Se ha celebrado el último Consejo de Gobierno de la Universidad de Granada antes de las vacaciones de verano. En general, muchos asuntos que allí se tratan son de trámite, pues ya vienen aprobados y estudiados por distintas comisiones. Y algunos son hasta aburridos. Pero casi siempre hay algo importante que destaca, especialmente por su repercusión futura, positiva o negativa. Entre los acuerdos, en esta ocasión han sido relevantes dos. El Plan propio de becas y el Protocolo para la impartición de docencia en lengua extranjera. En el apartado de ruegos y preguntas, ha destacado el apoyo expreso que ha mostrado el profesor Pérez Tapias, Decano de la Facultad de Filosofía, a nuestra Rectora por su firme defensa del patrimonio de la Universidad de Granada, frente a la operación especulativa que pretenden algunos, con la excusa del soterramiento de la línea del AVE Granada-Antequera. El plan propio de becas es un esfuerzo importante de la Universidad de Granada, que complementa al del Ministerio. Contiene varios tipos de ayudas. Especialmente interesantes para los estudiantes que vienen a Ceuta serían las becas de comedor y las ayudas para alojamiento. Aunque también contiene ayudas de material y para el pago de matrícula. Considero que es una excelente inversión, a lo que se dedicarán más de millón y medio de euros. Y también una muestra de la especial sensibilidad hacia los más desfavorecidos, que cobra un especial valor, dadas las dificultades económicas por las que atravesamos. Como se demuestra en distintos estudios científicos, destinar fondos para ayudar a los colectivos más perjudicados por la crisis, lejos de incrementar el déficit público, favorece el crecimiento económico y ayuda al crecimiento económico. Pero, además, previene el sistema público de educación frente a la opción conservadora de favorecer las universidades privadas. El Protocolo para la impartición de docencia en lengua extranjera es la continuación del Plan de Política Lingüística de la Universidad de Granada que se aprobó en enero de este año. Se trata de un documento que parte del convencimiento de que la enseñanza en otras lenguas puede enriquecer el desarrollo académico y profesional del estudiantado. También de los profesores. Esto, no solo fomentará que vengan más estudiantes extranjeros a nuestra universidad (a sus tres Campus), sino que también hará que nuestros estudiantes decidan ir al extranjero a cursar parte de sus estudios a través de los distintos programas internacionales existentes. Los beneficios de esta internacionalización son indudables. No sólo se consiguen mentes más abiertas y tolerantes, acordes con el auténtico espíritu universitario. También se amplían las perspectivas y posibilidades de obtención de futuros trabajos y/o proyectos de investigación y publicaciones. Es evidente que uno de los lastres que tenemos en nuestro país han sido nuestras escasas habilidades lingüísticas. Al contrario que les ocurre a los extranjeros que nos visitan, que no tienen ningún problema a la hora de “chapurrear” nuestro idioma, en nuestro caso, por ese patológico miedo a hacer el ridículo, nos vemos impedidos para comunicarnos, incluso en situaciones normales de la vida diaria. Conozco a grandes investigadores que tienen dificultades para su expansión internacional, a consecuencia de este problema del idioma. Por esta razón, la decidida apuesta del actual equipo rectoral por la enseñanza en otras lenguas, es algo muy positivo y meritorio, que sin duda reportará indudables beneficios futuros a nuestra universidad en su conjunto, y a las ciudades en las que se ubican sus instalaciones. Lo último que quiero resaltar fue el apoyo que hizo el profesor Pérez Tapias a nuestra Rectora, por su firme defensa del patrimonio de nuestra universidad. Por la mañana la había escuchado hablar en la radio, diciendo que no iba a permitir que se tocara nuestro patrimonio para conseguir el soterramiento de la línea del AVE Granada-Antequera. A mí me extrañó, pues el aislamiento ferroviario al que nos tiene sometidos el gobierno conservador del Partido Popular desde hace ya años es vergonzoso. Entonces me dirigí al compañero para que me explicara bien a qué se refería. Y el asunto es muy sencillo. El último tramo de dicha vía, pasa por un populoso barrio de Granada. La Chana. De no hacerlo soterrado, como en otras provincias andaluzas, los perjuicios para estos vecinos serían muy elevados. No sólo por el ruido. También por la seguridad de las personas. Por esta razón se creó una plataforma ciudadana que reclama que este tramo esté soterrado. Y ahí surgió el problema. No había más dinero para una inversión que, a consecuencia de problemas sobrevenidos y escasez de recursos, llevaba parada demasiado tiempo. Entonces, a alguien se le ocurrió la “brillante” idea de proponer recalificar terrenos de la Universidad de Granada que hoy son un espacio verde y sostenible, para disfrute de todos los ciudadanos, para poder financiar el resto de la inversión. Es decir, fieles a la política económica inmobiliaria que nos ha arruinado, los políticos conservadores del Partido Popular y, también los del Ayuntamiento de Granada del Partido Socialista, habían decidido cambiar jardines universitarios, por ladrillo y asfalto. Lo que no contaban era con la oposición del equipo rectoral, y con el cerrado apoyo que al mismo le vamos a dar la mayoría de la comunidad universitaria. Quiero resaltar en este artículo, mi expreso apoyo a estas tres medidas. Y no teman. No es que me hayan dado un cargo y esté agradecido. Seguiré criticando a nuestra Rectora y a su equipo, cuando considere que se equivoca. Pero sería injusto no reconocer en público aquello que hace bien. Y estas medidas son de lo mejor que nos ha pasado en los últimos meses.