Como diría Gabriel García Márquez en unos de sus cuentos más celebres, la historia se repite. Algunos vecinos de la barriada del Morro y de Hadú, en Ceuta, han denunciado a este diario dos años más tarde de que ya lo hicieran la primera vez el estado en el que se encuentra el parque infantil de su barriada. Prácticamente todos los días visitan esta zona de juegos infantiles para que sus hijos e hijas jueguen, pero, aseguran, ante el deterioro de los columpios, pasarelas que "se caen a pedazos", toboganes rajados, postes cortantes y demás elementos urbanos, cualquier día alguno podría caerse.
La llegada del coronavirus y el cierre de estas zonas de juego supuso un cambio radical en la vida de muchos pequeños caballas. Hay padres que consideran que sus hijos fueron los más desfavorecidos con las restricciones. Además, denuncian que la Ciudad ha tenido dos años para reparar los desperfectos y "dos años después sigue igual".
El parque infantil de la Plaza Víctimas del Terrorismo, situado entre el Morro y Hadú, es un horror. La inseguridad a la que se enfrentan cada tarde los pequeños es tal que muchos padres prefieren optar por no llevarlos al parque y que jueguen en otro sitio por temor a que sufran alguna caída, "a pesar de que es un derecho que tienen".
El suelo roto y levantado, alambres al descubierto y un tobogán sin barandilla, estas son algunas de las deficiencias a las que se refiere un vecino de la zona que ha denunciado la situación de esta infraestructura infantil, además de los destrozos que hay en los propios juguetes del parque.
Es por ello, que los usuarios reclaman a la Ciudad que se arregle y que se vuelva a acondicionar para su uso porque algún día podría pasar una desgracia. Un parque infantil debe de ser una zona segura y no un riesgo para quien lo utilice.