“Vamos hacia el ‘dime cuánto dinero tienes y te diré cuánto te enseño”

La reforma educativa avalada por el Congreso de los Diputados a finales de octubre ha logrado sumar al rechazo de la oposición parlamentaria el de, por unanimidad, todos los agentes implicados en el sector. Una de las voces implicadas, la de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa), censura “de principio a fin” el articulado ya bautizado para la posteridad como Ley Wert desde la Plataforma para la Educación Pública en la que juega un papel preponderante. Su presidente, Jesús María Sánchez, alerta de que  la auténtica amenaza que esconde el proyecto es un cambio de modelo que vira a toda velocidad hacia la privatización del sistema.
–Como imagino que le habrán preguntado mil veces por qué se oponen a la LOMCE, le formulo la cuestión al revés: ¿hay algún punto del texto que, a su juicio, merezca ser salvado?
–Ninguno. Todo lo que se introduce, toda la reforma que se formula, desde el principio hasta el final, carece de algún fin pedagógico que nos haga pensar que esto pueda influir de forma positiva en el sistema educativo. Además, la LOMCE nace del mayor disenso que uno se pueda imaginar, con todo el sector educativo y la oposición parlamentaria en contra. Creemos que todas las cosas son mejorables, pero se han de hacer desde el diálogo, desde el consenso para mejorar la calidad y combatir el fracaso escolar.
–¿Es un texto que nace muerto?
–Sí,. Además, me temo que ni siquiera se podrá llegar a implantar  en su totalidad, porque ya hemos visto incluso a varias comunidades autónomas gobernadas por el PP alertar de los problemas que conlleva. Pero es que además, por ejemplo, carece de una memoria económica: no sabemos de dónde piensa sacar el dinero el ministro para pagar a las empresas que van a hacer las evaluaciones externas, las reválidas, el sexto de Primaria y el cuarto de Secundaria... Todo  lo que se ponga en funcionamiento necesita dinero y aquí no está fijado. Con el pacto que hemos firmado las distintas asociaciones civiles y los partidos políticos de la oposición, auguramos que cuando cambien las mayorías parlamentarias esta ley será derogada.
–¿Qué le sugiere que en el preámbulo de un texto de esta magnitud se haga tanto hincapié en el concepto de “competitividad”, más propio de criterios económicos que educativos?
–Bueno, y eso que no es el peor. Debe de ser ya el tercer preámbulo y está dulcificado... Es una equivocación. Es cierto que la formación es una herramienta para lograr un mejor puesto de trabajo, pero concebimos la educación como un modelo emancipador, como una experiencia plena de las personas que además de formarse para determinadas profesiones y ejercerlas, también se desarrollen como persona, como ser humano, con una actitud crítica. La educación concebida tan sólo desde el punto de vista de la competitividad y de la economía es un error supremo.
–Quizás tenga algo que ver con el hecho de que el Gobierno defienda que esta reforma combatirá el desempleo juvenil, además de mejorar los resultados académicos.
–Para nada. La normativa básica del Estado para el conjunto de España es la misma., La LOE es igual para todos. Es difícil de entender entonces por qué con esta ley hay unos resultados en unas comunidades y otros en otras, que unas estén a la cabeza de la UE y otras a la cola. La ley no falla, falla la gestión. Hay aspectos de la LOE mejorables, por supuesto. Ya en 2006 elaboramos un informe en el cual proponíamos ciertas modificaciones que lógicamente no se hicieron. Se culpa al sistema educativo de la alta tasa de paro entre los jóvenes, pero hay que recordar que el desempleo entre los titulados es muy inferior: quien está titulado tiene más posibilidad de acceder a un empleo. No es culpa del sistema educativo esa tasa de paro, es culpa del sistema productivo vigente hasta hace poco. Muchos chicos y chicas han abandonado claramente la educación para trabajar en la construcción, la hostelería, industrias afines, con una tasa entonces de desempleo cero. Con una formación muy escasa tenían sueldos muy altos. Esto es lo que ha provocado la situación en la que estamos. Si esta burbuja no hubiera existido, la tasa de abandono escolar no sería la que ha sido.
–No se cansan ustedes de proclamar, junto al resto de entidades englobadas en la Plataforma Estatal por la Escuela Pública, que bajo esta reforma subyace el afán privatizador...
–Claramente. Uno de los muchos ejemplos es que la ley dice que de las evaluaciones externas que se hagan saldrán unos rankings, y que quien ocupe los primeros puestos recibirá más financiación que quien quede en los últimos. Esto no puede ser, porque hay colegios, sobre todos los concertados, que eligen a sus alumnos. Hay centros concertados donde los alumnos son todos pertenecientes a entornos familiares con muchas posibilidades económicas, donde uno de sus padres, o los dos, tienen titulación universitaria, no tienen problemas para ir a clases particulares... Esa aula será mejor clase que el aula de un colegio público donde haya mucha heterogeneidad, con distintos alumnos, niños por ejemplo con síndrome de Down, otros que no hablen castellano... Estos centros, por lógica, van a tener peores resultados y necesitarán más recursos para poder tener una atención personalizada y sacar adelante a estos chicos, pero si son los últimos del ranking dispondrán de menos dinero, justo lo contrario. Esa evaluación incluso condiciona a los profesores. Es como si una empresa de telefonía manda a dos grupos de operadores para hacer hoyos y uno se encuentra un terreno arenoso y al otro le toca un terreno de roca y no puede hacerlo. No es que un grupo sea mejor que otro, sino que las condiciones de trabajo son distintas y los resultados también. Está claro que es un ataque, un adelgazamiento de lo público tal y como lo conocemos. Se han eliminado planes de refuerzo, de atención especializada... Es terrible...
–Suena a epitafio de la educación pública...
–Yo estoy convencido de que supone un punto y final en el concepto de educación pública como herramienta, como instrumento de ascenso social y beneficio de las clases medias y bajas de este país. La escuela pública como tal está en peligro, porque vamos a un sistema privatizador al estilo americano, el modelo de ‘dime cuánto dinero tienes y yo te diré qué y cuánto te enseño. Es lo que se está persiguiendo, terminar y acabar con una escuela pública compensadora de desigualdades sociales, igualitaria, laica, plural, integradora, inclusiva... Cada vez se están derivando, por ejemplo, más alumnos de necesidades educativas especiales a centros de educación especial. Es un desmantelamiento paulatino del sistema público. Madrid, en ese sentido, ha sido una punta de lanza y un experimento para los planes del Gobierno, donde la LOMCE de alguna manera ya estaba en vigor.
–La tijera también ha llegado a las becas elevando el listón de la nota mínima. ¿Se incentiva el esfuerzo o se trata sólo de recortar gasto?
–Aquí lo que hay que exigir es que, independientemente de tu apellido y de  los dígitos en la cuenta bancaria de tu papá, todos tengamos el derecho a estudiar. No puede ser que en función de recursos económicos alguien tenga más posibilidades que otro por el mero hecho de tener dinero. Por encima siempre de todo han de primar las habilidades del chico, teniendo en cuenta el entorno sociofamiliar... Si alguien tiene que trabajar para poderse pagar la estancia fuera de su ciudad, fuera de su pueblo, no se puede dedicar tanto tiempo al estudio como quien lo hace a tiempo completo. Han desaparecido becas de todo tipo. Ante este decreto y la bajada de la cuantía y la exigencia de más nota para acceder a becas de estancia, de matrícula, para pagar una residencia, ante esto no podemos permanecer de brazos cruzados y hemos planteado una demanda que ha sido admitida a trámite en el Tribunal Supremo, esperemos que para bien.
–Por elevación, ¿se están socavando las bases del Estado del Bienestar?
–Claro. El tratamiento que se da a la educación pública con los recortes, dejando a miles de estudiantes sin becas, apunta a que caminamos hacia la creación de una tercera red educativa de carácter benéfica o asistencial.
–Hay quien teme que de paso se está formulando toda una contrarreforma ideológica y que el regreso de Religión al cómputo de la nota media sea uno de los síntomas...
–Pongamos un caso práctico: un alumno que suspende Matemáticas y saca un 10 en Religión. Si esta nota se pondera, sirve para hacer nota media, como mínimo estará aprobado, lo que fomenta que el alumno opte por cursar esa asignatura. Siempre se ha hecho mucho énfasis e hincapié en que había alumnos que obtenían el título de Educación Secundaria habiendo suspendido asignaturas y sin embargo eso no lo han modificado. Si antes era tan malo, ahora...
–Esa misma teoría apunta que la eliminación de Educación para la Ciudadanía fue una concesión a la Conferencia Episcopal.
–Sí, era una vieja aspiración de la Conferencia Episcopal, de los sectores más neoliberales y muy de derecha de este país. La asignatura no se la inventó el PSOE. Incluso  el PP, en el Gobierno de Aznar, estaba de acuerdo con ella. Educación para la Ciudadanía la hay en prácticamente todos los países de Europa y se da de la misma manera que en España. Nace de la Comisión Europea, que hizo llamamiento a los estados miembros recomendándoles que hicieran de sus políticas educativas y de sus reformas una prioridad en esa asignatura. No es un tema menor. Aquí se tratan muchas cosas que se da por supuesto que se hablan en los hogares, pero es tan sólo un supuesto. Es como cuando hablamos y decimos que por qué no se imparte una asignatura sobre temas relacionados con la sexualidad. Se dice no, que eso pertenece a las familias, pero hay un gran número de jóvenes y de familias que registran embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual que si se facilitase esa educación estoy seguro de que  se reducirían. La sociedad es muy hipócrita, se echa las manos a la cabeza cuando hay crimenes relacionados con la violencia de género, cuando hay un machismo bien definido, pero no se hace nada por mejorar esto, por mejorar la covivencia. Algo pasa, y por lo tanto entiendo que es obligación de los poderes públicos dar este tipo de formación, tanto en el plano sexual como en el social.
–¿Comparte que, como ocurre en Andalucía, se niegue la renovación del concierto a centros que insisten en segregar a los alumnos por sexo en las aulas?
–Por supuesto. Aquí ocurre como con los recortes, cuando el ministro se queja de que todo el mundo hable de ellos en lugar de sobre la reforma educativa en sí. Pero es que los recortes se producen anteriormente y luego viene una ley y los institucionalizan. Con la segregación paso lo mismo, que existen sentencias en contra de tribunales de justicia de  Andalucía, Cantabria y Galicia y,  sin embargo, la nueva ley las desoye y quiere dar validez a ese tipo de educación. Nosotros apostamos por la coeducación, por la igualdad en todos los campos. Que una Administración, y además en algo tan sensible como la educación, nos salga con estas cosas nos parece muy ridículo..
–¿La obligada rectificación de Wert sobre el recorte en las becas Erasmus en apenas unas horas evidencia su soledad en el Gobierno?
–Es que estaba cantado. Lo sabíamos desde hace muchísimo, cuando el ministro anunció semejante barbaridad que le ha obligado a retractarse. El Gobierno le ha dejado solo, es el ministro peor valorado de toda la etapa democrática, no cuenta con ningún apoyo, salvo el del presidente. Así que o bien debería dimitir él por iniciativa propia o bien ser destituido.
–¿Le ve fuera del Gobierno si finalmente Rajoy opta por una remodelación a corto plazo?
–Creo que sí, porque Wert ha venido a cumplir una función clara, que era poner en marcha una reforma en la que lógicamente ha contado con el apoyo del Gobierno, porque de otra forma no saldría adelante. Pero cuando la ley esté aprobada no seguirá. Es una barbaridad tras barbaridad... Lo de las becas Erasmus ha sido la gota que colma el vaso. Que una vez conocido el curso, con los estudiantes en universidades europeas, en el primer trimestre les digan esto.. Uno piensa “quién nos está gobernando, qué clase de personas lleva el timón de este país”.
–¿Llegará el día en que educación y política no caminen de la mano y la obsesión de un partido al llegar al poder no sea derrumbar la ley de su oponente?
–Es un problema grave, siempre nos hemos quejado. Hemos abogado por un gran pacto porque la educación debería ser un tema de Estado, no debería ser político, quedar aislada de ésta. El Gobierno anterior, con el ministro Gabilondo, impulsó un pacto en el que todos estábamos de acuerdo, pero en el último minuto el PP, sabedor de que las encuestas le daban una mayoría amplia, se levantó de la mesa y no quiso saber nada. Por lo tanto, esa responsabilidad es de ellos. Si hubiera sido posible viviríamos con una ley educativa duradera.

El millón de firmas desoído y el mito finlandés

Como representantes de los padres de alumnos, Ceapa se sumó a la Plataforma Estatal por la Escuela Pública que ha logrado recolectar un millón de firmas contra la reforma educativa que apadrina José Ignacio Wert, pero la protesta no ha surtido efecto. “Ya sabíamos qué iba a suceder, que no nos escucharían, que iban a poner sobre la mesa lo de el peso de la mayoría silenciosa que no se manifiesta, que si los once millones de votos del PP en las elecciones generales avalan su gestión... Ellos mismos dijeron en su programa electoral, incluso en la primera intervención pública de Mariano Rajoy, que la educación  no se tocaba y mira lo que ha ocurrido... Pese a todo, nosotros seguimos trabajando igual, seguimos...”, asegura Sánchez. Entre las aspiraciones del colectivo figura, cómo no, aproximarse paso a paso hacie el ya famoso sistema finlandés, donde la educación vertebra la sociedad, los profesores son la profesión más valorada del país y los ciudadanos conciben la escuela como una prolongación eficaz del hogar. “Allí, en Finlanda, para hacer unos pequeños cambios se han dado un plazo de diez años. Aquí eso es impensable. Mientras todos los políticos quieran salir en la foto en lugar de solucionar los problemas, imitarlo es imposible. Tenemos que sentarnos y ver qué es imporrtante para la educación al margen de intereses partidistas”, advierte.