El inspector Rafael Mejías, jefe de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer de la Policía Nacional, asegura que en Ceuta, si bien a nivel de delincuencia en general estamos en la tasa de criminalidad un poco por encima de la media, en lo que respecta a violencia de género o doméstica, estamos en la media de los datos nacionales.
“Lo que sí estamos apreciando es que en los últimos años en Ceuta está habiendo un paulatino descenso de casos de violencia de género”, asegura el inspector.
Sin embargo, un dato significativo aportado por Mejías, es que las nuevas tecnologías están siendo un elemento muy importante de victimización en el caso de violencia de género o doméstica. “Nos estamos encontrando gente cada vez más joven y aumentando el número desde el tiempo de la pandemia. El confinamiento hizo que se incrementaran mucho este tipo de delitos”.
Destaca que afortunadamente cuentan con la colaboración de la Unidad de Delincuencia Especializada Económica y Fiscal, que también lleva delitos tecnológicos. “El problema que tenemos es que es muchas veces es entre menores, inclusive menores inimputables, cuando existen este tipo de delitos y de violencia en la red”.
Comenta que entre los casos más delicados y los que más afectan a todo el personal de la UFAM está la violencia de género entre menores de edad. “Recuerdo no hace mucho una niña que una madre se entera que tiene un novio y que el novio la maltrata, los traemos aquí a ambos y ella se niega totalmente a denunciar y dice que no, que es lo normal, pero es que le ha agredido físicamente, es que le controla el teléfono y ella se niega a denunciarlo. Gracias a Dios el sistema funciona y cuando llega al juzgado a él le ponen una orden de alejamiento”.
"En un caso el infractor no salía de casa pero mandaba un dron para observarla a través de una ventana"
También recuerda un caso en particular del quebrantamiento de una medida cautelar de orden de alejamiento sobre una mujer, “que estuvimos para poder detener al infractor varios meses porque no salía de su casa, pero le mandaba un dron al domicilio de ella para, a través de la ventana observarla; al final cayó el dron y cayó él”.
Sin embargo, no ofreció mayores detalles, recalcando que en la UFAM, por sistema, no dan información de este tipo atendiendo a la intimidad y a la privacidad de las víctimas, lo que es prioridad.
Por temor, por desconocimiento o por otras razones, algunas víctimas no denuncian la violencia que están sufriendo. Pero desde la Unidad de Atención a la Familia y Mujer de la Policía Nacional, el inspector Rafael Mejías les pide que lo hagan.
“Hay muchos centros donde pueden acudir, no solo la Policía, en cualquiera de los servicios médicos cuando tienen que acudir lo pueden comentar allí y los médicos nos pasan la información, pueden ir al Centro Asesor de la Mujer, pueden acudir a los juzgados, a un montón de servicios que tiene la mujer a su disposición, que no tengan miedo, que nosotros estamos para proteger. Muchas veces se tiene el concepto de la Policía represiva, no, la Policía es colaboradora, la Policía ayuda, en la Policía estamos para proteger, para orientar, para informar y para intentar evitar que se vuelva a sufrir una victimización”.
Sobre la manera de actuar mientras ocurre un hecho de violencia de género, el jefe de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer de la Policía Nacional ofrece una explicación clara. “Cuando está ocurriendo un hecho de violencia de género, el conocimiento se puede tener a través de la Sala del 091 que comisiona un indicativo a ese punto, o bien que el indicativo sea requerido en la vía pública por personas, ya sean víctimas o testigos de un hecho de violencia de género”.
"Nos estamos encontrando gente cada vez más joven y aumentándose desde la pandemia"
Destaca como importante la aplicación del Protocolo Cero, correspondiente a la Instrucción 5/2021 de la Secretaría de Estado de Seguridad, que es una guía de actuación para que los agentes policiales sepan cómo deben actuar cuando ocurre un caso de violencia de género en el que no hay denuncia, con el objetivo de ofrecer la protección adecuada.
“Los intervinientes tienen que acaparar información de todo lo que está sucediendo, de los testigos, de las víctimas, de los autores, por si hay sospechas de que no vayan a denunciar o, si no denuncian, poder aportar todo eso en una comparecencia, que es muy importante para que las víctimas entren dentro del sistema de violencia de género y se tenga en cuenta, ya que la gran mayoría de víctimas que tenemos de violencia de género nunca habían estado en el sistema”, destaca.
Lo siguiente es separar a las partes para tener una entrevista individualizada en un entorno privado. El objetivo es intentar averiguar toda la información posible y actuar en función de eso, pero prevaleciendo siempre la atención a la víctima. La UFAM actúa con la información que obtiene de la Policía Científica, de los policías que han intervenido, además de las declaraciones de las víctimas, haciendo todo el desarrollo de la investigación.
Durante este proceso está activo el protocolo de atención a la víctima, basado en la Ley 4/2015, que es el Estatuto de la Víctima del Delito, y que es para todos los delitos en general. “En este estatuto nos dicen que lo primero que hay que hacer es prevenir el delito e investigarlo cuando el delito se produce, hay que intentar atenuar en lo posible los daños que se hayan causado y la Policía tiene bien claro que la primacía es la atención a la víctima, por encima de la persecución del autor, lo primero es proteger a las víctimas”.
Pero aclara que específicamente para un delito de violencia de género, de violencia doméstica, de delitos contra la indemnidad sexual, existen una serie de medidas añadidas que deben tomarse en consideración. “Que la víctima tiene que tener una facilidad especial para denunciar, tiene que tener una prioridad, tiene que tener un trato respetuoso, un trato preferente a la hora de la denuncia, tenemos que apoyar activamente sus declaraciones”.
"La Policía es colaboradora, la Policía ayuda, en la Policía estamos para proteger, para orientar"
Asimismo, agrega que acompañan a la víctima en los traslados necesarios para ir a los servicios médicos o a su domicilio. “Tratamos de evitar que haya una revictimización, por lo que intentamos que la víctima no sea molestada más que lo imprescindible para la toma de declaraciones y la declaración en el juzgado, y finalmente le nombramos un policía de protección que es el que le va a acompañar en todo el procedimiento judicial, le va a indicar los pasos que tiene que seguir y va a estar con ella en todo momento”.
No obstante, las actuaciones de la UFAM no comienzan con la denuncia, sino incluso antes, cuando tienen conocimiento del hecho y desde ese mismo momento comienza su función de protección a la víctima, que incluye también informarle sobre los pasos que tiene que seguir, y ponerla en contacto con los servicios asistenciales a los que tiene derecho.
“Cuando finalizamos la declaración suya se le hace lo que se llama una valoración policial del riesgo y esa valoración nos va a decir si el riesgo de que esta mujer sufra de nuevo una victimización es extremo, alto, medio, bajo, no existente o no apreciado. Entonces en función de esta valoración que nos da el sistema, nosotros le vamos a sugerir medidas de autoprotección, le vamos a colocar a un policía de protección que va a tener permanentemente contacto con ella, 24 horas al día, para cualquier necesidad que ella pueda tener y se van a poner una serie de medidas cautelares de protección”, agrega.
Posteriormente, con las medidas dictadas por el juzgado, se hace una valoración policial de la evolución del riesgo, para realizar un plan personalizado de seguridad para esa víctima en el que se hace un seguimiento activo.
Todo esto se logra gracias a la formación que tienen los agentes policiales en materia de violencia de género, algo que empieza directamente en la Escuela Nacional de Policía de España. “Les enseñan, aparte de la normativa que afectan este tipo de delitos, a reconocer la violencia sobre la mujer”.
Indica que uno de los problemas que tienen es que en ocasiones la gente no reconoce la violencia de género como tal, “piensa que el que te controlen el teléfono puede ser normal, el que te digan cómo tienes que vestirte puede ser parte del amor, entonces les ayudamos a reconocer lo que es la violencia de género y les concienciamos, les concienciamos de lo que está pasando, les concienciamos de la realidad social”.
Insiste en que la nueva formación que quieren para la Policía Nacional apunta hacia “una policía social, una policía donde prime la atención a la víctima, una policía cercana al ciudadano”.
A esto le siguen, en las unidades de familia, jornadas, cursos e instrucciones para ir adaptando la realidad a la normativa vigente y a la actuación.
Mejías recalca que el Protocolo Cero les está enseñando y les está dando directrices claras sobre qué observar, qué vigilar y qué controlar “a la hora de encontrarnos una posible situación de violencia de género, aunque la víctima diga que no ha pasado nada, para evitar que en el futuro esta persona se convierta realmente en una víctima”.
Las unidades de Atención a la Familia y Mujer de la Policía Nacional se comienzan a crear a partir del año 2015, tras la unión del Servicio de Atención a la Familia y la Unidad de Prevención, Asistencia y Protección para las Mujeres, con el propósito de atender a las víctimas de violencia de género, víctimas de violencia doméstica, de delitos contra la indemnidad sexual, y en caso de menores, tanto menores infractores víctimas como menores en desamparo o personas incapacitadas.
La UFAM de Ceuta está dividida en dos secciones, una que se dedica a la investigación con siete policías y el inspector Rafael Mejías al mando, y la otra que es de protección a las mujeres que han sufrido violencia de género, integrada por tres policías.
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