No terminamos de creérnoslo. El Gobierno de la Ciudad lleva seis años diciendo que va a aprobar el documento de revisión del PGOU de Ceuta y al final, nada de nada.
En la entrada de la Consejería de Fomento podrían poner un cártel del tipo: “Hoy no se aprueba el PGOU, mañana”. Si es cierto que la intención del Gobierno es llevarlo a Pleno el próximo día siete de agosto hay que decir que nos parece un despropósito. La fecha es claramente inoportuna porque todo el mundo sabe que en agosto muchas personas están de vacaciones fuera de Ceuta. De todos los meses que podrían haber elegido, éste es el menos indicado para iniciar la tramitación del nuevo PGOU de nuestra ciudad. Desde luego en lo que menos han pensado es en la participación ciudadana. De hecho nunca les ha importado un pimiento la opinión de los ciudadanos, ya sea de manera individual o colectiva. Para estos últimos ya tienen su comodín preferido que es contar con la opinión de la Federación de Vecinos, como si ésta aglutinara el parecer de todos los habitantes de Ceuta. Del resto de entidades sociales, culturales o ambientales no les interesa mucho conocer su opinión, y menos de las que pueden plantearle objeciones a sus planes urbanísticos. En esta materia cuando menos se sepa mejor, vaya que los de siempre vengan a estropearnos nuestros maravillosos proyectos urbanos con los que deslumbrar a una ciudadanía ingenua y complaciente con el poder. Un poder, o más bien complejo del poder, que seguro conoce al detalle los entresijos del futuro PGOU y ha ejercido su poder de influencia para arrimar las ascuas a su sardina.
Si al Gobierno de la Ciudad le hubiera importado implicar a los ciudadanos en el diseño de la Ceuta del futuro, si es que lo tiene, podría haber diseñado una estrategia de comunicación y difusión del contenido del PGOU. Una exposición temática sobre el pasado, el presente y el futuro urbano de Ceuta hubiera sido, y todavía lo puede ser si se retrasa la aprobación del PGOU, un medio eficaz para despertar el interés de los ceutíes sobre su ciudad y los planes para la misma. Para la organización de esta exposición podrían contar con los historiadores, geólogos, conservacionistas, arquitectos, artistas, empresarios y grupos políticos locales, entre otros muchos, que, uniendo sus fuerzas, aportarían un análisis cívico riguroso e inclusivo. Todos los ciudadanos, de alguna manera, podrían tener la oportunidad de contribuir de incrementar el conocimiento sobre la ciudad en la que viven, empezando por los infantes y terminando con los adultos de todas las edades y condición.
La total ausencia de interés por parte del gobierno en contar con la ciudadanía en la redacción y diseño del PGOU va a conllevar que nos impongan proyectos que esta misma generación o las siguientes deploren. Para evitarlo es imprescindible que, por una vez de verdad, las autoridades pongan en práctica el mantra de la transparencia en el ejercicio de la acción política. Si hay algo que espanta al ciudadano medio es la incomprensible jerga urbanística y la menos compleja normativa relativa al urbanismo y la ordenación del territorio. Cualquier ciudadano se pierde en el marasmo burocrático que sirve de cortina de humo para ocultar todo tipo de desmanes urbanísticos de los que se benefician unos pocos y perjudican a todos. Por este motivo es imprescindible llevar a cabo este análisis cívico y la exposición sobre el pasado y el presente de Ceuta. Una muestra que debería servir también para exhibir buenos ejemplos de planes urbanos en otras partes y recibir proyectos y sugerencias referentes al futuro de la ciudad. Los ejemplos de planes para otras ciudades, en particular de aquellas con condiciones similares a Ceuta, resultarían de un valor inestimable y casi indispensable. No hacerlo así, insistimos, es imponer un modelo de ciudad a espaldas del bien común.
Adentrarnos en el análisis y conocimiento previo del pasado y presente de Ceuta no es una pérdida de tiempo, como seguro pensarán nuestros impacientes burócratas y políticos. Necesitamos obtener una visión sinóptica de la ciudad desde sus orígenes hasta la actualidad para proyectar de manera adecuada su mejoramiento, teniendo siempre presente el espíritu e individualidad de Ceuta para realzarlo y expresarlo y no para borrarlo o reprimirlo más. La falta de perspectiva histórica nos ha llevado a pensar que el tipo de ciudad en el que ahora vivimos es, en principio, definitiva, en vez de verla cambiante y en permanente estado de fluidez. Esta concepción estática de la evolución urbana de Ceuta impide la percepción del cambio cívico que es posible y deseable para nuestra ciudad. El movimiento vital que discurre en nuestras ciudades procede, como decía Patrick Geddes, “con cambiante ritmo iniciado por el espíritu del lugar, proseguido por el espíritu de la época y acompañado por sus buenas y malas influencias”.
Sin lugar a dudas, nuestro Zeitgeist o espíritu de la época está más en manos de las Furias que de la Musas. Los ideales de la Bondad, la Verdad y la Belleza, -que dieron lugar a las ciudades griegas en las que floreció la democracia, la sabiduría y el arte-, han sido sustituidos por la corrupción, la ignorancia y la fealdad urbana. La ética se encuentra hoy día completamente alejada de la política, la sabiduría despreciada y la cultura convertida en inerme espectáculo. El patrimonio cultural ha sido despreciado y destruido por una sociedad infectada por el virus de la codicia. Nuestra vida en común carece de dirección y sentido, la historia olvidada y los seres humanos cada día más egocéntricos, pasivos y rutinarios. El drama social antes vivo y enriquecedor se ha convertido en una comedia de tercera en la que los actores son los mismos y los espectadores duermen plácidamente en sus butacas ajenos al bochornoso espectáculo que se representa en la escena pública. La ciudadanía danza al ritmo que le marca la propaganda política y la publicidad. Un frenético ritmo que destruye la naturaleza y hace de nuestras ciudades espacios inhabitables de ruido, contaminación, violencia y crispación social…
Pero no todo está dicho. Aunque el pasado no nos deja nunca y el futuro está en las puertas, como decía Mumford, la historia aún no ha concluido. El mundo siempre está comenzando de nuevo y con él surgen nuevas y renovadas oportunidades para todas las ciudades y sus habitantes. Es cierto que el daño infringido a nuestro medioambiente ha sido importante, y en muchos casos irreversible, pero aún tenemos margen para diseñar y poner en marcha nuestra eutopía (Buen Lugar) en la que podamos todos disfrutar de una eupsiquía (Vida Buena). Para alcanzarla es necesario sustituir nuestra cosmovisión mecánica por una orgánica y vital, sustentada en una eutécnica, un eubiota (Buen Entorno) y una eupolítica o ethopolítica. Esta última no puede delegarse con hasta ahora en la clase política. La ethopolítica requiere la implicación activa y comprometida de unos ciudadanos guiados por la búsqueda del bien común, la defensa a ultranza de la verdad, la potenciación de la cultura y el embellecimiento de nuestra ciudad. Estos ideales son los que deberían inspirar el nuevo Plan General de Ordenación Urbana. Conforme a estos ideales superiores, deberíamos cuestionarnos en qué medida el futuro PGOU promueve los procesos de realización de la vida y cuánto respeta las necesidades de la personalidad integral. ¿Busca el PGOU la antigua meta de la expansión y el crecimiento urbano y poblacional o la nueva del equilibrio? ¿Promueve la conquista y la acaparación de poder económico y político o favorece la cooperación y el apoyo mutuo? ¿Concurre el nuevo PGOU a la satisfacción y renovación de la persona humana para que todos tengamos la oportunidad de disfrutar de una vida plena, rica y significativa? Tengan estas preguntas en mente cuando lean el documento del nuevo PGOU y así podrán determinar si debemos rechazar este plan o aprobarlo. No lo van a tener fácil dada la falta de sensibilidad cívica del Gobierno local, que no ha hecho ni va a hacer nada para que entiendan el documento del PGOU y puedan así ejercer su “derecho a la ciudad” (Lefebvre), pero deben hacer el esfuerzo y exigir que les expliquen cuáles son sus planes para Ceuta.