La última víctima mortal del coronavirus en Ceuta tenía 69 años y pasó los últimos diez días ingresado por neumonía provocada por coronavirus. Ayer por la mañana ingresó en UCI tras varias crisis respiratorias y horas después fallecía. Esta nueva alma en pagar este peaje macabro se llamaba Juan Luis Jiménez Fernández.
Natural de Playa Benítez, hijo de una esteponera y un ceutí oriundo de El Burgo, vivió su infancia y juventud junto a hermanos, primos y amigos, entre juegos y travesuras. Estudió en Villajovita, en la escuela de Paco Canto, donde aprendió todo lo académico que un buen chaval de la época necesitaba aprender. Su oficio, chapista, se lo enseñó su maestro Alberto.
Tras prestar un durísimo servicio militar en El Aaiún, sigue la estela de sus hermanos mayores y se marcha a trabajar para Dragados en la comunidad valenciana. Allí ve mundo, disfruta de su juventud, de su independencia y de la nueva modernidad española. Durante esos 11 años, conoce a su mujer Lola y nacen sus dos hijas, María y Ángela.
Pero el terruño llama, y no es una llamada que uno pueda ignorar. En el 85 deciden empezar una nueva vida en Ceuta. No sin dificultades, consigue establecerse y termina por montar su propio negocio: el taller que hasta hace pocos años llevaba su nombre. Un taller al que dedicó su vida y que a cambió le proporcionó la vida que él siempre deseó llevar.
A los pocos años consigue mudarse a su Arroyo del Infierno, donde estuvo su casa natal. Construye su casa, con sus propias manos. Cuida sus plantas, sus perros, sus coches y demás vehículos e inventos. Su casa y su familia eran su vida. Qué vacías ahora sin él.
Fue un hombre vital, algo testarudo, simpático y divertido. Hacía y decía siempre lo que quería. Quien lo conocía sabía que no albergaba sentimientos negativos hacia nada ni nadie. Como hijo, marido, padre y abuelo fue cariñoso y entregado. Su familia siempre era lo primero.
Esta terrible enfermedad se lleva a un hombre maravilloso que tenía mil planes e ilusiones por llevar a cabo; y deja destrozados y sin consuelo a su mujer, hijas, yernos, hermanos, cuñados, sobrinos y amigos. Nos quería tanto a todos y nosotros tanto a él.
Sólo nos queda el consuelo de que tuvo una vida plena, la que él quiso vivir, con intensidad y satisfacción. Te querremos y echaremos de menos siempre. Que la tierra te sea leve, papá.
Ahora que no estas
Querido Juanlu, que solos nos dejas. No sabes el esfuerzo tan grande que me supone escribir estas pocas líneas. Nunca pensé que tuviera que despedirme de quien, a pesar de llegar tarde a mi vida, supuso un soplo de aire fresco y una corriente de amistad y complicidad. Es ahora, en el momento de tu partida, cuando acuden a mi mente los gratos momentos que pasamos juntos. Parecía como si un inmenso imán nos atrajera mutuamente y en las diversas ocasiones en las que coincidíamos, nos buscábamos y disfrutábamos en compañía de nuestras esposas.
Cada vez que recordabas que “por mi culpa” habías vuelto a leer un libro, me llenabas el petate del orgullo y me hacías sentir una inmensa satisfacción. Siempre quedara en mi memoria nuestro celebre paseo nocturno por las calles de Málaga llamando a Lola y tu predilección por acudir al Mercado de San Miguel, en Madrid, en vuestras habituales visitas allá por cada mes de enero.
Los amigos y compañeros Veteranos del Sahara que, como tú, nos habéis ido abandonando para marchar al último destacamento, ese que está más allá de las estrellas, formareis la Unidad de vigilancia de los que aquí, no sabemos por cuanto tiempo, quedamos huérfanos de vuestro cariño, de vuestra amistad y de aquellos gratos momentos que pasábamos juntos.
Ahora que, convertido en polvo de estrellas, de esas que alumbraban la noche sahariana, disfrutas del descanso eterno, sabes que aquí quedamos al cuidado de tu familia, de nuestra familia, y que procuraremos arroparlos con nuestro cariño.
Tengo que darte las gracias por haber estado ahí, por haberme permitido disfrutar de tu amistad. Tu ausencia quedará reflejada en los mil y un recuerdos que entre ambos atesorábamos. Aquello que unieron las arenas del desierto no podrá destruirlo este mortal siroco que ahora nos azota..
Gracias por haberme permitido formar parte de tu existencia.
Ya no vas a estar nunca más a mi lado, no podre acompañarte el resto de tu vida, pero siempre estarás presente en lo que quede de la mía.
Donde quieras que estés, recibe un beso y un fuerte abrazo
Fernando J. de la Cuesta/El Diablo Cojuelo
Muchas gracias por tus hermosas y emotivas palabras. Te puedo asegurar que el sentimiento era mutuo, aunque él no lo habría sabido expresar con tanta precisión y belleza. Un abrazo enorme, como vuestra amistad.
Mi mas sentido pésame a su esposa Lola, hijas y demás familia. Fué un gran sahariano, un buen soldado del Sáhara, el mejor amigo que se podía tener, amigo de sus amigos siempre y en todo momento. Vamos a notar mucho tu ausencia, compañero. Descansa en paz
Muchas gracias, Ángel. Qué grandes amigos le trajo el Sáhara. No me extraña este siempre oestuviera presente, de una forma u otra, a lo largo de su vida. Un gran abrazo.
Una gran suerte haberme cruzado por tu camino. Siempre cariñoso y listo para dar grandes consejos de vida. Volveremos a encontrarnos sentados en una sobremesa y escuchando tus experiencias.
DEP y un abrazo a toda la familia
Muchas gracias, Jaime. Seguro que ese reencuentro se produce, pero esperemos que tarde. Un fuerte abrazo a ti también.
Mi más sentido pésame a toda su familia y amigos, D.E.P.
Amigo José Luis, me ha pillado tu repentina muerte en la Península, precisamente en el pueblo de tu padre "El Burgo". Recuerdo cuando llegué al Aaiún a hacer el Servicio Militar y me estabas esperando en el aeropuerto lo que para mí fue una gran alegría. En aquel entonces ya éramos amigos y compartíamos afición por los coches. Espero que te encuentres en el cielo con nuestro gran amigo Paco El Fire que hace años se marchó. Mis condolencias a tu mujer, hijas y toda tu familia. Que en paz descanse.
Muchas gracias, Antonio. Seguro que está con Paco y desde allí nos arropan y cuidan. Cuántos buenos amigos tuvo mi padre. Un cálido abrazo.
Ayer fue un día triste, se fue una persona ejemplar y con una gran vitalidad. Amigo, siento mucho tu perdida.
Me dejas un gran vacío Juan Luis.
Donde estés sabrás ser esa persona bondadosa, servicial y alegre.
Descansa en paz!!
D.E.P.
Mis condolencias a la familia
Ruego tomemos precauciones, para poder parar esta Pandemia-
Muchas gracias. Ojalá todo el mundo se conciencie de una vez y podamos frenar este sinsentido.
Mucho ánimo familia. Descanse en paz.
Muchas gracias.