Una fiesta también para los mayores

Hace tan solo unas horas  venía pensando camino a la rotonda del Pueblo Marinero, donde el centro de Servicios Sociales citaba a las personas jubiladas de nuestra Ceuta a participar en la celebración de la Fiesta de la Mochila. La Mochila que es tanto como decir que es una fiesta infantil de origen local ceutí, que desde antaño se celebra el día 1 de Noviembre de cada año. Aquella cancioncilla que cantaban los niños y sus papas, abuelos y familiares y sonaba “mi mochila, mi mochila, no se la come el gallo ni la gallina, nada mas que en mi barriga…”. Sin embargo, la Ciudad Autónoma y la Consejería de Asuntos Sociales han anticipado la celebración de la Mochila al día 29, tal vez con vista a que los jubilados y mayores de edad también podamos celebrar el día 1 de noviembre con nuestros familiares. En tanto haya salud, venga diversión para los doloridos huesos, tensiones altas, colesterol, reumas que  hemos dejado encerrados en la mesita de noche al levantarnos.
Una vez alojados los alegres vejetes en el interior de los correspondientes autobuses que nos conducirán al lugar de celebración suscito la lastimosa muerte del tan popular cantaor Manolo Escobar, que a través de sus canciones lo hemos escuchado siempre, resumiendo que el mejor tributo que se le puede rendir a una persona buena es que todos le podamos imitar…. A través de los ventanales del autobús se observa un cielo limpio de nubes, propicio para que el día transcurra sin pasadas lluvias, aunque también hay que reflexionar que las lluvias son como lagrimas que nos caen del cielo. Desde el cielo no esperamos caigan billetes para aliviar la crisis…. que también es de entera compresión.
Todos los vejetes alegres vamos acomodados en los autobuses que nos han asignados, se escuchan los comentarios, “no me achuches tanto marío que me estas achuchando mas que los recibos de la luz y el agua”. “Anda, entra por el pasillo que te meneas menos que la mandíbula de arriba al comer”. “Me parece María que tú no cabes en estos asientos del autobús y tienes trasero demasiado gordo, últimamente a tu edad parece que todo lo que comes se te va al sitio donde termina la espalda, qué cacho culo. Anda que tú, marío, que tienes menos carne que la pata de mi canario”.
Qué gusto se está cuando uno ha encontrado su asiento en el interior del autobús, los tiempos han cambiado mucho. Antes las rejas eran para que las mocitas las ronearan los galanes, sin embargo hoy día las rejas se colocan para que no te roben y que voy a decir de las mujeres de hoy que con tanta libertades que tienen, salen casa y no se sabe cuándo van a estar de regreso, anda y no charles más que eres, Juan, más inútil que un cubo sin asa. Pues te sigo diciendo que la mujer, el tiempo y el viento de repente cambian de momento…. Anda, cuenta agua llovió y que  terror lo que pasó en el vecino Japón. Los barcos grandes por las calles, los edificios machacados como cuando se pisa una lata de refresco, que espanto. No ves, en nuestra Ceuta llueve pero no tanto y es que en nuestra Ceuta tenemos siempre un tiempo primaveral continuada. Que las nubes nos sigan respetando como hasta ahora ¡Qué calor! Dame la botellita de agua que voy a echar un trago, como aquel borracho que decía: “para poca salud, ninguna” y seguía bebiendo… No ves qué señora tan gorda y lustrosa está pasando como que nota a ojos vista que como todos los días sin falta… Otro comentario: cualquiera que solamente mire al presente o al pasado, seguro se perderá en el futuro. España es el país mas joven en democracia. La democracia viene a ser como una maceta, a la maceta es necesario regarla, mimarla y protegerla, de lo contario se entristece y se marchita….
Se comenta también la canción que se escucha por la radio “el bacalao, María lávalo primero que sabe a salao”.  Este es el relato de las conversaciones entabladas en el interior del autobús que nos desplazaba hasta el lugar de la celebración de la Fiesta de la Mochila en nuestra Ceuta, que demuestra palpablemente que los ceutíes jubilados pensamos y nos expresamos como andaluces españoles, no hay que dudarlo.
El autobús llega al Sarao, recinto conocido por todo los ceutíes enclavado entre árboles en naturaleza pura. ¡Qué bien se respira el oxígeno puro! Tras la última volantada y aceleración pidiendo más potencial motor el servicial chofer de turno aparca. Como resorte se levantan de sus asientos los viajeros mayores de edad y jubilados con la sana pretensión de alcanzar las puertas de salida del autobús. Una vez fuera del vehículo los teléfonos móviles pegados a las orejas se ponen en funcionamiento: “Hemos llegado, que no olvidéis de del mercado los artículos que os he escrito”.
Penetramos todos en el inmerso salón del local, la orquesta anima el ambiente con los ritmos de pasodobles, rumbas, rumbitas, boleros, afro africano y todo lo que pide la gente de la pista. Todos a bailar y a echar fuera de la borda los años que pesan, que luego hay remedio con los paracetamoles. Vive la música como terapia de los males de los viejetes que se sienten jóvenes todavía.
Comienza el picoteo de la mochila traída particularmente y el ofrecido por la gerencia, castañas asadas, almendras, orejones, de todo un poco como en farmacia. Se escucha por la megafonía de la orquesta la voz conocida de la directiva gestora, la señora Blanca, anunciando el próximo programa de diversión por la serranía rondeña durante una semana. Siguen los saludos de los concurrentes que no se veían desde algunos años con la alegría del ambiente divertido. Una gozada.
A la una y media se espera la llegada del arroz programado. No resulto muy apetecible quizás porque “mi mochila no se la come el gallo ni la gallina”.
Así continúa el divertido ambiente de bailoteo, chirigotas, chistes, ocurrencias, etcétera. Hasta la hora del regreso a casa para meter los pies en el agua calentita y reparadora.
En definitiva, una jornada agradable, llena de ilusión de los mayores que hay que agradecer a la consejera de Asuntos Sociales. Ya publicamos fotos de los actos, pero hoy hacemos también público un relato literal que resulta más ameno en su lectura.