El centro de salud del Tarajal ha venido marcado por una auténtica desgracia en cuanto al desarrollo de las obras que debían llevarse a cabo. Obras de remodelación, obras urgentes y necesarias, pero obras que vinieron definidas por el abandono y erráticas decisiones políticas.
No se puede aguantar más una situación que ha obligado a que la actual dirección de Ingesa tome la decisión de ordenar una ‘mudanza’ de los servicios al HUCE mientras se desarrolla la obra.
Una decisión que se sabe ha generado disgustos, pero es la única alternativa posible si se quiere, de una vez por todas, actuar en un centro de salud obsoleto que no puede permanecer por más tiempo funcionando de esta manera.
Tocan tiempos complicados en los que todos los profesionales del ámbito sanitario van a tener que poner todo y más de su parte. Sin ellos es imposible que este ‘experimento’, el único factible, se lleve a cabo sin problemas.
La meta final, el objetivo perseguido, no es otro que tener un centro de salud digno. En los primeros días de diciembre se llevarán a cabo los trabajos para garantizar que todos los usuarios del ambulatorio puedan ser tratados en el HUCE hasta que finalicen las obras, canalizando sus entradas y tratamientos de manera independiente a los pacientes rutinarios del Hospital. Hay 27 meses previstos de obra, un tiempo que, de cumplirse, pondrá la puntilla a una ambiciosa mejora en la que ya muchos ni creían.