Una oportunidad que no podemos desaprovechar

En las dos últimas décadas nuestro conocimiento sobre la historia de Ceuta ha dado un avance espectacular. Las principales novedades han venido de la mano de la investigación arqueológica con hallazgos tan destacados como la basílica tardorromana, las excavaciones en el Paseo de las Palmeras, el yacimiento medieval de Huerta Rufino, la puerta califal, la cueva y abrigo de Benzú, los restos fenicios en las inmediaciones de la Catedral o el oratorio islámico localizado en el antiguo Pasaje Fernández. Junto a estos hallazgos más relevantes se ha llevado a cabo una serie de intervenciones arqueológicas de carácter preceptivo previas a la realización de obras de construcción que han aportado información de sumo interés para entender la evolución urbana de Ceuta. Hoy día sabemos con mayor exactitud cómo se fue ocupando la zona de la Almina durante el periodo medieval. Sin embargo, aún quedan algunas incógnitas por resolver y las oportunidades se van agotando. Prácticamente, la renovación del entramado urbano del centro histórico se ha culminado y ahora más que sustituir inmuebles se impone la urgente necesidad de preservar todos los edificios que se han salvado del aquelarre destructivo auspiciado por la especulación urbanística.
Tal y como comentamos con  anterioridad, va a ser difícil encontrar oportunidades como la que se tuvo en el Paseo de las Palmeras de poder explorar de manera intensiva  y extensa una parcela lo suficientemente amplia para poder obtener conclusiones relevantes sobre la ocupación del espacio urbano en épocas pretéritas. Por eso debemos tener la suficiente perspectiva histórica para valorar las posibilidades que para el conocimiento de la historia de Ceuta ofrecen parcelas como la del antiguo Patio Hachuel. Como se viene anunciando desde hace años por el gobierno de la Ciudad, existe un ambicioso proyecto urbanístico para esta zona que incluye, además de la parcela mencionada, la Plaza Vieja e incluso la superficie que hoy día ocupa el teatro Cervantes. En todo este vasto espacio se quiere instalar el nuevo mercado, viviendas y quién sabe si alguna superficie comercial. Sea como sea, lo cierto es que venimos observando desde hace muchos años una enorme parcela en el pleno centro de la ciudad con un potencial arqueológico impresionante.
En la mencionada parcela del antiguo Patio Hachuel son antiguas las referencias de aparición de restos arqueológicos. Así el cronista Espinosa de los Monteros en su obra “Ceuta 1900” cita el hallazgo de algunas monedas romanas en esta zona. También Carlos Posac, en su “Ceuta arqueológica” alude al descubrimiento de evidencias arqueológicas en las inmediaciones de este lugar. Hay que tener en cuenta que durante el traslado de la población desde el espacio interfosos a la Almina llevado a cabo al comienzo del cerco de Muley Ismail (1694-1727), toda esta franja de la Almina, próxima al foso del mismo nombre, quedó libre de construcciones por razones defensivas. Esto nos permite aventurar que el registro arqueológico no se encuentre muy alterado por construcciones dieciochescas. Tenemos que esperar a la construcción del Cuartel del Rey en este mismo espacio para hablar de una alteración significativa de los niveles arqueológicos preexistentes.
Todos estos antecedentes son dignos de tener en cuenta, ya que son indicios sobre el interés arqueológico de esta parcela. La aparición a principios del siglo pasado de monedas romanas puede ser un indicio sobre la existencia de vestigios arqueológicos de este periodo histórico, claves para esclarecer la ubicación de la parte residencial o pública de Septem Fratres.
No menos interesante resulta este sitio para acercarnos a la comprensión de las primeras fases de la ocupación medieval de la parte baja de la Almina, la más cercana a la Medina. Es de esperar, tal y como apuntamos más arriba, que el registro arqueológico no se encuentre muy alterado. Por tanto, estamos ante una oportunidad única e irrepetible para acometer un ambicioso plan arqueológico que permita extraer toda la información histórica que encierra la parcela de la que venimos hablando en este artículo.
Es  una lástima que hayamos desaprovechado todos los años que lleva esta parcela libre de construcciones. De poco vale ahora lamentarse. Lo que toca en estos momentos es comenzar cuanto antes las gestiones para iniciar los trabajos arqueológicos en el antiguo Patio Hachuel y zonas aledañas. Sería lamentable que después de tantos años de estar esta parcela abandonada viniesen los políticos y promotores urbanísticos con prisas para realizar el preceptivo informe arqueológico. Aquí no cabe hablar de porcentajes de superficie excavada o zonas de reserva arqueológica. O tenemos la suficiente amplitud de miras para aprovechar la oportunidad que tenemos ante nosotros de realizar una excavación arqueológica modélica; o bien las generaciones futuras  nos recriminarán el haber desaprovechado el caudal de datos históricos de este lugar, tal y como nosotros le echamos en cara a quienes permitieron la construcción del aparcamiento de la Gran Vía sin una mínima supervisión arqueológica. Aquellos eran otros tiempos. No existía el desarrollo normativo con el que contamos en la actualidad para la protección del patrimonio arqueológico ni la sensibilidad cultural entre la sociedad hacia los bienes patrimoniales. Queremos pensar que nuestras autoridades son plenamente conscientes que en estos momentos del desarrollo de la concienciación patrimonial resulta difícil que la sociedad ceutí vaya a transigir con la tropelía que supondría realizar una intervención arqueológica en esta parcela simplemente para cubrir expediente. No se lo vamos a permitir.