Escribir para liberarse, para expresarse. Escribir sobre prohibiciones, rebeldía, amor… escribir para dar voz a unos sentimientos, a unas emociones. Escribir porque no se conoce otra forma de darle voz, escribir porque nace, escribir porque a través de la palabra se establece una conexión entre escritor y lector. Es, en resumen, el camino que llevó al poeta Luis García Montero a recorrer el sendero de las humanidades. Y dónde mejor que darlo a conocer que entre aquellos que ahora se están formando, aquellos que atraviesan esa etapa crucial para iniciarse en el mundo del las letras. Crear afición, pasión y admiración. Los afortunados fueron los alumnos del instituto Clara Campoamor, donde el escritor granadino llegó con todo su espíritu de literato que transmitió desde su alma de niño travieso y, un tanto rebelde, que algún día fue.
El salón de actos del centro se llenó progresivamente de alumnos de 1º y 4º de ESO y de los cursos de Bachillerato. Estudiantes que llegaban con aires de obligación y aburrimiento convencidos de someterse a una tórrida charla a lo largo de la que tendrían que sujetarse los párpados. Pero para sorpresa de todos ellos esa hora de literatura, poesía e historias de vida fue de lo más entretenida y absorbente. El granadino recitó en la jerga de los jóvenes y se inmiscuyó entre ellos. Y allí entre la multitud les explicó qué es para él la poesía, los libros, el leer y por qué resulta tan importante.
Entre anécdotas de fechorías, aficiones futbolísticas y planes profesionales futuros, García Montero encontró la empatía que necesitaba para transmitir su mensaje. “Pensad en la importancia de la lengua. La palabra es el tesoro más preciado para una comunidad, es su mayor legado. Sin lenguaje nuestra relación con la realidad se empobrece, por ello debemos cuidarlo porque enriquece la vida”, exponía el poeta. Y entre poesía de Machado, Espronceda y su amado Lorca, el escritor granadino recordó cómo desde bien joven la poesía fue su recurso para enfrentarse a la vida. Cómo a través de ella consiguió educar sus sentimientos y un día llegó a hacerla su profesión, y con ello, él se convirtió en voz de las letras para las nuevas generaciones. Jóvenes cuyo interés por las humanidades está desapareciendo, y esa fue la gran labor ayer del poeta, hacer brillar una luz entre tanta niebla. Y algo consiguió iluminar, porque ojipláticos y cargados de preguntas estos jóvenes alumnos llegaron al final de su encuentro con el poeta.
Fue organizado por el departamento de Lengua y Literatura con motivo del aniversario del centro y aprovechando la visita de García Montero a la ciudad por la Feria del Libro. “Con este encuentro pretendemos que los alumnos encuentren una motivación en la literatura y surja en ellos el germen por la lectura”, comentaba Yolanda Ruiz, profesora de Lengua y Literatura.
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