzos o creación de un centro de interpretación, aunque desde 2003 no se ha hecho nada”. Algunos vecinos sí se han preocupado, si no por su mantenimiento, sí por embellecer la zona aportando áreas verdes. Es el caso de Abdelkader Hamed,que hace una década plantó unas palmeras que ya han comenzado a brotar.

Quejas y demandas

La falta de aparcamientos, uno de los mayores problemas en el barrio

El problema del aparcamiento es más que evidente en esta zona, especialmente en horas puntas, como la entrada o salida al instituto o durante la celebración de partidos de fútbol. “Es evidente que tenemos un espacio limitado, cada vez hay más coches y sólo tenemos una entrada, la que viene de Zurrón. Es la queja generalizada y tenemos que buscar una solución inmediata”, apunta el presidente de la FPAV, Hamid Jotar. Una de las vecinas se queja de la actuación acometida por uno de los ciudadanos de Villajovita que, “sin darnos ninguna explicación”, ha colocado vallas para evitar los aparcamientos en una de esas calles. “Es verdad que son estrechas y dijeron que por ahí no pasaba un coche de Bomberos, pero aquí se ha aparcado muchos años y un día nos encontramos con unas vallas y un cartel explicando que se iba a pintar la fachada de unos garajes de propiedad privada”. Esta vecina lamenta la falta de información y denuncia que, sin embargo, este particular no ha solucionado el desagüe que procede de su propiedad. “Constantemente está cayendo agua y la calle está siempre mojada. Hace años nos dijeron que se iba a construir un vial y aún no se ha abierto la calle”.

La bocacalle Zorrilla, una zona de riesgo, sobre todo para los niños

El representante vecinal, Hamid Jotar, alude a “abandono institucional de la barriada”, al considerar que los responsables políticos “no terminan de materializar las quejas formales que hemos presentado”. El ejemplo que pone es el de la bocacalle Zorrilla que finaliza en un acantilado de casi tres metros de altura. “Se ha pensado en construir unas escaleras o rampa de acceso para evitar el riesgo de caída, sobre todo para los niños que juegan por ahí”. La respuesta, hasta el momento, es que el proyecto “está avanzando, entre comillas, como dicen los políticos”, añade Jotar.

Solares y garajes abandonados: focos de infección

La presencia de zonas en un lamentable estado de saneamiento no es ajena a Villajovita. Hassan Ahmed sufre a diario esta problemática por un solar abandonado donde los vecinos tiran las basuras, hasta haber convertido el lugar en un vertedero improvisado. “El solar tiene dueño pero está abandonado desde hace diez años. Los niños se han hecho una casa de madera en un árbol y le han prendido fuego”, se lamenta. Sus quejas a la Ciudad han caído en saco roto y en verano la situación empeora. “Nos dicen que es el dueño quien tiene que arreglarlo, pero no lo hace y cuando llega el calor se hace insoportable el olor. Hay animales muertos, ratas y serpientes. Esto es una vergüenza”. No es la única zona de la que el propietario se ha desentendido. Un garaje que permanece desde hace 15 años cerrado con una reja es claro ejemplo de la dejadez de estos ciudadanos que un día abandonaron la barriada y, con ello, el mantenimiento de sus propiedades. “Esto es un foco de ratas y cucarachas. Nadie limpia el aparcamiento y no hacen caso a nuestras quejas”, apunta uno de los vocales de la FPAV, Antonio Espinosa.

No disponen de local para realizar actividades

Una de las demandas de la Asociación de Vecinos es la carencia de un local en el que organizar las típicas actividades de una barriada. Si bien durante décadas han contado con él, la dimisión del anterior presidente vecinal ha paralizado la celebración de todo tipo de actos. “Entregó las llaves del local social y la documentación a la Ciudad. Acordó retirar todas las pertenencias e incluso la documentación”, explica Jotar. A día de hoy, añade, aún no han recibido una explicación al respecto. “Sólo me he encontrado con trabas y obstáculos al respecto y esto afecta en que no podemos realizar ninguna actividad”.

Los pequeños piden zonas de esparcimiento para “no molestar”

Los más pequeños ya tienen claro qué es lo que necesita la barriada y así se lo han trasladado al presidente de la misma. “Queremos un campo de fútbol para no molestar a los vecinos, un parque para los niños pequeños y un lugar donde montar en bici para que no nos atropellen y tampoco atropellar nosotros a nadie”. Son las palabras de tres los pequeños de Villajovita que, pese a su corta edad, tienen bien claras sus peticiones. “Las vamos a trasladar al presidente de la Ciudad a ver si nos hacen caso”, alude Jotar.