En Hadú, uno de los barrios más tradicionales de Ceuta, la convivencia entre cristianos y musulmanes se respira a diario y, fruto de ello, es que la existencia de un edificio religioso no es un elemento, ni mucho menos, de separación. Más bien todo lo contrario. Por eso, tras conocerse los últimos sucesos en la iglesia de San José, cuyo techo se terminó cayendo tras varios meses cerrada y después de las advertencias de varios colectivos, el sentimiento extendido en la barriada es de pena y de indignación.
Uno de esos colectivos que dio la voz de alarma hace meses fue el de los vecinos. “Fuimos los primeros en llamar a El Faro y denunciar lo que estaba ocurriendo”, recuerda el presidente de la Asociación de Vecinos de Hadú, Hamido Mohamed ‘Frugui’, “y yo personalmente he estado varias veces hablando con el vicario y con la Ciudad, con este tema ha habido mucha dejadez y ahora todos tenemos mucha pena, no solo los cristianos, tanto o más los musulmanes”.
Habla de abandono y de que “todos se echan la culpa unos a otros”. Algo que entre las familias causa indignación. Incluso, dice Hamido Mohamed, ya se han escuchado comentarios relacionados con organizarse “de alguna forma” y emprender algún tipo de colecta. “Aquí todos estamos por la labor de hacer una colecta si es que nadie se hace cargo. No sé, vamos a los empresarios, tocamos las puertas que haga falta, hablamos con contratistas… estamos pensando hacer algo porque lo que ha ocurrido es vergonzoso”, sugiere.
Más allá de religiones, la iglesia de San José es más que un edificio de culto. Es historia de toda una barriada. Ahora, con el cierre, los vecinos sienten que el barrio ha perdido “mucha vida” porque especialmente los fines de semana la puerta y alrededores de la parroquia era lugar de encuentro y reuniones informales. Las bodas, bautizos y comuniones, así como los actos de la Guardia Civil o las reuniones y ensayos de La Encrucijada son parte de la vida en Hadú.
Con las puertas siempre abiertas de par en par, son varias las generaciones que se han criado en contacto con la iglesia, siempre sintiéndose apoyados. Hamido Mohamed recuerda,por ejemplo, al popular padre Mena, “un hombre que ayudaba mucho a la gente y hacía muchas cosas por la barriada como repartir medicinas en aquellos años que había tanta pobreza”.
Por eso siente que, con el cierre y ahora con la fatal noticia de los derrumbes, les están arrancando “un elemento fundamental de la barriada”. Y no, no quieren que Hadú siga perdiendo más partes de su memoria histórica.
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