Una sonrisa más cerca de su meta

Un grupo de 117 residentes en el CETI partió ayer a centros de acogida en la península. Tras esta salida, su ocupación ronda ahora las 700 personas l Dos familias de Siria formaban parte de la expedición.

La primera salida a la península de residentes del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) del año se efectuó en la mañana de ayer. En total, 117 extranjeros que, si no lo han sido ya, serán alojados a lo largo del día en centros de acogida de inmigrantes, tanto gestionados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social como por las ONG. Madrid, Sevilla o Córdoba son algunos de los destinos donde podrán comenzar una nueva vida o bien retomar las rutinas que dejaron atrás cuando emprendieron su periplo a Europa. Para algunos, España es solo la próxima parada en su viaje.
En su mayoría procedían de Camerún y Guinea Conakry, aunque  también hubo dos familias de Siria y ciudadanos de Argelia. Nabila Mameche, natural de este país magrebí, estimó que su permanencia en el CETI se prolongó durante ocho meses. Tras ese rostro de felicidad, la argelina esconde un drama personal ya que tuvo que dejar con su familia a sus “tres hijos, a los que quiero traer a España”. Esta madre, que añora a sus vástagos, relató, poco antes de montarse en el barco, que tuvo que huir porque estaba “amenazada” por su “ex marido”.  
Muchos fueron los amigos que se acercaron a la Estación Marítima para despedirse de quienes han sido sus compañeros de habitación o de los refugios que encontraron en su particular odisea hasta pisar suelo español. Abrazos, besos y lágrimas de alegría, además de alguna que otra fotografía para inmortalizar el momento hasta que sus caminos vuelvan a cruzarse o se reencuentren en otro lugar, se han convertido en una ceremonia que se repite cada vez que programan una salida. Quienes se quedan desean a los afortunados que aquello que esperaban se cumpla en su nuevo destino, mientras que los que partieron a la península confían en que la resolución de sus compañeros se resuelva cuanto antes.
Tampoco faltaron las amistades forjadas durante sus meses de estancia en la ciudad autónoma, miembros de asociaciones pro derechos humanos y congregaciones religiosas con las que han estrechado lazos y planean volver a verse pronto. Estos activistas acudieron a título particular y al margen de su labor, tan solo llevados por el cariño que les une. “Nosotros les ayudamos con el español o a sanar las heridas, no solo físicas sino también psíquicas, que sufren en el camino; pero también aprendemos mucho de ellos”, comentó uno de estos activistas, solo interrumpido por el abrazo de otro de estos subsaharianos que, esta vez sí, logró cruzar el Estrecho con un documento que acredita su estancia en el CETI de la ciudad autónoma.            
Esta partida a la península supone un alivio para el centro del Jaral cuya ocupación ronda los 700 residentes, según pudo conocer este periódico, es decir, que antes de la salida de ayer, allí vivían más de 800 personas. Este nivel de estancia supera la capacidad del CETI, estipulada en 512 plazas que se superan de forma sistemática desde hace meses.
La constante sobreocupación de estas dependencias ha obligado a la Dirección de este centro dependiente del Ministerio de Empleo y Seguridad Social a transformar otras dependencias en dormitorios para poder atender a los inmigrantes. No obstante, las actividades dirigidas a los residentes se mantienen con algunas incomodidades no solo para ellos, sino también para la plantilla del CETI.
Según fuentes próximas al centro, los extranjeros que recalan en sus instalaciones reciben manutención, vestimenta, servicios médicos, jurídicos y asistencia psicológica, con la sobrecarga de trabajo que supone para el personal dado el volumen actual de personas, aunque se asume ya que estos extranjeros tienen derecho a esta serie de prestaciones.
La Administración tiene previsto un escenario de acogida temporal de un número mayor de inmigrantes aunque, como todo, su capacidad de acomodo tiene un límite el cual, como pudo saber este diario, hasta el momento nunca se ha sobrepasado. La entrada de 185 subsaharianos por el espigón de Benzú la madrugada de Navidad desbordó cualquier pronóstico que tuviese la Administración, lo cual obligó a la Dirección del CETI a reconvertir algunos espacios en dormitorios accidentales. Una nueva entrada de esa envergadura, como el intento de 200 subsaharianos por el mismo flanco en la madrugada de este lunes, hubiese desestabilizado el centro del Jaral.
El grupo zarpó ayer a la península con la autorización de la Comisaría General de Extranjería, permaneciendo en centros de acogida donde continuarán con los trámites que les permite obtener la documentación pertinente. Algunos de los integrantes de este grupo han solicitado asilo y están pendientes de resolución, mientras que otros descartaron esta posibilidad que podrán retomar en la península.

Bingong entonó cánticos llevado por la alegría

“Ponemos letra a nuestra ruta migratoria mezclándola con ritmos africanos”

Los pasajeros que esperaban su barco en la Estación Marítima se sorprendieron ayer cuando un grupo de ya ex residentes en el CETI improvisaron un cántico llevado por la felicidad del momento. “Ponemos letra a nuestra ruta migratoria mezclándola con ritmos africanos”, explicó el camerunés David Bingong, una de las voces. Cantaron sobre las barreras que encontraron en Argelia y Marruecos, pero también aludieron a su “ilusión por llegar a Madrid” y a la ayuda que recibieron en el centro del Jaral.

Los Alissi, la primera familia siria en acceder a ceuta tras la acampada

Emotiva despedida de los compatriotas que se quedan

El sirio Ossama Alissi también viajó ayer a la península junto a su esposa y sus dos hijos. Se trata de la primera familia de esta nacionalidad en acceder a Ceuta después de la acampada de sus compatriotas en la Plaza de los Reyes. Su estancia en la ciudad autónoma se ha dilatado durante cuatro meses hasta que han conseguido el laissez passer, la autorización que les permite continuar su camino por Europa. Con abrazos y emocionados se despidieron de los sirios que se quedan en Ceuta.