Podemos estar hablando de un plan histórico para nuestra ciudad si al final quedan confirmados todos los extremos que se negociaron en Madrid hace diez días entre el presidente Vivas y el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro. Ciento veinte millones de euros para ser invertidos en un quinquenio. En la práctica, la única petición puesta encima de la mesa por el propio responsable del departamento ministerial frente a los cuatro que se proponían por parte de la Ciudad Autónoma. Tenemos claro que sería una transformación total de una de las zonas con más deficiencias de nuestra ciudad, como es la Almadraba, el puesto fronterizo del Tarajal y el último kilómetro y medio de la Carretera Nueva. Por otro lado, se potenciaría la construcción de viviendas en los solares de Loma Colmenar que aún permanecen baldíos (no olvidemos que cuando se diseñó la urbanización de la misma se hablaba de un Plan de Viviendas que superaba las mil quinientas) y luego se invertiría de manera importante en el Príncipe Alfonso que se añadiría a los esfuerzos que durante los últimos años han realizado ambas administraciones.
Hay una reflexión importantes que realizar: que, en una época de crisis como la actual, donde las inversiones se miran con lupa porque en el fondo el problema es la falta de liquidez, que en cuanto se comienza a ver la luz de la recuperación sea el ministro que maneja los euros el que anime a los dirigentes ceutíes es una demostración palpable de la prioridad que Ceuta representa en el conjunto de la política del Gobierno de la Nación.
Y además, una consecuencia de lo que hemos visto en los últimos dos años, donde el comportamiento de la Administración General del Estado ha sido de reforzamiento de las peculiaridades fiscales de Ceuta, de incremento de las aportaciones y de sensibilidad especial ha sido el tono permanente.