Los vecinos de Beliones se han concentrado a las puertas de la Delegación del Gobierno en Ceuta para visibilizar su problema, debido a que desde finales de agosto, fecha en la que se produjo la entrada de subsaharianos por el paso de Benzú, ya no pueden entrar en la ciudad por este paso. Se ven obligados a dar toda la vuelta y acceder por el Tarajal. En cifras supone media hora más de tránsito, más gastos en taxi lo que merma sus sueldos y cruzar por un auténtico infierno. Tienen su puerta, la de toda la vida, a tan solo unos metros pero desde el 30 de agosto ni siquiera pueden acercarse.
“Cuando ha pasado esto de los inmigrantes, que han destrozado todo, ya no nos dejan entrar. ¡Qué culpa tenemos nosotros!. Somos vecinos de toda la vida, gracias a Dios no hemos tenido nunca problemas con los guardias civiles, que nos tratan muy bien. Tampoco con Ceuta y ahora nos dicen que no podemos pasar, pero nosotros no hemos hecho nada. Pedimos nuestros derechos. Dicen que eso no es una frontera, pero ha sido un paso fronterizo de toda la vida”, ha explicado una de las afectadas, una de los cien vecinos de Beliones afectados por esta situación.
Obligados a cruzar por el Tarajal, denuncian que allí pasa de todo, mezclan a trabajadores regularizados con quienes no lo están, convirtiendo esa entrada en un auténtico infierno. “Mezclan las personas de mercancía, el bueno con el malo, hay personas que se han caído, se han desmayado… Esto no se puede hacer. Solo pedimos que el paso de Beliones quede como ha estado toda la vida”, denuncian, mostrando su hartazgo por la situación.
“Estamos sufriendo mucho en la frontera, llorando para pasar por el Tarajal. Estamos allí a las cinco y media de la madrugada para poder entrar más tarde de las nueve. Esto no puede ser. Nosotros no podemos venir por la frontera, llevamos toda la vida trabajando y la gente de Tetuán, de Castillejos nos dicen que no pasemos por allí”, explica otra de las afectadas durante esta protesta cívica e improvisada en la plaza de los Reyes.
Denuncian que no llegan a tiempo a sus trabajos, que están nerviosos porque no están acostumbrados a una situación que no esperaban. Han pedido cita en la Delegación del Gobierno pero todavía nadie les ha recibido para ofrecerles una explicación a todo esto. Lamentan ser las víctimas de una entrada de inmigrantes que tampoco aprueban por las consecuencias que tuvo en los destrozos generados.
“Estamos enfadados, todo el pueblo está enfadado porque le ha hecho daño a los guardias civiles. Los inmigrantes tienen que buscarse la vida como todos pero así no. Y nosotros no tenemos que ver nada con todo lo que ha pasado”, añade Hadiya, vecina de la barriada.
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