La verdad es que vivimos una etapa en la que se nos ofrecen muchas más tragedias, o simplemente dificultades, antes que ocasiones para que el alma se sienta aliviada por algo amable, a la vez que sincero. Esta es terrible para el ser humano que, en general, desea poder vivir rodeado por el bien, por ese mismo sentimiento que rebosa en su corazón.
¡Cuantas pequeñas cosas, llenas de amor, hacen que la felicidad inunde el sentir Humano ! La verdad es que la mujer y el hombre son plenamente sensibles ante cualquier pequeño gesto amistoso.
Hace unos días, un niño pequeñito gateaba, él solo, hacia las alambradas que en un país de Europa impedían el paso a una multitud de emigrantes. El chiquillo, de quizás once o doce meses, no era consciente de lo que ocurría, simplemente le atraía aquél revoltijo de alambre espinoso y la gente que había tras esa alambrada. A él le atraía la novedad y gateaba hacia lo que para él no era tragedia sino felicidad. ¿Qué pensarían los que custodiaban la alambrada? En el pecho de más de uno se desataría una dolorosa, aunque amable, sinfonía.
Cada día se instalan nuevas alambradas a nuestro alrededor. Se nos niega la posibilidad de acceder a una educación que baja a juego con la formación moral y hay que acercarse a ese tipo de alambradas contra la educación pidiendo el favor de la comprensión.
Tal vez existan personas que comprendan ese deseo de una formación más completa, más cercana a la realidad de la vida, pero las características de la Organización - de las alambradas simbólicas - Hacen que, de nuevo aparezca en nuestra alma una dolorosa, aunque amable, sinfonía.
Nuestra comodidad es, a veces, causante de la aparición de esas alambradas que, de ves en cuando, nos producen desgarrones en el alma al tratar de desembarazarnos de ellas. ¿Cuantas veces hemos dejado de atender una necesidad ajena por no molestar nuestra comodidad? Cuando nos decidimos a romper esas alambradas nuestra alma se llena de alegría y entusiasmo por lo que vamos a hacer, libres de esas ataduras. ¿Como no sentir en nuestra alma una gran sensación de libertad que suena como una amable sinfonía'.
Triste es el ambiente de lucha desatada por quienes pretenden una secesión en nuestra Nación. Aquí, con ese estado de cosas, la sinfonía se ha vuelto trágica y dolorosa. ¿Por qué ese afán de desequilibrar, de llevar al alma los signos de la tragedia? No es esa la actitud que debe reinar en nuestros corazones. Una vez más hay que acudir a la entereza de nuestro corazón y tratar de ver asomos de alegría en ese horizonte tormentoso. Por encima de todo está la esperanza en la sensatez humana que trata de escuchar una amable sinfonía en horizontes brumosos.
Manuel de la Hera Pacheco.- 23 Seotiembre 2015.