Un simple gesto como es coger la toalla e irse a la playa para darse un baño se convierte en algo imposible para miles de discapacitados. Por suerte, el colectivo de Ceuta está de enhorabuena, ya que gracias a la iniciativa de la Cruz Roja y la colaboración del Parque Marítimo del Mediterráneo ayer se puso en marcha un servicio de baño adaptado para estas personas, que de lunes a jueves podrán disfrutar de un chapuzón durante los meses de julio y agosto.
Con un ‘Anfibuggy’, una silla de ruedas especialmente diseñada y concebida para que las personas con movilidad reducida puedan disfrutar de un baño en piscinas o playas, se lleva a cabo la acción, según explicaron desde la organización.
No obstante, esta iniciativa es de sobra conocida en la Ciudad, este año entra en su novena edición, y varias semanas antes de que se abran las listas para inscribirse ya están preguntando por él.
Asimismo, también recuerdan el caso de uno de los usuarios, que con 35 años que tenía cuando comenzó el servicio era la primera vez que podía disfrutar del mar. “Esa cara de alegría es algo que no se te olvida nunca y que se repite siempre. Es una auténtica pasada”, explicó un portavoz de Cruz Roja.
Como él, Nuria Alonso inauguró ayer la edición del verano 2010. Y la sonrisa que no se le borraba de la cara era prueba de ello, sobraban las palabras. Según explicó su madre, Nuria, de 41 años, sufre de hemiplejía desde que nació por una complicación en el parto, lo que la tiene postrada en una silla.
“Cuando era pequeña la llevábamos a la playa pero a medida que fue creciendo se fue convirtiendo en algo imposible”, relata Mari Carmen, quien sólo tiene palabras de agradecimiento para la organización, por la que su hija se ha convertido en una cara habitual en todas las actividades.
Junto a Nuria, también estaba María Victoria, un poco molesta porque le había tocado el segundo puesto para entrar en la piscina. Según cuenta su cuidadora, estaba “ansiosa” por este momento y durante toda la mañana “no paraba de mirar la hora y la puerta para ver cuándo iban a recogerla”.
El servicio se realiza puerta a puerta, es decir, los voluntarios recogen a los discapacitados en sus casas y los trasladan hasta el Parque Marítimo del Mediterráneo y después los llevan de vuelta, una vez que han disfrutado de la jornada estival.
En sus comienzos el programa se llevaba a cabo en la playa, pero las plagas de medusas lo convirtieron en algo imposible ya que dificultaba mucho el proceso y era muy difícil sortearlas, por ello se decidió el cambio de ubicación gracias a la colaboración del Parque.
En la acción participan unos quince voluntarios cada día, directa o indirectamente, cuatro de ellos presentes durante toda la mañana en la sesión de baños. Unas personas sin las cuales no podría llevarse a cabo, gente que aporta su tiempo y que hacen realidad lo que es un sueño para muchos.
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