El acuartelamiento de González Tablas ha acogido una formación militar de Viernes Regular a cargo del Grupo Regulares de Ceuta número 54. Un acto que además de constituir una forma de expresión externa de los valores, tradiciones, usos y costumbres de los Regulares, supone un homenaje a los que dieron su vida por España. En su alocución, el coronel jefe de Regulares número 54, Alfonso Javier Bueno, ha hecho una mención expresa a la prenda que más distingue a los soldados regulares, el Tarbuch, aludiendo a su historia pero también a lo que significa portarla. “Corría el año 1925. Los Regulares ya llevaban catorce años combatiendo, demostrando ser una unidad de élite que, utilizada en la extrema vanguardia, había contribuido a las mayores gestas de nuestro ejército en el norte de África. Se lograron victorias y se forjaron héroes. Se recibieron las máximas condecoraciones, tanto a nivel colectivo como individual, pero se pagó un alto precio”, ha expuesto ante los presentes, los jefes de Unidad, los antiguos jefes del Grupo o la Hermandad de Veteranos. “A mediados de ese año, las numerosas bajas por herida de bala en la cabeza obligaron al general jefe del Ejército de Operaciones en Marruecos a dictar una orden” publicada ese mes de junio en la que se aludía al excesivo reconocimiento que podía causar las “gorras rojas”. “Como no debe el mando esperar”, proseguía la orden, “a que se produzca en esta materia una iniciativa de cambio y además conoce bien el espíritu de las Fuerzas Regulares, que solo por obediencia la aceptarían, ha tenido a bien disponer que en todas las unidades en las que lleven gorros de color, sean sustituidos por un fez kaki, con sus insignias en el frente y un pequeño emblema de la unidad por encima, sin dejar de usar en guarnición las gorras rojas que tanto prestigio han dado en las hazañas”. Así que, a pesar de las bajas, los Regulares siguieron usando el Tarbuch, mantenido hasta la actualidad. “Durante muchos años nos distinguió del terreno que nos rodeaba facilitando la puntería enemiga”, ha recordado el coronel jefe. “Nos obliga a dar siempre una buena imagen, a crear siempre una buena impresión. Nos obliga a ser no solo buenos soldados, sino también a parecerlo. Debemos ser exquisitos en nuestro comportamiento, en nuestras relaciones con nuestros conciudadanos, así como en nuestra uniformidad". “Ya lo decía Calderón de la Barca: ‘No adorna el vestido al pecho, que el pecho adorna al vestido’. Por ello no basta con parecerlo. Hay que serlo. Y para ser buen soldado, buen Regular, hay que esforzarse diariamente, prepararse tanto física y técnicamente, ser abnegado, disciplinado, buen compañero, no tener miedo a tomar la iniciativa o a innovar y tener arrojo para responsabilizar de los propios actos”. “Debemos portar el Tarbuch con orgullo pero sin arrogancia. Orgullosos, sí, pero de ser herederos de aquellos primeros Regulares cuya sangre tiñó los campos de batalla norteafricanos. Y humildes, sabiéndonos una pieza más del engranaje, una herramienta más al servicio de España y de los españoles, no sintiéndonos los primeros, sino queriendo ser los primeros allá donde nos necesiten, en los lugares de mayor riesgo y fatiga, en la extrema vanguardia”, ha expuesto. “Siendo y pareciendo, lograremos siempre que cuando alguien se fije en nosotros al ver el Tarbuch en nuestra cabeza, piense: ‘Ahí va un Regular, digno heredero de aquellos otros que preferían seguir usándolo en combate a pesar del riesgo que ello suponía, que preferían morir en combate distinguiéndose como soldados Regulares”. En el acto ha habido imposición de recompensas, homenaje a quienes dieron su vida por España y desfile de las unidades con el himno de Regulares.