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En tres meses se ha cerrado un caso pronto en las detenciones y en el desenlace judicial
Cuando a Ibrahim Arraoui lo enterraron en Tetuán, la familia pidió justicia. No querían que los implicados quedaran finalmente libres, reclamaban que las pruebas afloraran, que el trabajo policial y judicial diera al final sus frutos. Ayer, tres meses después del crimen, y con las penas que la Ley del Menor permite, se hizo justicia firmando la condena para todos los implicados en este suceso, desde quien asestó la puñalada mortal hasta los que coparticiparon del robo con violencia previo a dicha acción y los que facilitaron que el arma homicida nunca fuera encontrada por la Policía.
La rapidez con la que actuaron las fuerzas de seguridad en la detención de buena parte de los implicados fue determinante, contando con una clave muy importante: la elevada presencia de testigos que no tuvieron miedo y que aportaron los datos importantes para marcar a las personas que acababan de escapar desde la calle Independencia. La camiseta del homicida fue lo que necesitó la Policía para lograr dar con los jóvenes que escapaban por las escolleras a la altura de Fuente Caballo. 24 horas después del arresto, los testigos se ratificaron en sus declaraciones lo que ha facilitado que el procedimiento judicial haya ido rápido hasta culminar, ayer, con la firma de la conformidad.
Dada la cantidad de personas citadas se solicitó desde el Juzgado de Menores el uso de la sala que emplea la Audiencia. Ibrahim formaba parte de una familia humilde. Su vida quedó truncada una tarde de viernes cuando había cruzado a Ceuta con su amigo para pasar un día de playa después de haber comprado una camiseta. Fueron acosados y, al ofrecer resistencia, atacado muriendo prácticamente al momento.