Según denuncia, el médico de Urgencias “ni se acercó al niño” y al medicarle le recetó una cantidad superior a la aconsejada a su edad
Seusen Ahmed es una madre que tiene claro que va a hacer lo imposible para que “lo que ha pasado no quede así. Por mi hijo y por todos aquellos a los que les ha podido pasar y los que, desgraciadamente, están por pasarles”, asegura.
El pasado viernes, su hijo de 2 años y medio sufrió un accidente casero, cuando introdujo los dedos en la puerta del baño y ésta se cerró atrapando al pequeño que sufrió un importante desgarro, “con la carne del dedo totalmente al descubierto, desángrandose y el niño casi desmayado”, explica Ahmed.
Al llegar a Urgencias del Hospital Universitario, informaron a los padres del pequeño que debían esperar turno para pasar a Clasificación. La espera, según apunta esta madre, se alargó durante 25 minutos. “Tras pasar me dijeron que esperara hasta que me llamaran y tuve que esperar otros 20 minutos pero no me llamaban”.
Con los nervios a flor de piel, la abuela del pequeño cogió a su nieto y entró en Urgencias. “Forzó la entrada porque la situacion era irreal, y más cuando nos encontramos al médico sentado en el ordenador, sin ningún paciente y ni siquiera era pediatra, sino médico general”. Ahmed está indignada por el trato de este facultativo al que acusa de “ni mirarnos a la cara, ni se acercó al niño, todo lo dejó en manos de las enfermeras. Hasta me preguntaba cual era la mano afectada, si la derecha o la izquierda. Ni siquiera se acercó a ver cómo estaba el pequeño. Al insistir aceptó mandar una radiografía y gracias a Dios no lo tiene roto”.
Finalmente, el médico de Urgencias receta al pequeño unos antibióticos. Cual no sería la sorpresa de los padres cuando en la farmacia les informan que, en lugar de la cantidad recetada de 5,6, por edad y peso le correspondía 2,3. “¿Qué hubiera pasado si se lo llegó a dar durante siete días? Habría acabado por destrozar el hígado de mi hijo, por culpa de un señor, poco consciente por lo que vi”. Además, también le receta una cantidad de otro medicamento que sólo lo toman niños de 9 años.
Afortunadamente, el pequeño no tomó esa cantidad gracias a la profesionalidad de estos farmacéuticos. Ahora se recupera de su accidente, pero sus padres no van a permitir que cosas así vuelvan a ocurrir. “Pensamos presentar una queja al Hospital, una denuncia en Comisaría o lo que sea necesario, pero lo que ha ocurrido no se