Esta semana se ha celebrado en Ceuta una reunión del Consejo del Agua de la Demarcación Hidrográfica de Ceuta. El asunto a tratar era la aprobación del II Ciclo de Planificación Hidrológica, que abarca los años 2015-2021. Todo se está haciendo con una gran celeridad. Hemos pasado de no tener ningún plan a tener dos ciclos aprobados en poco más de un año. El motivo no es otro que la apertura a España de un
expediente de sanción por el incumplimiento de los plazos a la hora de redactar y activar los planes de gestión hidrológica que establece la Directiva Marco del Agua. De modo que aprobamos un plan que debía haberse aprobado antes de 2009 en 2013. El retraso es enorme. Y ahora, cuando el “retoño” todavía no ha dado sus primeros pasos, aprobamos el segundo ciclo. De locos, vamos. La tecnoburocracia no conoce límites y, como dice el refrán, el papel lo aguanta todo.
Este nuevo ciclo, como el anterior, ha sido tramitado y aprobado en un contexto muy complejo. La situación económica del país, como todos sabemos y padecemos, es de penuria absoluta. Las administraciones que antes de la crisis contaban con ingentes cantidades de dinero para invertir apenas si cuentan ahora con fondos para garantizar su propia supervivencia. Ya no pueden aterrizar en Ceuta ministros y demás altos cargos con una cartera llena de anuncios de inversiones multimillonarias. Esto se acabó. Ahora es tiempo del ahorro y la contención del gasto público. Claro que, sin dinero, es difícil sacar adelante proyectos y planes que requieren importantes recursos económicos, por lo que nos enfrentamos al serio peligro de que todo el esfuerzo de planificación que se está haciendo desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir quede en un rimbombante ejercicio burocrático.
A pesar de la falta de medios financieros, hay que reconocer que estos planes a los que nos venimos refiriendo han supuesto importantes avances en materia de la conservación y gestión de los recursos hídricos locales. Uno de los más importantes ha sido el reconocimiento oficial de las masas de aguas costeras y de un acuífero, el denominado del occidente ceutí. La delimitación de este espacio marítimo tiene consecuencias que van más allá de lo estrictamente ambiental. Nosotros lo vemos como un paso importante en la delimitación de nuestras aguas jurisdiccionales. Dado este paso, es el momento de tomar más en serio la gestión de nuestro medio marino. Para ello consideramos necesario que se acuerde un Plan de Ordenación y Gestión del Litoral que, entre otras cosas, regule las actividades pesqueras, lúdicas y recreativas que tienen como escenario nuestro frágil ecosistema marino. Este plan tiene que venir acompañado de la ampliación del conocimiento de nuestros fondos marinos y las que especies que acoge. La premisa fundamental que debe guiar la gestión de las masas de aguas costeras es que la calidad de las aguas, principal preocupación de la administración competente y de la Unión Europea, es también la de su biodiversidad.
Pasando a tierra firme, uno de los principales problemas detectados en el ciclo integral del agua en Ceuta han sido las escandalosas cifras de pérdidas en la red de distribución del agua potable. La denuncia que hicimos pública sobre unas pérdidas cercanas al 60 % para el año 2009 supuso un punto de inflexión importante en la gestión del agua en Ceuta. Las administraciones se pusieron las pilas, encargaron un diagnóstico de la red e iniciaron un ambicioso plan de renovación de la red de distribución. Según comentó un representante de Acemsa en una sesión informativa sobre el II Ciclo de la Planificación Hidrológica de nuestra ciudad, se ha conseguido reducción de fugas de hasta un 90 % en algunas barriadas y se ha renovado 150 km de los 247 km de tuberías que conforman nuestra red de distribución de agua. Aún así queda pendiente de resolver un componente crucial en estas pérdidas en la red, como son los distintas modalidades de fraude en la captación del agua que algunos consumen en sus casas o negocios. Este fraude, considerado el talón de Aquiles de la gestión del agua en Ceuta, alcanza el 45 %. Un cifra realmente escandalosa.
Queda mucho por hacer en la mejora de la red de distribución y los fondos en este momento escasean. No obstante, Ceuta sigue siendo una ciudad mimada por el Estado Central que, -pese a la obligación que impone la Unión Europea de repercutir en el recibo de los consumidores el coste total del ciclo del agua-, mantiene la subvención para la producción del agua en Ceuta y Melilla. Confiamos en que la recuperación de esta subvención no suponga una relajación en la permanente tarea de mantenimiento y mejora de la red de distribución.
No menos tarea tienen por delante las administraciones competentes en materia de control de las fuentes de contaminación de las aguas costeras. Por desgracia, es frecuente la detección de vertidos de aguas fecales en distintos puntos del litoral. Aunque en los últimos años se han llevado a cabo importantes actuaciones de mejora de la red de saneamiento es mucho lo que aún queda por resolver. Seguimos teniendo una red de saneamiento obsoleta, con un diámetro insuficiente y no separativa, lo que provoca que cuando llueve con cierta intensidad no hay más remedio que abrir las canales que llevan las aguas fecales directamente al mar, si no se quiere que revienten las canalizaciones.
Desde el punto de vista ambiental, una de nuestras grandes preocupaciones ha sido y sigue siendo la degradación de los cauces naturales de agua en Ceuta. La mayoría de nuestros arroyos están sucios, ocupados por construcciones ilegales o directamente han sido eliminados para construir sobre ellos viales y carreteras. Un ejemplo de esta situación es el arroyo del Infierno. La propia administración competente ha tenido que reconocer que hemos llegado a esta situación por la falta de cumplimiento de sus obligaciones de vigilancia de los arroyos ceutíes. El compromiso que adquirieron públicamente es que iban a dotar de más medios humanos a la delegación que la CHG tiene en Ceuta, pero lo último que nos dijeron es que no sabían si contarían con el dinero suficiente para hacer efectivo este compromiso. Todo parece indicar que el asunto de la conservación y restauración ambiental de los cauces de agua no es una de sus prioridades, de ahí que hayan retrasado los planes previstos a los últimos años de vigencia del segundo ciclo de planificación.
Puede que para algunos el mantenimiento de los arroyos sea un asunto baladí, pero no lo es, y menos en una ciudad tan expuesta a los riesgos de inundaciones. Nuestro régimen pluviométrico es bastante irregular y torrencial. Llueve poco y cuando lo hace, el agua cae con gran intensidad. Tener en buenas condiciones los canales naturales de evacuación de las aguas es fundamental para evitar daños a personas y bienes. Esto no sólo lo decimos nosotros y el sentido común, la conservación de los cauces naturales ocupa un lugar destacado en la Estrategia Española de Lucha y Adaptación al cambio climático.
En España en general, y en Ceuta en particular, no hemos profesado el merecido respeto que merecen nuestros ríos, arroyos y presas. Aquí, en nuestro país y nuestra ciudad, se ha construido, de manera legal o ilegal, donde buenamente nos ha dado la gana. La consecuencia ha sido cuantiosas pérdidas materiales y humanas debido a la ocupación de zonas inundables. Y no parece que hayamos aprendido la lección. Sin ir más lejos, el PGOU que en estos momentos se encuentra en exposición pública incluye la ocupación urbanística de alguno de los más importantes arroyos de la ciudad. La Ciudad ha decidido cambiar su estrategia. Mientras que en el avance del PGOU se mantenía la consideración de zonas verdes para los arroyos existentes en la trama urbana, en el documento que se ha aprobado inicialmente por el Pleno de la Asamblea pasan a ser considerados zona urbanizable, siempre, eso sí, que cuenten “con la autorización de la administración hidrográfica competente”. Este asunto lo sacamos a colación en la reunión del Consejo del Agua celebrada el pasado jueves para que conste en acta y que así las administraciones competentes no puedan recurrir al manido argumento de que no sabían nada. Ahora lo saben y si no actúan es porque no hay voluntad política para hacerlo. Desde luego nosotros vamos a exigir un mínimo de coherencia a la CHG. No se puede incluir como un tema prioritario en el plan de la demarcación la conservación de los cauces naturales y al mismo tiempo permitir que el PGOU autorice su ocupación urbanística. Estaremos atentos.