Un jefe de la DST, contra las cuerdas

La vida del inspector M.T., perteneciente a los servicios de inteligencia marroquíes en Tetuán (conocidos como la DST), se vio truncada el pasado 6 de febrero. El mismo día en que la frontera del Tarajal se movía entre el caos y la tragedia después de que 15 subsaharianos perdieran la vida al intentar entrar en avalancha a la ciudad autónoma.

Esa tarde, agentes de la Guardia Civil recibían, por sus ‘cauces’ particulares, la información de que se iba a llevar a cabo un pase de droga por la frontera. Dicho y hecho. En torno a las 20.30 horas, el miembro de la DST, harto conocido en el paso fronterizo por sus idas y venidas a la ciudad (aquí tiene mujer y dos hijos empadronados legalmente), a quien los agentes saludaban y permitían el paso sin problemas, terminó engrilletado y acusado de un delito contra la salud pública después de que en su coche se hallaran 185 kilos de hachís.
Hoy, su abogado intenta llegar hasta el final de esta historia para demostrar, tal y como defiende su familia, que este miembro de los servicios de información no es un traficante de drogas ni echaba mano de su condición profesional para gozar de una frontera más permeable. Después de que la vista oral para esclarecer los hechos se haya suspendido hasta en dos ocasiones, el juzgado ha tomado la determinación de investigar el tema ya que han aparecido nuevos datos y se ha imputado a una persona más.
Un día después de que la Guardia Civil se llevara detenido a este inspector, se personó voluntariamente en el cuartel de Hadú su primo Y.L., el joven que viajaba con el jefazo de la DST en el coche y quien sabía que el vehículo iba cargado de droga. Una llamada antes de entrar en Ceuta le puso sobre aviso, esa tarde, de que podía haber controles en el paso, lo que hizo que se bajara del coche con la excusa de que su madre se había puesto enferma para dejar solo ante el peligro al inspector. Su entrega en la Guardia Civil y su posterior ingreso preventivo en prisión, no ha variado, de momento, la carga de culpabilidad sobre el inspector. La pieza abierta en los juzgados sigue contra él, mientras Marruecos espera la resolución de los tribunales españoles para saber qué hacer con las diligencias que, de forma particular, han abierto.
Y es que la detención del jefazo de la DST en Tetuán provocó que el país vecino iniciara una investigación de forma urgente, tomando declaración a familiares y compañeros de unidad. El proceso se ha archivado provisionalmente hasta que España termine sus deberes. Y para que lo haga, le queda investigación para rato.
El pasado 4 de agosto, la Guardia Civil detuvo al marroquí con residencia en Holanda llamado M.T., de 74 años de edad y también vinculado familiarmente al acusado. Su historial de antecedentes lo vincula al narcotráfico, toda vez que en 2004 fue relacionado con el tráfico de 3 toneladas de hachís en Almería. Ante los agentes de la Policía Judicial del Instituto Armado, declaró que el inspector nada tenía que ver en esa trama, ya que detrás de esos 185 kilos de hachís estaba él y el otro imputado en la causa, el identificado como Y.L. Nadie más. En su declaración hizo constar que ambos cargaron la droga en un garaje de Marruecos y prepararon su introducción en Ceuta. Esa confesión de la que quedó constancia ante la sede de la Benemérita no fue ratificada en sede judicial al negarse a declarar ante la magistrada cuando la Guardia Civil lo llevó al juzgado. El próximo 30 de septiembre, tendrá que hacerlo sí o sí, ya que se le ha requerido para que concrete sus manifestaciones o amplíe lo que sabe en torno a este asunto del que están muy pendientes no solo la justicia marroquí sino, por razones obvias, también sus servicios de información.
A estas dos declaraciones exculpatorias, se une una carta remitida por la esposa del detenido, en la que le narra el conocimiento que, de los hechos, ha tenido y la identificación de personas que refuerzan la teoría de que es inocente.
De momento, las distintas peticiones de puesta en libertad presentadas por la Defensa, representada por el abogado Abselam Abderrahaman, han sido rechazadas.