Vehículos en plena calle convertidos en chatarra, objeto de actuaciones vandálicas, ejemplo de cómo hay quienes roban sin vergüenza alguna los distintos elementos de esos coches hasta dejarlos prácticamente desvalijados. Quitan primero una rueda, luego otra... y así hasta llevarse las cuatro sustituyéndolas por grandes piedras. Roban además en su interior y destrozan los cristales. Es el ejemplo del vandalismo callejero que se reproduce en cualquier rincón de la ciudad.
En el Sardinero, por ejemplo, un vehículo permanece sin las cuatro ruedas, con cristales destrozados, sirviendo de cobijo a personas. La misma escena se repite en las inmediaciones del puerto, incluso en el mismo aparcamiento de la estación portuaria que permanece sin vigilancia. Los adultos y menores se esconden en el interior de esos vehículos chatarra que en ocasiones han resultado afectados por las llamas tras incendios provocados o accidentales.
Son pequeños puntos negros que dibujan problemáticas en la ciudad, que son engrandecidos a modo de vertederos ilegales de chatarra en otras zonas más amplias como es el caso del Príncipe, en donde en la última semana ha habido dos quemas de coches chatarra que pudieron tener consecuencias mucho más graves.