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Una ciudad bajo la eterna amenaza del terrorismo

Los indicios han pasado desde los tradicionales mensajes reivindicativos hasta operaciones contra el radicalismo en la propia ciudad, lo que convierte el riesgo en real

“No faltan motivos para pensar que ciertos sectores de la ciudad podrían servir de escenario para la expansión de la ideología salafista-yihadista, el desarrollo de actividades de apoyo logístico al movimiento yihadista global o incluso la realización de atentados en Ceuta o desde Ceuta”. Esta es una frase que define perfectamente el estudio realizado en 2007 por el ceutí Luis De la Corte Ibáñez, miembro del Instituto de Estudios Ceutíes (IEC) y director del Área de Estudios Estratégicos e Inteligencia del Instituto de Ciencias Forenses y de la Seguridad de la Universidad Autónoma de Madrid. Es un trabajo que fue publicado por el Real Instituto Elcano y que tras las detenciones del pasado viernes cobra cierta actualidad.
No obstante, el experto en la materia recalca que esta afirmación podría aplicarse igualmente a otros enclaves españoles ya que “Ceuta no es el único lugar de España penetrado por redes yihadistas”. Es más, en su estudio añade que no se puede hacer una justa valoración sobre el riesgo de futuros atentados en Ceuta sin tomar en cuenta el elevado grado de amenaza que actualmente se cierne sobre el resto del país y de Europa.
Lo que sí deja claro en su estudio es la vulnerabilidad del barrio del Príncipe para convertirse en un caldo de cultivo para vocaciones yihadistas. En primer lugar, De la Corte hace un extenso recorrido por algunos comportamientos y pautas características del radicalismo islamista en el Príncipe.
Uno de estos indicios corresponde a las muestras de apoyo a comunidades musulmanas implicadas en algún conflicto internacional, por ejemplo, sobre el conflicto palestino-israelí. También cita en su informe la aparición de pintadas de contenido radical y amenazante.
Otro es la propagación de ideas y comportamientos característicos del salafismo radical, como la predicación de imanes radicales en el barrio del Príncipe. Una de las primeras noticias a este respecto hacía referencia a la “eventual presencia de un predicador de origen saudí en un pequeño oratorio del citado barrio”. Además, se advirtió también de que alguno de los vecinos radicalizados “vienen realizando labores de vigilancia de las costumbres morales y religiosas de los jóvenes, tal y como suele ocurrir en cualquier otro entorno controlado por predicadores salafistas”.
El estudio también se hace eco de los “rumores” que sugerían que algunos individuos radicalizados que residen en este barrio “estarían ejerciendo labores de reclutamiento para la yihad y que, cuanto menos, uno de ellos habría marchado a combatir a Irak”. Además, noticias aparecidas en prensa indicaban que la Policía española abrió una investigación sobre la desaparición de varios jóvenes musulmanes de Ceuta de los que se sospechaba que también podrían haberse desplazado a  Irak.
El último comportamiento o pauta característica del radicalismo islamista que cita es la agresión contra edificios y personas. Se centra especialmente en uno, el que tuvo lugar en septiembre de 2005, cuando un grupo de radicales realizó un primer intento fallido por incendiar el morabito –especie de pequeña ermita donde se aloja la tumba de algún musulmán al que se le considera santo– próximo al cementerio musulmán de Sidi Embarek, debido a que los salafistas “deploran y proscriben esta clase de cultos”. Tras este intento fallido, consiguieron quemarlo en enero de 2006 y en abril de este mismo año repitieron esta misma práctica contra el morabito del Sarchal. De la Corte también pone como ejemplo de este indicio las emboscadas a las que frecuentemente son sometidos los coches policiales que entran al barrio.

Ceutíes bajo la sospecha

A lo largo de la última década han sido varios los ceutíes que han sido detenidos o se les ha relacionado con tramas yihadistas.
Uno de los más conocidos es el talibán español, quien incluso estuvo preso en la base de Guantánamo. Una vez en libertad en España, él y su abogado explicaron que todo lo que había declarado sobre su supuesto proceso de radicalización eran “mentiras necesarias para evitar torturas”.
Incluso en la trama del mayor atentado islamista de la historia del país y de Europa aparecía involucrado un tetuaní residente en Ceuta. Se trata de Abdelilah el Fuad, de quien se decía que habría comprado un coche a la familia de uno de los posibles líderes de la red del 11-M, el también tetuaní Hamal Ahmidan, alias El chino o Mowgli, vehículo que pudo ser utilizado por los miembros de esa red para recoger en Asturias los explosivos que se utilizaron en la masacre de Madrid y que después apareció en Ceuta. Finalmente quedó en libertad.
En marzo de 2005, en el marco de la Operación Nova, agentes de la Guardia Civil efectuaron varios registros en celdas encontrando una serie de textos escritos en árabe, francés y español potencialmente relacionados con Al Qaeda, y un croquis y un plano de un ferry. Uno de los sujetos investigados era un conocido delincuente del barrio del Príncipe. No obstante, su radicalización se habría producido en la prisión algecireña de Botafuegos.
Más tarde, en diciembre de 2006 se produjo la detención de once personas en Ceuta en la denominada Operación Duna, aunque todos quedaron absueltos de los delitos que se les imputaban.
Un año antes, otro ceutí, convicto por delitos de narcotráfico, fue detenido dentro del marco de la Operación Tigris, destinada a abortar una trama de apoyo logístico y financiero a la actividad yihadista en Irak. También quedó absuelto.
De la Corte también se refirió a los numerosos mensajes de líderes yihadistas que describen a las ciudades autónomas como blancos de la actividad terrorista.

Recomendaciones

Para el experto, la prevención de la actividad yihadista requiere la implementación de un amplio abanico de medidas de diversa índole, y muestra tres tipos.
En cuanto al primero, relativas a la seguridad, habla del incremento de las tareas de vigilancia e inteligencia destinadas a detectar labores de proselitismo y propagación de la ideología salafista-yihadista, la implementación o mejora de las pautas de vigilancia y detección de procesos de radicalización y contactos entre reclusos relacionados con actividades yihadistas en la prisión ceutí, la mejora de los sistemas de seguridad aplicados a medios de transporte e infraestructuras básicas, el reforzamiento del control de las fronteras, y el control de flujos de inmigración ilegal, entre otras medidas.
También cree que son necesarias medidas de política internacional. “La colaboración con Marruecos siempre ha sido una necesidad, tanto para los intereses nacionales como para los de Ceuta, pero la amenaza yihadista ha añadido un nuevo valor a la misma”, indica. Añade que la mejora de las condiciones de vida y el incremento de la seguridad en barrios periféricos constituye un objetivo “inaplazable”.

El vecino que aparece en distintos entramados

La identidad de un vecino del Príncipe aparece relacionada con entornos supuestamente contaminados por vocaciones yihadistas. Se trata de un individuo que fue detenido en la denominada Operación Duna y que es también uno de los ocho arrestados el pasado viernes. En el informe aparece como la persona que habría promovido la radicalización de una mezquita y su entorno, con ayuda de su propio imán, y que había afirmado su disposición a participar en una operación suicida, deseos de ejecutar atentados dentro y fuera de Ceuta y la posibilidad de sustraer armamento y material explosivo de un polvorín militar del Hacho. Por todo ello fue detenido en la Operación Duna, aunque finalmente quedó absuelto junto a los otros arrestados.

Una “función útil” para tramas yihadistas

De la Corte destaca en su estudio que la evolución del radicalismo salafista en el norte de África hace suponer que Ceuta podría desempeñar más de una “función útil” a los objetivos del movimiento yihadista global.
En esta línea, advierte de que no hay que descartar algunas tendencias. La primera de ellas es que la ciudad se convierta en caldo de cultivo del radicalismo salafista, al acumular numerosos “factores de riesgo” que pueden “allanar” el camino a la difusión de las versiones más radicales y virulentas del islam. Uno de los citados es la creciente concentración de población musulmana o la proximidad con Marruecos, pero aclara que “naturalmente, la condición de musulmán no es causa suficiente ni probable para la radicalización religiosa (la mayoría de los musulmanes no son radicales), aunque sí constituye una condición imprescindible que Ceuta (y Melilla) cumple en mucha mayor medida que la práctica totalidad de las ciudades españolas”.
Este informe apunta a que la “marginalidad” que caracteriza al Príncipe puede favorecer la militancia yihadista. El descontento de los jóvenes también puede fomentar estas vocaciones. “En esta clase de ambientes la combinación de mensajes demagógicos y victimistas que suelen dar contenido a los discurso de los imanes más radicales y las prácticas de asistencia social típicamente desarrolladas por asociaciones islamistas pueden hacer tremendamente atractivo un ideario como el salafista, que ofrece una explicación y solución únicas a todos los problemas padecidos por los musulmanes, una explicación que culpabiliza de esos problemas a los infieles y a los malos musulmanes y una solución que exige la agresión a tales enemigos del islam”, dice. En esta línea, añade que la escasa formación cultural de jóvenes del barrio  y el fracaso escolar “les hace mucho más vulnerables a cualquier intento de manipulación ideológica sectaria”.
En cuanto a la proximidad con Marruecos, puede facilitar el aumento de vocaciones yihadistas en Ceuta por varias vías, “que incluirían la huida de militantes radicales hacia la ciudad autónoma o un posible contagio ideológico del actual proceso de reislamización que está teniendo lugar en Marruecos desde hace ya varios años”. El experto en la materia alerta de que “no puede descartarse que miembros de esta clase de redes yihadistas traten de cruzar la frontera con Ceuta e instalarse allí para desarrollar labores de reclutamiento y propaganda”.
Algunos indicadores de finales de la pasada década señalaban a Marruecos como uno de los países musulmanes con mayor extensión de opiniones y actitudes radicales y antioccidentales. El estudio también indica que las carencias sociales y formativas del Príncipe hace que sus residentes sean más vulnerables a cualquier manipulación.
Por otra parte, se plantea también que Ceuta actúe como “retaguardia y base logística de la yihad”, ya que “reúne una serie de características que la convierten en un territorio propicio para el desempeño de varias funciones logísticas indispensables respecto a la organización y la subsistencia de la amenaza yihadista global”.
Es trabajo del experto ceutí contempla también la posibilidad de que grupos radicalizados de Ceuta realicen labores de apoyo económico a la causa yihadista ya sea de forma legal, a través de donaciones en lugares de reunión, o ilegal, mediante delitos menores cometidos contra la propiedad o por las redes de narcotráfico que atraviesan Ceuta desde Marruecos hacia Europa, o incluso el tráfico de seres humanos.
El estudio también habla de los motivos que llevarían a los radicales a atentar en Ceuta. “Tal vez los extremistas pretendieran atentar allí con la expectativa de activar un ciclo de hostilidades entre musulmanes y no musulmanes que pudiera convertir la ciudad autónoma en un escenario de intensos conflictos interétnicos”, indica, para añadir que, sin embargo, el efecto podría ser el contrario. “No se puede descartar que los atentados provocaran alguna reacción potencialmente agresiva de parte de algunos ciudadanos no musulmanes. Sin embargo, lo más probable es que esas reacciones fueran minoritarias y es prácticamente seguro que muchos de los imanes de la ciudad y la mayor parte de la población musulmana ceutí rechazara de inmediato los atentados, a sus autores y a la doctrina radical que los anima”, señala.
Entre los escenarios más propicios para un hipotético atentado terrorista cita cualquiera de las dos fronteras con Marruecos, algún cuartel o dependencia militar, algún edificio judío o el puerto marítimo, caracterizado por un gran tránsito de personas. También contempla la opción de que las costas sirvieran como punto de salida de alguna pequeña embarcación destinada a atentar contra alguna de las que atraviesan diariamente el Estrecho, o de llevar a cabo uno en el centro de la ciudad.

Ceuta como una ciudad de paso en el trayecto Cataluña-Irak, vía Siria

En 2007, filtraciones policiales aparecidas en prensa señalaban a Ceuta como ciudad de paso dentro de un tour que comenzaría en Cataluña y acabaría con la entrada a Irak vía Siria. Además, habla de la posibilidad de que Ceuta sirva como “vía de escape o refugio” a militantes yihadistas procedentes de Marruecos o, en sentido contrario, huídos de Europa. Un papel logístico compatible con el anterior sería el de “zona de tránsito” en relación a varios recorridos.

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