El Ministerio del Interior y la Delegación del Gobierno en Ceuta tienen una verdadera ‘patata caliente’ con las entradas masivas a través de la valla fronteriza y cuentan, en estos momentos, con un CETI que no es que se encuentre colapsado, sino que está sobrepasado. Cuando parecía que el centro del Jaral volvía a su normalidad, porque a mitad de la semana pasada se acercaba a unos 600 ocupantes, en dos entradas masivas, ahora no solamente unos 1.100 ocupan todas las instalaciones del centro, donde no queda una sola zona común, sino que además se ha debido utilizar nuevamente, al igual que en el mes de diciembre, el aparcamiento de la Hípica. Las autoridades se encuentran ahora mismo en el filo de la navaja, porque una nueva entrada, desde luego, haría explotar la situación, al no tener un nuevo lugar para ubicarles en las cercanías de la Hípica. Dos entradas, más de 800 subsaharianos, por el mismo lugar, sin que por parte de la Guardia Civil se haya podido responder porque, en realidad, hay una falta manifiesta de efectivos en la frontera.
La situación es igual que la que ocurre con los colapsos en la frontera del Tarajal. Resulta que para dentro de unos años nos encontraremos con una carretera nacional reformada y con un paso fronterizo que será hasta inteligente y unas nuevas instalaciones, pero, hasta entonces, no quedará más remedio que seguir funcionando de la mejor manera posible. Pues con la valla es lo mismo. Está muy bien que el secretario de Estado nos hable de drones o de globos aerostáticos con cámaras térmicas, pero mientras que la Administración pone esto en funcionamiento (algo de lo que se mofó hace unos años, por cierto) pasará, por lo menos, más de un año. Mientras tanto, como no haya más vigilancia y más medios humanos, nos encontramos con una situación verdaderamente lamentable, porque hablamos de personas y las decisiones deben estar más que calculadas. El personal del CETI no puede hacer más, ha demostrado su profesionalidad a todos los niveles, desde el director hasta el último de los trabajadores. Mientras, en Ceuta, el delegado, como en esta ocasión, no venía el secretario de Estado, ni compareció. Se cree que con el envío de una nota es más que suficiente. Funcionando con la imprevisión se desencadenan los problemas. Y en ese camino parecen estar.