Fue un día de estrenos para la Cofradía de la Flagelación. Por la mañana habían presentado oficialmente su nuevo grupo escultórico con los tres nuevos romanos y los lucieron orgullosos en su recorrido por las distintas calles de nuestra ciudad, incluída la salida procesional. Es una Cofradía que ha ido superándose año tras año. Se propusieron abandonar la Santa Iglesia Catedral para tener una Casa de Hermandad propia y lo lograron, no sin pocos esfuerzos, en la Calle Teniente Pacheco, donde desde hace unos años han dado un nuevo toque semanasantero a una zona importante del casco urbano de nuestra ciudad.
Por esas calles tan estrechas, por ese Pasaje Mina, hasta que se incorporan a la Calle Real, los costaleros del Cristo y de la Virgen deben hacer verdaderas maravillas para llevar a sus respectivas imágenes.
Luego, estación de penitencia en la Catedral y entrada en la carrera oficial, donde cientos de ceutíes se dieron cita para comprobar como el grupo escultórico ha mejorado con las nuevas figuras, verdadero orgullo para la hermandad.
Se hizo ya de noche, pero las fuerzas permanecían porque tocaba el regreso hasta la Casa de Hermandad.
Unos minutos donde los costaleros pueden despejarse un poco, porque a medida que los pasos se acercaban a la calle General Aranda tocaba un último esfuerzo. Es el inicio de la recogida. Luego, la media vuelta y el escalón para enfrentarse al Pasaje Mina. Nada fácil.
Se fue acercando la calle Teniente Pacheco. La Casa de Hermandad quedaba a pocos metros, pero los obstáculos se multiplican, mucho más que unas horas antes, porque el cansancio va haciendo mella en los costaleros.
Sin embargo, les llegaban los gritos de ánimos de quienes se dieron cita para ver y presenciar la recogida hacia las doce y cuarto de la noche.
El deber cumplido al cien por cien cuando el trono de palio de la Virgen entra, de manera definitiva, en la Casa de Hermandad.
Hasta el año que viene. Ahora queda trasladar nuevamente a los dos titulares hasta la Santa Iglesia Catedral en los próximos días.