El hallazgo lo realiza de un grupo de investigación canario con participación del Museo del Mar.
Un grupo de investigadores canarios y ceutíes ha descubierto una nueva especie de babosa marina en un estudio que se está desarrollando en el litoral de la ciudad desde el viernes pasado. Además se ha recogido información de unas 30 especies más de opistobranquios, de los que un porcentaje alto suponen la primera cita para el ámbito biogeográfico de la ciudad.
La expedición está compuesta por Juan José Bacallado, que ha dirigido durante más de veinte años el Museo de Ciencias Naturales de Tenerife y es premio de Medio Ambiente de la Fundación César Manrique, el biólogo Leopoldo Moro Abad y el director del Museo del Mar de Ceuta y biólogo marino, Óscar Ocaña. Todos ellos bajo la coordinación de Jesús Ortea Rato, que ha realizado más de 500 trabajos, datado casi 400 especies nuevas y es definido como “el papa de las babosas marinas” por el propio Bacallado. Este grupo, ramificado en varios puntos del globo como California o Venezuela, hereda los proyectos desarrollados por el museo canario y la Universidad de Tenerife, pioneros en el estudio de la biodiversidad marina del archipiélago y las islas atláticas de su entorno: “En Canarias estábamos centrados en los estudios terrestres debido a la cantidad de especies endémicas que allí se dan y nosotros queríamos llevar esa labor al mar”, apuntó Bacallado. Entre los proyectos realizados por el grupo se encuentra Bertos I y I y Macaronesia 2000, que abarca tanto la biodiversidad marina como terrestre de la región.
Uno de los objetos de la investigación es alargar ese estudio a la región de Ceuta y la fachada atlántica marroquí para así coordinar los hallazgos y establecer correlaciones de especies en un campo bastante abierto: “Ésta es un área extraordinariamente rica en por el régimen de corrientes que se establece en el Estrecho. Su biodiversidad marina y el paso migratorio de las aves son los dos pilares para que la ciudad pudiera convertirse en un centro importante de investigación de su entorno”. Bacallado apuesta por la Fundación del Museo del Mar como centro científico e incluso turístico para la ciudad: “La Ciudad Autónoma podría sembrar aquí y se podría crear perfectamente un punto emblemático que atrajera el turismo y en el que aglutinar alrededor los estudios científicos marinos”.
La investigación desarrollada en la ciudad se centra en los moluscos y particularmente en el grupo de babosas marinas entre varias vías de investigación. Además de las muestras directas de animales recogidas durante las inmersiones, se han tomadp sustratos para estudiar posibles hallazgos de especies de menor tamaño con las que es difícil trabajar en el medio acuático. Las babosas optan como estrategia para su supervivencia por la guerra química por lo que las investigaciones de estos animales tienen una posterior aplicación, como las desarrolladas ya en un producto utilizado en la quimioterapia.
El estudio se desarrollará en dos años y el grupo de investigación espera realizar tres visitas más a la ciudad con tres componentes más. En las próximas también se estudiarán equinodermos y corales.