Aquellos soldados españoles del Batallón de Infantería ‘Guadalajara 20’ que habían participado en la ‘Batalla del Barro’ que asoló en octubre de 1957 la región valenciana, y en especial la capital de Valencia, que trabajaron de sol a sol sin conocer el descanso y ello fue porque les marcó el sentido de la disciplina. Y así fue que cumplieron su misión, dura y difícil, pero no imposible para aquellos valientes soldados de este regimiento.
Una labor impagable y de gran mérito
Mi buen amigo y paisano, el coronel (R) José Belles Gasulla (fallecido), que era teniente de dicho batallón, en su libro ‘Cabo Juby 58, memorias de un teniente en la Campaña de Ifni/Sahara’ narra con todo detalle lo que le tocó vivir en la riada de Valencia, mejor dicho, la catástrofe que asoló la Región Valenciana. Según narra, en la madrugada del 13 de octubre de 1957, en el cuartel del ‘Guadalajara 20’ sonó el toque de ‘generala’, y apenas se formaron los efectivos de dicho regimiento el cuadro era dantesco, los soldados de las literas nadaban con agua hasta la cintura. Aquel diluvio de agua arrasó el depósito de víveres, cocheras y las cuadras. Entre el caos hubo una valiente actuación de un soldado encargado de las cuadras, el cual cortó las riendas de mulos y caballos que fueron arrastrados por las aguas flotando en la calle, hasta que hicieron pie en la antigua estación de ferrocarril de Aragón. Para hacerse una idea de aquella catástrofe, la garita de madera de la parte principal del cuartel, días después apreció en lo alto de un vagón de tren en dicha Estación de Aragón.
Las calles de la capital valenciana eran un lodazal de barro, agua sucia y productos petrolíferos que hacían peligrar el circular por las calles. Los vecinos se habían refugiado en los pisos altos y desesperados clamaban por ayuda. Aquellos soldados, agarrados unos a otros para que las aguas no se los llevasen, iban avanzando por las estrechas callejuelas, pegados a las paredes, y así iban entregando a los vecinos algo tan necesario como el pan, alimentos y agua. A su vez, evacuaban a los enfermos, pero que se hacía algo peligroso, y con cuerdas y otros útiles iban llegando a donde se encontraban los vecinos aislados, y así fueron evacuando a cientos de vecinos.
Cuentan muchos soldados que intervinieron en aquella catástrofe, la llamada ‘batalla del barro’, la alegría de aquellas personas que veían la muerte de cerca cuando los rescataban o recibían alimentos y agua, se abrazaban besándoles al ver que estos jóvenes soldados les habían salvado su vida. El Ayuntamiento de Valencia supo reconocer esta generosa entrega y por unanimidad el pleno de dicho ayuntamiento les concedió la ‘Medalla de la Gratitud de Valencia’, cuya leyenda grabada lo dice todo: “¡que Dios os lo pague!”.
De Villa Bens a Valencia
Una vez el Batallón ‘Guadalajara 20’ llega a Villa Bens, se incorpora a la Agrupación Táctica "B", compuesta por la II Bandera de la Legión, el citado Batallón ‘Guadalajara 20’, el Grupo de Caballería Pavia, un Grupo de Artillería 19, sanidad y automovilismo, cuya agrupación junto con fuerzas francesas iban a desarrollar la denominada ‘Operación Teide’ para España, y para los franceses ‘Operación Eucovillon’ (escoba).
El 9 de febrero de 1958 se dicta ‘Orden de Operaciones l’ y de la importancia de esta operación cabe destacar que el número de vehículos que iban a participar era de unos 400 con carburantes y alimentos para unos 15 días. En Villa Bens el mando determinó que quedasen en guarnición el Batallón Expedicionario ‘San Fernando ll’ de Alicante y con los batallones ‘Tenerife 49e y ‘Las Palmas 50’, de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria respectivamente.
El coronel Belles Gasulla, entonces teniente, estaba al mando de una sección ‘CSR’ (cañones sin retroceso), el cual iba encuadrado en la Agrupación Táctica ‘B’, cuyo desarrollo de la mencionada Operación ‘Teide’ era el día ‘D’, el 10 de febrero de 1958.
El 11 de febrero de 1958 dicha agrupación tomó el puesto de Tuidefret, donde se capturó un importante botín de suministros, apoyo logístico que el enemigo abandonó en su huida. Con dicho botín de suministros se podía abastecer a más de 1.000 hombres para más de 60 días.
Una de las últimas acciones del Batallón ‘Guadalajara 20’ fue a la altura del vértice de "Gaada", en cuyo lugar observaron que a lo lejos se veían a dos camellos con dos individuos. Inmediatamente salió en su persecución un jeep con dos oficiales de la II Bandera de la Legión. Momentos después los de tuvieron, uno de unos pocos años y el otros de apenas unos 20.
En el campamento fueron interrogados, a los cuales se les intervino un fusil de 7.92, y una granada de mano ‘P-01’. En el interrogatorio se les preguntó que si ellos hubiesen capturado a algún español hubieran recibido el mismo trató que ellos recibían como prisioneros de guerra. La respuesta de uno de ellos fue llevarse la mano abierta en dirección al cuello, lo que indicaba que los hubieran degollado.
El 19 de mayo de 1958 el Batallón ‘Guadalajara 20’ abandona Villa Bens para proceder la entrega a Marruecos. Una vez este batallón embarcaba en el buque de la compañía Trasmediterránea, el ‘Ciudad de Alicante’, ponían rumbo a Las Palmas para, posteriormente, tras varios días llegar al Puerto de Valencia. La llegada fue emocionante. Allí les esperaba el capitán general de Valencia, Joaquín Ríos Cacape, autoridades militares y civiles, así como multitud de familiares y vecinos de Valencia, que a los sones de la banda militar, los miles de familiares y vecinos con lágrimas en los ojos recibían a estos héroes y valientes soldados.
La Orden del Batallón que consta en este artículo de su comandante es más que emocionante. Les felicita y les despide, y así lo expresa dicho comandante: “yo os felicito de todo corazón y que esta labor vuestra no termine aquí, sino que hagáis ver a vuestros hermanos y a vuestros hijos la satisfacción de cumplir el deber patrio. Vuestro comandante José Villarreal González”.