La Policía Nacional está investigando ya quién está detrás del último episodio delictivo con empleo de armas de fuego que tuvo lugar en la noche del domingo al lunes en plena barriada de Hadú. In situ se han recogido cinco casquillos de 9 milímetros parabellum que están siendo analizados por la Policía Científica y se cuenta ya con la testifical de las dos víctimas de estos hechos, los hermanos I.M.M. y N.M.M., de 26 y 17 años, respectivamente.
Según los datos facilitados por la Policía, los hermanos se encontraban en el interior de un vehículo, modelo Rover, en plena barriada de Hadú, cuando, según han declarado, se les acercó un encapuchado en otro vehículo y les disparó. Dos de las balas impactaron en uno de los cristales traseros del coche, mientras que la ventanilla trasera quedó completamente fracturada. Tras los disparos, el encapuchado huyó del lugar.
Un vecino que no se identificó fue quien llamó al 091 alertando de lo sucedido, acudiendo hasta el lugar varias patrullas del Cuerpo. Agentes de la Guardia Civil, tras tener conocimiento de los hechos, acudieron al punto en cuestión.
En el intento de encontrar testigos de los hechos la Policía ha topado con una falta de colaboración absoluta. El miedo impera y la experiencia del Vasco sienta un mal precedente. Lo dicen los propios vecinos, que apuntan a que detrás de lo ocurrido estaría la conocida como ‘banda de Los Rosales’. De momento, valoraciones al margen, no hay detenidos, ni testigos, sólo varios casquillos y un coche tiroteado.
Lo que sí hay es un gran malestar en la barriada. La inseguridad y las quejas derivadas de la misma no la ocultan los miembros de la asociación de vecinos. Urgen la mayor presencia policial y denuncian que a las patrullas se les ve por temporadas, pero no de una forma más permanente como la asociación desea.
A esta situación de inseguridad se suma la presencia, cada vez mayor, de ‘nuevos vecinos’ que ni los residentes de la zona conocen. Muchos de ellos marroquíes, sin papeles, que han ocupado viviendas de reciente adjudicación y que pasan desapercibidos entre el vecindario. Sobre ellos se cargan las tintas y sobre la falta de control existente en la zona, marcada por un repunte en la delincuencia evidente.
¿Y cuando se vaya la Benemérita?
Eso es lo que se preguntan los vecinos a pie de calle. ¿Qué pasará en Hadú cuando el cuartel de la Guardia Civil desaparezca y los agentes se trasladen a la futura Comandancia en San Amaro? Quedan años por delante y ciertas dosis de tranquilidad, ante lo que los residentes ven como evidente: la pérdida de control sobre el barrio, con la presencia de delincuentes que los propios vecinos rechazan. Buena parte de los delitos que se suceden en Hadú tienen su origen en barriadas cercanas y los vecinos temen que este repunte delictivo vaya a más. La mera presencia del cuartelillo en la zona imprime cierto respeto equiparable al que existía en el Príncipe hasta 1998, fecha del abandono protagonizado por la Guardia Civil.