Un ‘coladero’ para los sirios

Su entrada es una constante pese al reciente golpe policial. Los titulares de los pasaportes sustraídos en una oficina oficial en Castillejos temen que su documentación sea usada en pases.

La historia de Marwan, el niño sirio de cuatro años que aparentemente cruzaba solo el desierto de Jordania con una bolsa de plástico como único equipaje en busca de su familia, conmovió al mundo amplificada por las redes sociales ya que puso rostro infantil al drama de los refugiados que huyen de este país en guerra.
La fotografía, en la que también aparecen efectivos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)  se convirtió en viral y, como ya ha ocurrido en ocasiones anteriores, resultó ser una malinterpretación de la realidad. Al consultar los planos generales, quienes seguían el caso del pequeño conocieron que el relato no era del todo cierto ya que Marwan formaba parte de un grupo más amplio de compatriotas y solo se había quedado rezagado.
Uno de los patrones de entrada clandestina del colectivo sirio a través de la frontera ceutí guarda similitudes con la reconstrucción de la realidad que envolvió a Marwan. Como viene informando El Faro, el pase de menores solos a través del Tarajal ya cuenta con varios ejemplos, el último de ellos, esta misma semana. Una niña de 14 años llegó hasta el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), desde Marruecos, tras superar los controles policiales sirviéndose de documentación falsa. A diferencia de otros casos semejantes, la familia de esta joven no se encuentra en las instalaciones del Jaral.
La Guardia Civil detuvo la semana pasada a dos marroquíes por su presunta relación con el pase de un niño sirio de 18 meses. Como publicó este periódico, lo que parecía estar claro para el Instituto Armado no lo estuvo para el juez que ordenó la puesta en libertad de ambos sin imputación alguna porque no había pruebas suficientes.
Horas después,se presentó en el cuartel de la Benemérita una ciudadana siria, manifestando que era la madre del pequeño y declarando que se le había perdido. Resulta que esta madre era la misma que fue localizada poco antes en una pensión por la Policía Nacional después de que fuera introducida ilegalmente por tres ceutíes que ya resultaron condenados. Aunque el pase de menores es una de las oportunidades de estas bandas que se dedican al tráfico de personas, las mismas consiguieron trasladar hasta Ceuta a familias completas.  
En la actualidad residen en el CETI alrededor de 120 sirios, entre adultos y sus hijos. En la mayor parte de los casos, como narraron a este diario, cruzaron la frontera a pie o en vehículos con documentación española o marroquí por la coincidencia en los rasgos físicos. La Policía Nacional desarticuló a principios de este mes uno de estos grupos. Los tres ceutíes detenidos fueron sorprendidos in fraganti introduciendo a dos sirias en Ceuta e intentando hacer lo mismo con una menor. Fueron condenados a un año y nueve meses de cárcel más el abono de una multa.
Sin embargo, esta afluencia de sirios se mantiene a pesar del último golpe policial a la ‘triada’ que se dedicaba a este lucrativo negocio por el que cobraban entre 1.000 y 1.500 euros por persona, aprovechándose de su poder adquisitivo.
Esta semana entró en el tablero una nueva variable que ha despertado la preocupación entre los habitantes de la vecina Castillejos. Según pudo conocer El Faro, la oficina de la Delegación del Gobierno en esta localidad fue asaltada hace unos días por desconocidos que sustrajeron un número importante de pasaportes pendientes de ser entregados a sus titulares.
Pese a la gravedad del hurto, las víctimas del robo consultadas por este periódico aseguraron que existe un silencio absoluto en torno a este suceso, lo cual no les tranquiliza. El principal temor de estos ciudadanos marroquíes es que la documentación extraída de las dependencias oficiales sea empleada en el pase de sirios a Ceuta destinados a entrar en Ceuta o utilizados por capos de la droga en sus operaciones en la región hispano-marroquí.
Fayad y Firas, dos residentes en el CETI, explicaron que, en el país vecino, contactaron con personas que les facilitaron pasaportes falsos con los que atravesar la frontera del Tarajal como si fueran súbditos marroquíes. El primero optó por entrar en coche con su mujer por la comodidad ante su embarazo. Los sirios dijeron desconocer la identidad de quienes les ayudaron a entrar de forma clandestina previo pago ya que los ‘pasadores’ van encapuchados. Una vez atravesaron los controles policiales, aseguraron, les devuelven la documentación a estas personas que permanecen en el anonimato ocultando su rostro. En cuanto a la entrada de menores sin sus padres, aunque suelen darse junto a otras personas que también son parientes dado que las familias son muy numerosas, los últimos acontecimientos confirman que también entran sin ellos y solo acompañados de los integrantes de estas redes.    

Malestar entre el colectivo por su espera en el CETI

En las últimas visitas institucionales al CETI, siempre que tuvieron oportunidad, los sirios trasladaron su problemática a las personalidades que recorrieron unas instalaciones que, para sus residentes, se han convertido en una ‘prisión dulce’. Quienes arribaron a la ciudad autónoma a comienzos de 2014, en la mayoría de los casos solicitantes de asilo, preguntan por su situación. Otros, que llevan en las instalaciones del Jaral desde finales de 2013 se quejan de que compatriotas que llevan menos tiempo en las dependencias del Ministerio de Empleo y Seguridad Social hayan logrado la autorización para viajar a la península mientras que sus expedientes continúan estancados. Son quienes declinaron la protección internacional porque temían pasar más tiempo en Ceuta. Su protesta está dirigida, además, a las condiciones de vida en el CETI ya que, aseguran, no es el mejor sitio para criar a sus hijos. El estado de ánimo y salud de algunos de ellos se deteriora a medida que pasan las semanas y, a pesar de que reúnen todas las condiciones para recibir la consideración de refugiados, se encuentran bloqueados en Ceuta. Asimismo, su llegada en núcleos familiares, fenómeno novedoso respecto a la inmigración subsahariana, donde predomina la soltería, tampoco ha resultado determinante para la resolución de sus casos aunque constituyan colectivos vulnerables.