Un abrazo de multitud en la despedida

 “Nadie muere solo”. Las palabras de aliento que el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy, dedicó desde el altar a la familia de Francisco Antonio González coincidían con la estampa que arrojaba ayer la nave central de la Catedral, colmada por la multitud con la que la ciudad se prestó a rendir homenaje póstumo a quien desde finales de 2011 fuera su delegado del Gobierno y, por extensión, una de sus gigantescas figuras políticas de las últimas décadas.

El Templo abrió sus puertas para congregar a cientos de amigos, compañeros de trabajo y de partido, personalidades políticas y militares y, también, ciudadanos de a pie convocados para participar en un funeral que certificaba el adiós a, como coincide la unanimidad de las voces oídas desde hace una semana, “un madrileño que en verdad era ceutí de adopción”. No había anoche ausencia. La Ciudad –encabezada por su presidente, Juan Vivas– estaba representada por el Gobierno en pleno y la cúpula del PP. También la Delegación del Gobierno con su titular en funciones, José Juan Espartero, y los funcionarios y empleados de una casa huérfana desde el pasado día 1. Altos mandos militares –incluido el ya excomandante general, José Manuel Sanz Román–, de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, parlamentarios, representantes del resto de partidos políticos, de asociaciones y colectivos ciudadanos, de confesiones religiosas... Desde Melilla se desplazó quien fuera compañero de funciones al frente de la Delegación del Gobierno en esa ciudad, Abdelmalik El Barkani. Esa multitud que hizo aparentar que la Catedral fuera más diminuta de lo que realmente es tenía como objetivo común arropar a Adela, la viuda de Francisco Antonio –Paco Antonio para casi todos–, a sus hijos y al resto de la familia. A sus más íntimos, y al resto de congregados, les reconoció el obispo que al igual que en todo desenlace fatídico “cuesta entender que una vida acabe antes de tiempo, sin ser prevista”. Lo hacía secundado por el vicario, Juan José Mateos, el deán catedralicio y el resto de sacerdotes. Durante su homilía, Zornoza recurrió a un cercano “Paco” para convencer a sus allegados de que “nacemos para no morir nunca” y de que, colocados ante el siempre complicado trance de una pérdida, “hay que aferrarse a lo esencial”, a su memoria y al legado personal donado en vida. “Siempre ante una muerte hay un pesar, hay dolor, pero quien ha sido amado ha llegado a su propia plenitud”, recordó dirigiéndose a la familia. “Y cómo no recordar a Paco...”, certificó. De esa resistencia al olvido quedará testimonio por el número de asistentes al oficio religioso celebrado anoche en el primer Templo de Ceuta. También por los rostros de consternación, por la emoción en los saludos y las despedidas, por los gestos. “Se fue una gran persona, es complicado de asimilar”, coincidían dos altos cargos del PP. El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, visiblemente emocionado antes de comenzar el acto, recordó a Francisco Antonio González “con aprecio, admiración y un sentido pesar” hacia alguien “que entregó una gran parte de su vida en defender a Ceuta, que era ejemplo de entrega y de fortaleza, de lucha en todos los aspectos, pero también contra esa enfermedad que desgraciadamente ha podido con su vida, pero en el recuerdo queda el de una persona que ha dejado una huella imborrable en el corazón de Ceuta”. El Barkani despedía a “un amigo, un magnífico ceutí y una persona muy querida por todos aquellos que le conocimos”. A juicio del delegado del Gobierno en Melilla “nadie puede poner en duda su gran dedicación por los demás en todas las facetas de su vida, ya fuera como delegado últimamente pero también como diputado o en responsabilidades orgánicas. Ceuta pierde una gran persona, un gran político, y por eso he querido estar hoy con todos los ceutíes y con su familia”, destacó. Homenaje del Congreso Además de en la Catedral de Ceuta, el último adiós a Francisco Antonio González se materializaba horas antes también a unos mil kilómetros de distancia. En Madrid, el Pleno de Congreso guardaba un minuto de silencio en su memoria y también en la de Pedro Zerolo, secretario de Movimientos Sociales del PSOE y concejal del Ayuntamiento de Madrid que falleció ayer víctima también del cáncer y que, coincidencias, había nacido el mismo año que el delegado del Gobierno. La Cámara Baja rendía así tributo a quien fuera inquilino de uno de sus 350 escaños entre los años 1993 y 2010, además de representante del PP en las comisiones de Deportes, Defensa y Justicia e Interior. Para él tuvo palabras de recuerdo el propio presidente del Congreso, Jesús Posada, quien ensalzó su imagen y subrayó que “somos muchos los que le recordamos por su labor política y su compromiso con Ceuta, así como por su carácter afable y siempre conciliador”. El minuto de silencio, guardado por todos los diputados puestos en pie, fue propuesto por el Grupo Popular en el Congreso. Su portavoz, Rafael Hernando, destacó de González “su vocación temprana en política” y de “servicio público, que fue ejemplo para muchos ciudadanos”.{galerias local="20150610_misa" titulo="Despedida al delegado"/}