Fueron muchos los ceutíes que se quedaron ayer atrapados a uno y otro lado de la frontera. Historias hay para no dormir: desde el matrimonio desesperado -él porque tenía que acudir al trabajo y llegaba tarde; ella, embarazada, temerosa de que hubiera algún incidente- hasta los que no sabían qué les podía ocurrir dada la tensión que iba en aumento. Y entre unos y otros, los empleados que no llegan a sus trabajos, los vecinos que no salen de la ratonera en que se ha convertido la frontera, el servicio público que no puede trabajar y hasta la propia Guardia Civil que se queda atrapada junto a los transportistas. Un infierno. O mejor dicho, un episodio más en esa frontera caótica cuya normalización solo es vista por la clase política. Porque en la plaza de los Reyes gusta hablar de que todo marcha bien, gusta negar las avalanchas a pesar de los vídeos grabados y gusta exponer situaciones que solo ellos ven, porque el resto de ciudadanos nos topamos con una realidad bien distinta, mezcla de la nefasta gestión en fronteras y de los episodios ocasionales como el de ayer, cuando una mujer, tumbada en el suelo, puso en tensión toda una frontera entre dos países.
Nos equivocamos si esta historia la analizamos de forma aislada. No. Es una gota más de un escenario de descontrol vergonzoso y temerario. Porque ayer el empecinamiento de una mujer causó el cierre de frontera durante tres horas, pero un día antes se habían visto imágenes, en pleno verano, de una playa tomada por cientos de porteadores con bañistas que tienen que hacer uso de las duchas entre bultos y cuerpos avejentados y deformados al sol. Y si miramos hacia atrás, nos cansamos de contar escenas diarias que demuestran la política errática seguida desde una plaza de los Reyes que nunca gestionó tan mal este asunto.
Y esto hay que contarlo. Yo no me canso de hacerlo porque creo que tengo la obligación de hacerlo, a pesar de que a los políticos de medio pelo, que piensan solo en alabanzas siendo incapaces de reconocer sus errores hasta el punto de negarlos, les escueza. No. Es inhumano, tercermundista, vergonzoso, insultante lo que están haciendo. Y no vengan con excusas baratas y el cuento de Marruecos por aquí, Marruecos por allá. Ustedes son responsables y lo saben... si por tener tienen hasta asesores de fronteras, ¿para qué si luego se excusan en todo menos en su ineptitud? Recapaciten y hagan algo. Algo más allá de lamentarse por las críticas.