Villa Aurora: una antigua barriada que aún respira familiaridad

Ubicada cerca de ‘Doce de Diciembre’, es un barrio pequeño cuyas viviendas han pasado de generación en generación en un ambiente muy tranquilo

Villa Aurora cuenta con ocho décadas de existencia. Ochenta años de vida que comenzaron con las familias de pescadores, algunos de cuyos descendientes aún residen allí. La vida casi sigue siendo igual de familiar ya que las viviendas han ido pasando de generación en generación, con apenas cambios en algunas de ellas. “Los vecinos nos llevamos muy bien, no tenemos problemas. Lo  único que ocurre es que no se acerca nadie a ver como estamos y no se acuerdan de los vecinos para nada. No saben si hay vallas para las escaleras o si los mayores pueden moverse por aquí o tampoco saben que la parada de autobús es descubierta y si llueve nos mojamos”, apunta una de las vocales de la asociación de vecinos de Villa Aurora, Auixa Abdelkader.
Uno de las quejas más generalizadas es la relativa al alcantarillado, prácticamente inexistente. Entre dos viviendas existe un pequeño callejón sin ningún tipo de desagüe que anega las zonas comunes de las dos casas. “El saneamiento es muy deficiente y los propios vecinos hemos tenido que pagar de nuestro bolsillo una alcantarilla para que el agua siga corriendo, además de que estamos constantemente baldeando”, explica el presidente de asociación de vecinos de Villa Aurora, Sufian Mustafa.
El problema afecta especialmente a una vecina que sufre la inundación de su vivienda cada vez que llegan las lluvias, ya que el agua se cuela a través de una ventana que se encuentra a ras de suelo. “He tenido que ponerle unas maderas o algo de plástico fuerte para que no le entre agua”.
Pese a las demandas que han presentado a la Ciudad, Mustafa considera que “se encargan del Centro, pero lo que es la periferia la tienen bastante abandonada. Sólo vienen antes del 16 de julio para la Virgen del Carmen, ponen flores y pintan la zona de fuera por donde pasa el alcalde y los cargos públicos, pero nadie se ha interesado por venir a ver cómo está la barriada”.
Aunque existen accesos al barrio, no todos suelen ser lo suficientemente adecuados. Uno de ellos transcurre a través de un estrecho callejón que colinda con un muro “que ya está dando de sí” y tras el cual se esconde un barranco al que tiran escombros. “Los que hacen esto no son gente de la barriada. Son personas que vienen con coches y furgonetas y ahí tiran sus escombros. La vecina cuya casa da al barranco no puede abrir la ventana para que no entren ratas, serpientes o insectos”, apostilla Mustafa.
Precisamente, el tema del saneamiento brilla por su ausencia y es que la carencia de papeleras y contenedores es visible en todo el barrio. “Cada vecino tiene que esperar la hora estipulada para tirar las basuras y salir de la barriada para llevarla hasta la carretera que es donde están los contenedores”, asevera Mustafa.

Los vecinos son los propios jardineros

Los propios vecinos se encargan del cuidado de los dos jardines de la barriada. Ambos se encuentran rodeados de una valla que quieren retirar al no ser la más adecuada para este espacio de vegetación y plantas. “Están muy florecidos pero bastante abandonados por el vallado que no está acondicionado para un jardín como éste, pero se ha colocado para que nadie pueda acceder. Dentro hay basura pero ni las Brigadas Verdes, ni el Plan de Empleo vienen a limpiar y son los vecinos los que se encargan de esta tarea, riegan las plantas y de paso baldean la barriada”, apunta Mustafa. En un segundo parterre hay dos olivos plantados desde hace años. “Llevan aquí diez años, me los trajo un amigo de Saucejo, un pueblo sevillano, y hace unos meses dieron bastantes aceitunas que se repartieron entre los vecinos”.
La junta directiva de la AAVV pide que la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos,  “que no nos hace caso”, coloque un vallado más adecuado. “Que no sea tercermundista porque éste se ha oxidado y cualquier día un niño se lo va a clavar y le va a pasar algo”. Por otra parte, las propias vecinas reclaman un espacio para colocar su propio jardín. “Hay un hueco sin utilizar, pedí que me lo arreglarán para utilizarlo como jardín y me respondieron que no tenían plantas. Yo no les pido plantas porque tengo suficientes para ponerlas yo misma, sólo que me arreglen el sitio y del resto nos encargamos una vecina y yo”, asevera Auixa Abdelkader.

Carencia de barandillas

Las numerosas escaleras que conectan las distintas zonas de la barriada no disponen de barandillas que ayuden a las personas mayores a trasladarse por el barrio.
La cuestión se agrava en el caso de familias que tienen entre sus miembros a personas que requieren de los servicios de ambulancias para trasladar a sus familiares hasta algún centro médico. “Tengo a mi suegro paralizado de medio cuerpo y la ambulancia tiene que venir diariamente a recogerlo. No se puede sujetar a la barandilla y lo tienen que bajar a peso”, se lamenta Nihad Ahmed.
Es una de las reclamaciones más habituales de los vecinos. Aunque algunos tramos de escaleras sí se han habilitado con barandillas, no en todos los cas ocurre lo mismo. En algunos los bordea un muro que se encuentra en un estado lamentable. “El muro está resquebrajado por la lluvia y algún día va a ocurrir una desgracia porque va a caer sobre alguien. Pasa lo mismo con el acerado que está en muy mal estado. Esperemos que nos hagan caso y vengan a arreglar todos estos desperfectos porque nadie nos hace caso y no se pasan por aquí”, apostilla Mustafa.

Toda la vida en el barrio

Fatima Sora Mohamed lleva 44 años en la barriada. Allí nacieron sus hijos y reconoce que, aunque la relación con sus vecinos es “muy buena”, antes se vivía mejor. “Había fiestas y teníamos las puertas abiertas, pero ahora tenemos que tenerlas cerradas porque hay muchos ladrones. A mí me entraron por el tejado y tendría que poner un tabique pero soy pensionista y no puedo”.
El presidente de la asociación vecinal corrobora sus palabras e insiste en que cada vez hay menos seguridad que antes. “Es verdad que podíamos tener las puertas abiertas. Hoy tenemos un problema con los MENA que están muy cerca y suelen venir por aquí. Como dejes la ropa tendida en la puerta la roban”, asevera.
Otro problema que sufre esta vecina  es el paso indiscriminado de las motos por delante de su vivienda. “Tengo asma y alergia, pasan justo por delante de mi ventana y entra todo el humo en mi casa. Pero el problema es que son personas que no viven en la barriada y circulan muy rápido sin ninguna consideración”.
Reduan Mohamed es otro de los vecinos más antiguos. Lleva toda su vida en Villa Aurora, 33 años, y asegura que “se vive muy bien, las personas nos llevamos estupendamente. Convivimos cristianos y musulmanes sin problemas. Es muy buen barrio, muy tranquilo. Sólo hace falta que vengan a arreglar las cosas que faltan”.

Local social

Hasta hace diez años no tenían asociación de vecinos, pero recientemente decidieron fundar esta entidad para comenzar a organizar actividades dirigidas a los más pequeños del barrio. El siguiente paso, la consecución de un local social, es el objetivo a alcanzar. “Siempre nos hemos reunido en las puertas de las viviendas o en la entrada de la barriada. Ahora hemos empezado a cobrar una cuota para hacer fiestas y actividades en 2017. A ver si con la ayuda de la Federación de Vecinos y la Ciudad nos habilitan un local”, explica Mustafa.
El espacio está decidido. “Un aparcamiento de coches que es  propiedad de la Ciudad. No es necesario que haya mucho sitio, con un pequeño espacio se podría realizar la obra”.

Pasos de cebra

La seguridad vial es otra de las problemáticas que más afectan a los vecinos. A través de la calle Argentina se accede a Villa Aurora mediante un paso de cebra, al parecer poco seguro, según apostilla Mustafa. “Es una cuesta por la que tanto coches como motos vienen muy deprisa. Es un riesgo para los vecinos que cruzan y se pueden producir atropellos”.
La solución es la colocación de badenes elevados para reducir la alta velocidad a la que circulan los vehículos. “Se colocaron tres badenes, pero no es suficiente y queremos que nos instalen más”.
Además, los pasos de cebra no son suficientemente visibles debido a la pintura. “Está muy clara y, además, no se qué tipo de pintura es porque resbala bastante y hay que ir con mucho cuidado especialmente en días de lluvia”, comenta Mustafa.  

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