Siguen echándose al mar. La Guardia Civil encadena jornadas consecutivas vigilando el entorno del espigón del Tarajal para localizar a quienes escapan a nado desde Marruecos con el ánimo de cruzar a Ceuta.
El mal tiempo anima esos cruces. Jóvenes enfundados en traje de neopreno, algunos con aletas, otros con flotadores y los más sin nada a lo que aferrarse se dejan llevar por el oleaje aspirando a llegar a este lado de la frontera.
Durante la mañana y también esta tarde, el Servicio Marítimo ha llevado a cabo rescates de personas en el mar. Los localiza con ayuda de los agentes desde tierra y los sube a la embarcación.
Otros, tras permanecer tiempo en el agua, llegan por sus propios medios a la orilla en donde son interceptados por la Benemérita.
En Marruecos la situación sigue siendo la misma, no hay embarcaciones que realicen los servicios que sí ejecuta la Guardia Civil, con lo que el riesgo es mucho mayor.
Más presión sobre los recursos de la Ciudad
Muchos de los que se arrojan al mar son menores de edad. Esto ha provocado que los recursos de los que dispone la Ciudad vuelvan a tensionarse. Lo peor es que no hay freno, es decir, esta situación puede extenderse durante varias jornadas porque el mal tiempo es el que incongruentemente provoca esas huidas cuando son mucho más peligrosas.
La ruta de los espigones se ha convertido en la seguida por estos jóvenes que están accediendo a Ceuta por el lado del Tarajal. Se vuelven a repetir las mismas escenas constantes, arriesgadas y permanentes de meses atrás.
Entre los que llegan, además de marroquíes, hay quienes están identificándose con otras nacionalidades recalcando que son de Argelia, Túnez, Egipto o Siria. Todos son filiados aplicándose la devolución tras la atención prestada por Cruz Roja.
" Marruecos no refuerza" dice, como si fuera una novedad.