Un poco de respeto delegado: 170 años de alabanzas y traiciones

Hace dos años murió repentinamente un guardia civil en Ceuta. Su familia: padres, hijos y hermanas se desplazaron a la ciudad para darle sepultura. El padre, un hombre de más de setenta años, jubilado y con una escasa pensión se encontró con una situación dolorosa e inesperada.

Además de esto, añadimos la pena de no tener dinero para abonar el entierro. La familia recurrió a la Guardia Civil para que intentara adelantar el dinero, porque ellos no tenían para hacer frente al gasto. Nada se pudo hacer desde las Instituciones, no había partida para eso.
El guardia civil “NUESTRO COMPAÑERO” no era afiliado a AUGC, pero los guardias civiles no podíamos dejar sola a nuestra familia, la familia de todos los guardias civiles, y nos hicimos cargo del entierro, de los gastos de alojamiento y manutención. No los dejamos solos ni un solo minuto y los acompañamos como era nuestro deber. Eran y son nuestra familia. Así lo son todos los guardias civiles de Ceuta, porque presumimos de ser casi el 95% de afiliados a AUGC. Todos  abonamos con orgullo, sin propaganda mediática y sin rechistar el entierro y acompañamos a nuestra familia. ¿Dónde estaban los demás? No seguimos señor delegado, pero de éstas le puedo contar muchas y más sangrantes. Nosotros sabemos estar con los guardias civiles, con la Guardia Civil y sabemos qué quieren los guardias civiles y sus familias.
Opinar de forma distinta o discrepar no puede convertirnos en un enemigo público para su partido ni para esa Delegación del Gobierno. Lo bonito y coherente en democracia es la diversidad de opinión. ¿Cómo quieren que acudamos a concentraciones organizadas por un Partido Político si lo tenemos expresamente prohibido y nos pueden hasta ilegalizar o sancionar? ¿Cómo quiere que le digamos que no estamos cuestionados, ni nos sentimos cuestionados?
El pasado viernes en el programa de La Voz del Faro nos animaba a querellarnos contra una ONG. Déjese de puyas, nosotros sabremos lo que tenemos que hacer. No nos convierta en su enemigo, ya les pasó a otros delegados del Gobierno, unos nos tachaban de comunista, otros de anarquistas y otros de hacerle el juego al Partido Popular. En fin, que según quien gobierna somos del contrario. Es curioso en un país donde colectivos y ciudadanos se abrazan al poder, a los de AUGC siempre nos tachan de estar en contra del que gobierna. Hasta el PSOE nos tachó de anarquistas. ¿No sería más fácil y cómodo para AUGC estar con los que gobiernan? Pero no estamos con nadie, estamos con los guardias civiles. Estamos abiertos al diálogo sincero, no a la manipulación interesada, porque nada tenemos que ganar los que dirigimos AUGC. Ser dirigente de AUGC es ser presa codiciada, especie en extinción y estar en la picota constantemente. Lo llamamos al programa de la COPE para decirle esto, pero no pudo ser.
La ilustración de este artículo lo dice todo. Póngase la camiseta de los guardias civiles y sus familias. La camiseta de los que llevamos 170 años esperando que los políticos españoles nos equiparen en sueldo y horas de trabajo al resto de las policías españolas. Póngase la camiseta de equiparación salarial para que “nuestras mujeres echen una papa más al puchero, para pagar las particulares de nuestros hijos, para abonar las hipotecas”.
No queremos ganar más, queremos lo mismo, déjense de milongas, quédense con el derecho sindical, pero iguálennos en sueldo y horas. Eso sí que es “TODOS CON LA GUARDIA CIVIL”. Cállennos la boca, pero no con sanciones, con argumentos y justicia. Ésa que llevamos pidiendo 170 años. Ciento setenta años de alabanzas y traiciones.
Hagan una concentración para la equiparación salarial, de horarios y derechos para los guardias civiles y allí estarán nuestras familias, porque no podremos asistir los guardias civiles. Hagan una concentración, pero dejen ya de ALABARNOS Y TRAICIONARNOS.