Con todos los honores y algunos vividores se monta la escenificación del evento que promete un potencial turístico para Ceuta que nos va a sacar de la ruina. No está mal lo que nos cuentan. Vamos a potenciar la llegada de turistas a una Ceuta desconocida para lograr que así se extrapole la buena imagen de esta tierra y nos vengan de todos lados a conocernos. Eso sí, rebajando el precio del barco lo primero, porque si no, no se asoman a este balcón del Estrecho ni aunque se monte la mejor de las promociones. El plan turístico apadrinado por Vivas va a suponer, o eso nos venden, una mejora para toda la ciudad. Pero lo que está por venir ayudará a ser más ricos a algunos, a los de siempre, mientras Ceuta seguirá arrastrando sus problemas estanco si no se pone remedio con un plan, igual de ambicioso, para mimar a nuestra juventud y evitar, sencillamente, que los jóvenes se vayan de su tierra. Porque sí, porque se van. Y lo hacen porque aquí no encuentran aliciente para disponer de infraestructuras para todos, de actividades que atraigan y de recursos para que su futuro pase por poder acceder a una mínima estabilidad sin necesidad de contar con padrino.
Si el alcalde es sincero con el modelo de ciudad que tiene ahora, debería reactivarse rápidamente para frenar la sangría de la juventud de esta tierra, de la que se va para no volver, pero no porque no quiera el lugar donde nació sino porque este no le reporta recursos, medios y alicientes para plantearse echar aquí raíces.
Eso es lo triste, que los jóvenes no quieran volver y que sus padres tampoco les animen a hacerlo. Es ahí donde hay que poner remedio porque de no contar con relevo generacional, Ceuta podrá atraer el turismo que quiera para, al final, mostrar una ciudad fantasma solo habitada por funcionarios sin arraigo que una vez terminadas sus funciones huyen a donde tienen la familia: de Algeciras para arriba.
Y eso es, el fondo, escribir un libro para matarlo, escribir las bases de una ciudad sin vida porque carece de la población arraigada que viva y aspire a seguir viviendo aquí. Captemos el turismo, vale; pero no se olviden de preocuparse por todos y no solo por unos pocos.
Es lo que tenemos Carmen, el modelo Juan vivas, un modelo de Ruina que se sostiene en el victimismo financiero con la única salida de pedir ayudas y subvenciones, es hora de que los ceutíes nos despertamos, ceuta se está convirtiendo en un geriátrico, la juventud ,nuestra juventud se larga, porque la gente que compone el mapa político deja poco margen, aquí o eres del Ppsoe y caballas o no trabajas, es la cruda realidad