Un suceso inexplicable para los vecinos de Juan XXIII

La populosa barriada Juan XXIII despertó ayer con una terrible pesadilla que sus vecinos no querían creer. Uno de sus vecinos de toda la vida -él hace poco se trasladó al Hacho pero sus padres siguen teniendo la residencia en la barriada- había sido asesinado la madrugada anterior en la zona de ocio del Poblado Marinero. Si difícil era para ellos creer que habían asesinado a uno de sus vecinos, más lo era aún saber que las dos personas que habían sido detenidas por estos hechos también eran del barrio.

Hay dos cosas que no paraban de decir los vecinos de Enrique en la jornada de ayer: que el asesinado era una gran persona y que se mantenía ajeno a cualquier altercado, y que un día antes de ser asesinado iba por el barrio con “un montón” de dinero en la mano.
El asesinato de Enrique era el tema de conversación de todos los vecinos, especialmente de los que se congregan a diario junto a la puerta de su portón y el quiosco que se sitúa justo en frente de éste. “Ayer mismo estuvo comprando tabaco aquí”, decía una mujer junto al quiosco del que era cliente habitual.
Si a todos les resultaba extraño que Enrique fuera asesinado ya que -decían- “no se metía con nadie y siempre iba a su rollo”, más extraño aún les parecía que los dos detenidos fuesen también vecinos del barrio. “¿Han matado a Enrique? ¿Gente del barrio? No puede ser...”, comentaba uno de los jóvenes de Juan XXIII. Otro vecino, por su parte, afirmaba: “Este hombre no se metía con nadie. Llevo aquí 45 años y jamás lo he visto meterse en una bronca”.
Cuando se enteraron de la noticia, muchos de los vecinos que le vieron el día antes del asesinato pensaban que el robo podría haber sido el móvil del mismo, ya que lo vieron con dinero en la mano. “Ayer lo vi por aquí delante con un montón de dinero en la mano. Al parecer había cobrado y al enterarse querrían robarle”, afirmaba  un vecino señalando la calle que hay junto a su vivienda.
Otros vecinos lamentaban que el barrio estuviera en el punto de mira por un hecho así. “Ya está otra vez el barrio cogiendo mala fama por dos individuos”, comentaba una vecina de la barriada.
Todos los residentes de la zona que iban llegando al portón de Enrique iban mostrando su sorpresa por lo acontecido. “Yo me he enterado en el paro -se refiere al SPEE, antiguo INEM- y todavía no me lo creo”, decía otro vecino de Juan XXIII.

Fue taxista y guardia civil
Enrique trabajó de taxista hasta hace un año, cuando perdió la licencia tras impugnarla un compañero. condujo los taxis números 117 y 95. El presidente de  la Asociación de Autónomos del Taxi, Said Mohamed, lo recuerda como una persona “maravillosa”. En otra época también fue guardia civil.

“Inseguridad” a través de los ojos de empresarios

Algunos empresarios del Poblado Marinero mostraron su preocupación por lo ocurrido, incluso algunos dijeron que éste es un incidente que “se veía venir”.
Dueños de algunos de los lugares de ocio de esta zona de la ciudad autónoma dijeron que incluso han advertido a las autoridades que últimamente se está dando un ambiente que no les gusta y que en ocasiones suceden peleas alrededor de los locales que regentan.
Otros, sin embargo, dicen que es un caso aislado, aunque advierten de que hay que continuar trabajando para conseguir una mayor seguridad en la zona.
De esta manera, muchos de los propietarios de locales de ocio del Poblado Marinero piden que aumente la presencia policial en este lugar no sólo los fines de semana, sino también el resto de los días.

Dos incidentes graves en el Poblado Marinero en lo que va de año
Han sido dos incidentes graves los que han tenido el Poblado Marinero como escenario en lo que va de año. El primero de ellos se produjo la madrugada del pasado 22 de enero, cuando un policía local efectuaba dos disparos contra un pub en el Poblado, concretamente ‘El Rekreo’. En el momento de su detención, el policía D.L.A. portaba su arma reglamentaria cargada, además de otro cargador que se le cayó al suelo. Los policías nacionales que le detuvieron pasaban por la zona en una de sus patrullas rutinarias cuando fueron advertidos de la situación, procediendo a dar el alto al detenido para trasladarlo a las dependencias de la Jefatura Superior.
Tres meses después, un nuevo suceso en esta zona de la ciudad se cobra una vida, la de Enrique.