Los vecinos de San Antonio llevan casi dos años intentando que la Ciudad solvente uno de los mayores problemas con los que se han encontrado desde la inauguración de la residencia Gerón en las inmediaciones de la barriada: la escasez de aparcamientos debido a que, tanto los trabajadores del centro como los visitantes de los residentes, suelen aparcar en el barrio.
El reducido espacio de aparcamiento de que dispone el centro de mayores obliga a buscar otra alternativa al estacionamiento y es así como los vehículos terminan en las estrechas calles de esta barriada, muchos de ellos incluso aparcados en la propia acera y dificultando el paso.
El problema se acrecenta cuando estos coches colapsan calles sin salida y donde una rotonda es la única opción para girar. Ello deriva en que los vehículos de emergencia, como el de Bomberos, se ve imposibilitado para transitar por la zona. “En caso de que ocurra algo no tienen espacio para pasar ni llegar cerca de la rotonda que es donde se encuentran las bocas de riego”, asevera una de las vecinas de San Antonio. Y todo ello sin contar que la acumulación de vehículos impide el giro en la rotonda. “Si se produce un incendio, es imposible que lleguen hasta el fuego y aquí ocurrirá una desgracia”, añade.
El Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento ya elaboró un informe alertando de esta situación, aunque en estos dos años lo único que han obtenido es la callada por respuesta.
Ante esta situación, los vecinos exigen que se restrinja el acceso de vehículos de no residentes porque “la seguridad tiene que estar por encima de todo”, apunta otro de los afectados.
Una de las soluciones que plantean es la habilitación de un transporte urbano público que reduzca el tránsito de vehículos particulares. El autobús no llega a la barriada y los vecinos proponen que sea un microbus el que realice el trayecto hasta San Antonio y efectúe una parada en las cercanías de la residencia Gerón.