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“Veo a Ceuta desconectada de la filosofía de compartir para progresar”

{jaimage crop="TC" /}Costa Rica, México, Venezuela, Argentina, Brasil, Perú y Colombia. Ese es el itinerario que lleva, este otoño, a Ramón Ramón (Ceuta, 1973) por buena parte de América Latina. “Apasionado de la cooperación y el conocimiento libre”, según su autorretrato, este orgulloso caballa asesora a entidades públicas y privadas de medio mundo en materia de nuevas tecnologías, principalmente “en la aplicación de las TIC para mejorar la inclusión digital”.
–¿Le queda alguna casilla por cubrir de América Latina?
–[Risas] Si no me equivoco, después de este viaje me faltará por pisar Ecuador y Uruguay.
–¿Qué le ha llevado ahora al otro lado del ‘charco’?
–Diferentes razones personales y profesionales. Voy a impartir diferentes charlas, a colaborar con alguna universidad y empresas, a dirigir algunos seminarios y talleres y a participar en varios de los eventos internacionales más importantes en materia de software libre, alguno de los cuales antes se celebraba en España y ahora tienen lugar en América Latina, sobre todo en Brasil.  
–¿Nos han ‘robado’ la cartera?
–España fue la referencia internacional de software libre hace unos años. Después, sobre todo a partir de la última etapa de Lula,  Brasil nos empezó a tomar la delantera.
–¿Cómo explicaría qué es el software libre para que cualquiera pueda entenderlo fácilmente?
–El software libre es una tecnología informática que permite disponer de la herramienta como tú quieras y no como las multinacionales dispongan. Es pasar de hacer lo que los ordenadores dicten a tomar las riendas, a poner la computadora a funcionar como uno quiera.
–¿Y el ‘conocimiento libre’, su otra “pasión”?
–Es compartir conocimiento nutriendo a los demás. De ahí nace el ‘Open Data’, el ‘Open Government’, el Periodismo Ciudadana, la ‘Cultura Libre’, las licencias ‘Creative Commons’ que sin renunciar a la autoría facilitan crear conocimiento y arte compartiendo tus aportaciones...
–¿El gran reto de este movimiento, de esta filosofía, es ahora cómo rentabilizarla, cómo conseguir que quienes comparten no se mueran de hambre?
–Ese es el gran debate, sobre todo en el ámbito de la música a cuenta de la piratería. Yo lo enfocaría subrayando que hay empresas, industrias, que no se quieren o no saben actualizarse. Hay que sabe distinguir entre ‘Cultura’ e ‘Industria cultural’. Uno puede descargarse música sin dejar de apoyar a los artistas que le gustan, comprando sus discos o acudiendo a sus conciertos. Hay fenómenos musicales que lo han sido gracias al potencial de las Redes Sociales y de compartir su arte, que han logrado grandes beneficios así. El problema es que los ‘grandes’ se resisten a romper el estatus quo que les permite obtener grandes ganancias sin hacer casi nada. No se puede impedir el crecimiento desde ese enroque ni restringir la innovación, otro ejemplo de lo que quiero decir, con patentes malintencionadas.
–¿Y mientras cambia el paradigma?
–El arte, en su más amplia expresión, tiene su precio y a los artistas hay que apoyarles. Todos tenemos la mala costumbre de comer pero no podemos resistirnos a que los tiempos han cambiado, a que se impone el soporte digital como en su momento lo hizo la imprenta.
–Hace veinte años que se fue usted de Ceuta y no sé si sabe que la ciudad también tiene en su punto de mira, vía creación de una ‘Software Factory’, el mundo de las Nuevas Tecnologías. ¿Cómo lo ve?
–Ceuta sigue siendo una isla y tengo la sensación de que apenas se ha impregnado de todo esto... No  hablo sólo del conocimiento libre, que no sólo es tecnología, es una forma de entender la sociedad colaborando para progresar.  En relación con ese proyecto, yo estoy trabajando con un Ministerio argentino en algo similar pero no estoy a favor de las ‘Software Factory’ sin más.
–¿Por qué?
–Yo defiendo que es necesario crear un ecosistema, un entorno propio para innovar. Sé que el modelo de ‘Silicon Valley’ está muy manido pero no podemos dejar de mirar ese esquema. Andalucía trabajó muy bien durante los últimos años con fondos europeos para modernizar sus ayuntamientos y al calor de esas políticas surgieron un montón de empresas tecnológicas que después han sabido expandirse fuera de España e incluso se implantaron algunas foráneas. Para mí ese es el modelo.
–¿Entiendo que es usted, entonces, pesimista?
–Ojalá saliera algo así en Ceuta y ojalá yo pudiera poner mi granito de arena, por supuesto. La ciudad tiene recursos económicos y atractivos fiscales pero debemos tener en cuenta y hoy hay tres tipos de territorios: los que tienen mano de obra, los que tienen recursos materiales y los que tienen el conocimiento para transformar éstos últimos. O tienes mano de obra o recursos materiales. Si no, estás fuera salvo que cuentes con el conocimiento, la vía por la que han optado Panamá o Singapur, por citar dos países.
–¿Y Ceuta qué tiene?
–No quisiera opinar sin más conocimiento de causa porque la Ceuta que yo conocí tiene poco que ver, me da la impresión, con la que veo cuando la visito ahora. Con esos incentivos fiscales y con una apuesta real política y empresarial, a pesar de sus reducidas dimensiones, porque conozco ejemplos en América Latina, se debe apostar por una ‘ciudad del conocimiento’, por involucrar a la universidad... Una cosa llama a la otra. Extremadura se convirtió en un determinado momento en un faro mundial del software libre que comenzaron a visitar expertos de todas partes. Yo lo he visto, pero desgraciadamente no se desarrolló del todo. Por eso digo que no me gusta hablar del software libre como un tema puramente económico. Lo que no puede ser es hacer como en Melilla, que al calor de la política y no de la innovación gastó un montón de dinero en una consultora y en una presentación con escasos resultados reales. No me gustaría que eso pasara en Ceuta.
–Hay que empezar a construir por los pilares, aunque no sean lo más bonito o lo más llamativo, ¿no?
–Hay que definir los pilares. Hay que pensar qué ciudad queremos y tenemos, a quién podemos atraer, a quién podemos formar, en qué podemos innovar... Hay muchos políticos con una visión cortoplacista... Hay muchos ayuntamientos que dicen ‘quiero pasarme al software libre’ e inmediatamente quieren ver cifras y ahorro. No es así, esto es una inversión, no un gasto, y cuando tú apuestas por esto ya no pagas licencias, un gasto, sino servicios, inversión. Después esos profesionales pueden ser de tu ciudad o venir de otros sitios, con lo que en cualquier caso generarás renta y tendrás la ocasión para arraigarlo. Hace falta gente comprometida y valiente que de verdad entienda las nuevas tecnologías, sobre todo en el ámbito valiente, para apostar por un nuevo modelo de desarrollo y crecimiento.

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