“Agradezco a Javier Pérez que respete a los que tenemos una opinión distinta, pero en su ‘levantá’ despojó del derecho a la presunción de inocencia a las familias que han denunciado”
Siempre me he preguntado si la Semana Santa tiene algo que ver con la fe cristiana o se trata de una festividad a la que muchos se suman por tradición o como una diversión más de nuestro calendario festivo.
Lo que digo no es ningún disparate, porque algunos de mis amigos costaleros me han comentado que son agnósticos y que procesionan por tradición. La fe cristiana tiene mucho que ver con la paz, la igualdad entre los hombres, la humildad y la justicia y, por supuesto, muy poco con la guerra, el racismo, la soberbia y los juicios temerarios.
Esto fue lo que me enseñaron, quizás no tenga el graduado escolar de religión, pero fue lo que me enseñaron y es lo razonable. El pasado Jueves Santo la Hermandad del Santísimo Cristo de la Humildad y Nuestra Señora de las Penas decidió dedicar la ultima ‘levantá’ a un profesor del colegio San Agustín investigado por un presunto caso de corrupción de menores, pornografía infantil y abusos sexuales.
En este sentido homenaje, Javier Pérez se dirigió a sus costaleros y les manifestó que la ‘levantá’ iba para el profesor investigado y para que aquellas personas que “quieren arruinarle la vida no lo consigan”, poniendo de manifiesto que si el profesor está sufriendo, más están sufriendo ellos en la hermandad.
Hasta el cielo llegó la ‘levantá’ de la Virgen de Las Penas y Dios se preguntará ¿por qué condena la Hermandad a las familias que han denunciado presuntos abusos de sus hijos? ¿Tanta información tiene la Hermandad de los presuntos hechos denunciados para enaltecer la labor del investigado y acusar a los denunciantes de intentar arruinar la vida del profesor?
Mientras tanto, en la tierra, el Consejo de Hermandades y Cofradías declinó dar su opinión sobre la polémica ‘levantá’, a la que no han prestado atención.
Desconozco si esa falta de opinión es por incompetencia o falta de competencia para censurar una conducta tan poco ortodoxa. Se me ocurren mil motivos para hacer una ‘levantá’ que no provoque desencuentros, que de un sentido cristiano a esta celebración.
Se me ocurre una ‘levantá’ por negros que han perdido la vida recientemente en nuestra costa; por las miles de mujeres, hombres y niños que se han ahogado en el Estrecho intentando buscar un futuro digno; por los millones de niños que pasan hambre en el mundo y por sus padres que sufren al verlos; por las mujeres que sufren la violencia machista.
Hay mil razones, pero se eligió una que ha traspasado la frontera de lo razonable manchando la Semana Santa de nuestra ciudad a la que le han llovido críticas en los medios de comunicación del país.
No había ninguna necesidad de tomar partido por unos hechos presuntamente tan repugnantes que están judicializados, que manchan y ponen en entredicho una celebración cristiana precisamente por personas que se le supone deben trabajar para engrandecer esta festividad, nuestra Semana Santa. Pudo ser un error, pero no lo fue.
No lo fue, porque Javier Pérez, capataz de Las Penas, al ser preguntado insistió: “Lo hicimos y lo volveríamos a hacer 40 veces”.
Además dijo que: “Respeta a quienes dentro y fuera de la hermandad critican, pero defiende su derecho a mantener una opinión distinta en defensa de la presunción de inocencia y no ve problema alguno en la dedicatoria”.
Agradezco a Javier Pérez que respete a los que tenemos una opinión distinta, además coincido con Javier en el derecho a la presunción de inocencia del profesor investigado, pero en su ‘levantá’ al profesor despojó del derecho a la presunción de inocencia que invoca a las familias que han denunciado presuntos abusos a sus hijos cuando dijo: “Y para que aquellas personas que quieren arruinarle la vida no lo consigan”, porque intentar arruinarle la vida falsamente a una persona es algo muy repugnante desde el punto de vista moral y un delito tipificado en nuestro código penal.
La Mesa Permanente del Consejo Diocesano de Hermandades y Cofradías de Ceuta hizo finalmente un comunicado limitándose a “lamentar la profunda situación creada” y dijo que “pondrá los hechos en conocimiento de la Autoridad Eclesiástica competente, que será quien determine las actuaciones a llevar a cabo, si procede”.
Es una forma de sacudirse las pulgas en el argot callejero, porque entiendo que esas personas son capaces por sí solas de determinar si un hecho de este calado es procedente o censurable, porque no podemos olvidar que las cofradías son, según la ley, asociaciones que, como tales, tienen capacidad de manifestar su opinión.
Este artículo lo dedico a los padres y menores que están sufriendo la injusticia partidista de una cofradía y del silencio de cómplice de otros.
Los jueces deberán resolver sobre la veracidad o no de las denuncias; mientras tanto, es de suma importancia respetar la presunción de inocencia de todos y, por supuesto, ni en Semana Santa se deben mezclar las churras con merinas.