Mari Carmen agarraba ayer con fuerza a sus dos hijos, uno de cada mano, antes de lanzarse a la aventura de cruzar el que se ha convertido en uno de los pasos de peatones más peligrosos de la ciudad. “Como para no mirar bien, con lo que ha ocurrido hace poco y la velocidad que cogen aquí los coches”, advertía antes de desaparecer rumbo a la playa. En ese punto, hace tres semanas, moría atropellada una niña de 6 años, arrollada por un vehículo cuyo conductor permanece en prisión. El pasado jueves, de nuevo en el mismo lugar, dos vehículos volvían a recordar la tragedia al protagonizar un accidente en el que un turismo acabó empotrado contra la parte trasera de un todoterreno que se había detenido para ceder el paso.
El tramo, alertan los vecinos, es un “auténtico punto negro” y no descartan que pueda reproducir tragedias como la de la pequeña Jennifer. “Una niña muerta, el otro día un accidente, frenazos que se oyen todos los días, la gente pasando con miedo... No sé a qué esperan para poner un paso elevado”, se quejaba ayer Manuel, un jubilado del núcleo de viviendas de Miramar Bajo señalando el fatídico lugar que no deja de sumar sucesos en las últimas semanas.
Pero no es el único enclave conflictivo de la zona. Unos metros más atrás, en la misma Avenida Martínez Catena, existe otro paso de peatones que, según los vecinos, esconde un riesgo similar para los peatones. “Ahí también ocurre lo mismo, es igual de peligroso”, relatan. Está situado junto al Complejo Deportivo Díaz-Flor y conectado mediante dos tramos de escalerilla. Un paso de peatones que, según coincidían ayer varios vecinos, cumple su función pero debería haber dejado de existir porque su cometido original era facilitar el tránsito a los ocupantes de las chabolas derribadas hace años. Fuentes consultadas por El Faro confirman que en su día se elevó a la Ciudad y a la Delegación del Gobierno la propuesta de eliminación al constatar que implicaba un serio riesgo para los vecinos. La Ciudad debía ocuparse de cerrar la escalera y la Delegación del Gobierno haría lo propio con la zona de acceso al paseo marítimo. Esas mismas fuentes constatan que las gestiones se iniciaron, pero que aún no han fructificado.
“De alguna forma habrá que cruzar esta carretera, pero si están seguros de que lo mejor es quitar este paso de peatones, que lo borren... Pero claro, igual si lo quitan tardan años en poner uno elevado, que es lo que llevamos años pidiendo, o no ponen nada y tenemos que andar más para conseguir cruzar. No sabe una lo que es peor...”, se quejaba ayer Rabea justo antes de atravesar la carretera, no sin antes cerciorarse de que no se aproximaba ningún vehículo a gran velocidad.
Desde el suceso del pasado 28 de julio, los vecinos insisten en que los pasos de peatones de la zona sean eliminados y sustituidos por pasos elevados que garantizarían la seguridad de los peatones en una de las zonas de más tráfico rodado de Ceuta al ejercer como conexión entre el centro de la ciudad y la frontera. El propio presidente de la Asociación de Miramar Bajo, José Luis Gómez, lo ha reclamado desde entonces y su petición es secundada por el resto del vecindario. “Se olvidarán y cuando vuelva a ocurrir otra vez se lamentarán de nuevo”, auguraban sobre el mismo punto negro.