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La tuberculosis, una enfermedad silenciosa en Ceuta

Llega sin previo aviso y su reflejo, en ocasiones, son síntomas que pueden confundirse con otra afección. Desembocan, finalmente en un diagnóstico difícil. No es desconocida para la ciudadanía de Ceuta la prevalencia de la tuberculosis en la población, un caso que difiere de la situación general en España.

Los últimos datos, que corresponden al periodo de 2023, recuentan entre 30 y 35 de incidencia acumulada , según la información recopilada y analizada por la unidad de medicina preventiva del HUCE. Este cálculo es fruto de la división entre los casos nuevos detectados en el año y la población, susceptible a padecerla.

Los facultativos de esta área muestran su preocupación ante el aumento de las cifras respecto al año anterior y, sobre todo, en relación a la época pre pandemia. La gravedad de esta enfermedad en la ciudad ha pasado del 37% al 52%, una diferencia de un 15% que está en el punto de mira de los sanitarios. Esta es la problemática que ha revelado el trabajo elaborado por un grupo de profesionales y que ya ha sido expuesto en Mallorca en el XXII Congreso nacional e internacional de ‘Medicina preventiva en la sociedad: un reto de futuro’.

La mayoría de los casos desde la irrupción del Covid han sido localizados en los pulmones, en concreto, 31 personas. Solo 13 ceutíes desarrollaron esta afección en otras zonas del cuerpo. Las partes susceptibles a albergar tuberculosis son los ganglios linfáticos y el aparato urinario, en especial los riñones, aunque también pueden verse afectados la vejiga, el uréter o la uretra.

La columna vertebral también puede ser objeto de esta dolencia, pero, tal y como señala el equipo de preventiva, no se han localizado en Ceuta. El salto entre el periodo pre-pandemia y su posterior llegada se ve influenciado, de cierto modo, por la ausencia de las citas presenciales y por la reticencia a acudir a los clínicos, producto del temor a contagiarse del Covid.

“Durante en la pandemia no podíamos notificar diagnósticos. La gente tenía miedo a venir. No podíamos verlos. A partir del 2021, cuando los centros sanitarios empiezan a abrirse y la ciudadanía comienza a hacer vida normal las cifras se dispararon”, explica Sara Montenegro, una de las participantes del estudio.

La tuberculosis y su silencio

“Un paciente enfermo puede venir simplemente con febrícula y tos repetitiva, seca; a veces húmeda. Puede pensarse, de entrada, que no es tuberculosis”, expresa Julián Domínguez, médico de la unidad preventiva del hospital.

Probablemente muchos españoles, cuando se les menciona su nombre, piensan, automáticamente en esas películas de época en las que alguno de sus personajes la contrae. Sin embargo, no es una dolencia extinta y convive con el ser humano desde hace siglos. “Probablemente, desde hace milenios”, añade Domínguez.

No es de extrañar que esta situación sea verosímil. Las cifras muestran que la incidencia en el territorio español es menor. Los datos más recientes son del 2022, donde en España se localizaron por debajo de diez puntos y en Ceuta en torno a los 30. Se trata, en palabras del médico, de una enfermedad “silenciosa”, una afección en la que el diagnóstico no es tarea sencilla.

Julián Domínguez: "No es posible localizarla de forma precoz si no van al médico"

Es esta la razón por la que hace hincapié en la importancia de que los pacientes vayan a consulta cuando noten algunos indicios. “No es posible localizarla de forma precoz si no van al médico a quejarse de sus síntomas. Es imposible si no lo hacen”, especifica.

Los niños son parte de la población que puede verse involucrada en esta enfermedad. Los jóvenes, también. De hecho, los médicos que han realizado el estudio indican que han tenido casos pediátricos. El que más destacan es el de una chica de 23 años que, hace tan solo unos tres años, padeció esta dolencia. Su caso fue particular ya que, desafortunadamente, falleció. Se trataba de una tuberculosis extrapulmonar.

Sara Montenegro: "En la pandemia no podíamos notificar diagnósticos. La gente tenía miedo a venir”

“Se producen porque, al infectarse por los pulmones, la forma de transmisión más habitual, una vez se ha adquirido en ellos, se disemina a otras partes del cuerpo”, comenta. “Ello indica que no se ha cogido a tiempo, no se ha tratado de forma adecuada o no se ha hecho la prevención, la profilaxis”.

Factores

Los condicionantes que favorecen la aparición de la tuberculosis son varios. Una alimentación inadecuada, residir en una vivienda con condiciones de insalubridad o una situación económica de falta de recursos forman parte de esta lista. A ello se suman los flujos migratorios, que pueden tener influencia. Los tratamientos inmunodepresores, es decir, aquellos que provocan una bajada de las defensas, también propician que surja.

Es el caso de los pacientes con SIDA “No tiene una relación directa. Es la falta de inmunidad. Llega cualquier afección, entre ellas, la tuberculosis”, subraya.

La llegada de personas de otros países también es un punto que puede explicar los motivos por los que se produce. Hace 26 años, en 1998, ya se hizo un estudio al respecto con subsaharianos que se encontraban en Ceuta.

Julián Domínguez: "Cuando se localizan los casos en el HUCE, se ve solo la punta del iceberg"

Este análisis concluyó que el grupo presentaba una tasa de incidencia considerable y que tenían correlación similar con valores parecidos a los que se daban en sus naciones de origen.

Años más tarde, entre 2004 y 2005, se emprendió un programa con protocolos de actuación específicos para niños y ciudadanos migrantes con la intención de abordar “las altas tasas de tuberculosis en la ciudad y en Melilla, debido fundamentalmente a la población migrante”, tal y como revela el Informe anual del Sistema Nacional de Salud de 2005 elaborado por Ingesa.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que, para saber con certeza en qué punto se encuentra esta circunstancia, sería necesario analizar la situación actual. Existen también, como con muchas otras afecciones, sectores de población con más riesgo a sufrirla. Se dividen en dos clasificaciones que separan a las personas que se infectan por las bacterias de enfermedad y aquellas con problemas de salud que debilitan sus defensas.

Algunos de los factores son una mala nutrición o residir en una vivienda insalubre

Estos recogen varios supuestos como, por ejemplo, personas cercanas a un afectado o niños menores de 5 años que hayan dado positivo en la prueba. Los perfiles donde más predominancia hay son personas sin hogar, usuarios de drogas inyectables y pacientes , según fuentes sanitarias consultadas. A su vez, aquellas personas que trabajen con ellos, también tienen más posibilidades de contraerla. Ello comprende a empleados en establecimientos o instituciones tales como como hospitales, albergues para desamparados, centros correccionales, asilos de ancianos y residencias para personas con SIDA.

Otros grupos demográficos más susceptibles son niños pequeños o bebés, pacientes de cabeza o cuello, con diabetes melitus o que sufren silicosis, una enfermedad renal grave o que reciben un tratamiento con corticoides, así como aquellos que están especializados para la artritis reumatoide o el Crohn.

A estos se unen las personas con bajo peso corporal, las que han pasado por un trasplante de órgano y las que abusan de sustancias nocivas.

La tuberculosis se presenta como un reto en Ceuta. Atajarla y reducir su prevalencia es una labor que requiere numerosos esfuerzos por parte de sanidad y una gran dosis de concienciación de la ciudadanía para que, en caso de percibir síntomas, acuda rápidamente a su médico de confianza.

Una vacuna fuera del calendario

Solo el País Vasco retomó en 2023 la vacunación de niños que pertenecen a grupos de riesgo. España no incluye su suministro dentro del calendario debido a que solo se recomienda cuando se sobrepasan determinadas tasas de infección.

Así lo indica la Asociación Española de Pediatría sobre vacunas e inmunización que, a su vez, señala que esta inyección tiene efectividad, pero que a día de hoy “es mejorable”. Julián Domínguez coincide en ello. Su suministro dificulta la interpretación de la prueba para detectarla, la tuberculina.

“Es básica para el estudio, aunque ya se usan otras como QuantiFERON, que es un examen especial en sangre para diagnosticar”, detalla. La inoculación diseñada para combatir la enfermedad es la BCG, una tecnología centenaria, no tiene efectividad para reducir la incidencia de forma directa, solo “de algunas complicaciones”, añade.

La OMS el año pasado lanzó un plan para crear un Consejo de Aceleración de las Vacunas contra la Tuberculosis con la finalidad de facilitar tanto el uso como la concesión de licencias para vacunas innovadoras.

Preventiva pide reforzar el diagnóstico precoz en centros de atención primaria

Preventiva pretende que se potencie la detección precoz en las consultas de atención primaria. Domínguez expone que se han comunicado con este sector sanitario. “Les hemos dicho que tienen que priorizar eso”, explica. “Lo que está ocurriendo es que no hay un buen control a ese nivel, en primaria. No es suficiente. No es por culpa de los profesionales, no lo hacen mal. Tienen mucha presión asistencial y no hay suficientes médicos”, traslada.

El médico añade que, una vez que se cita con un facultativo, se deben localizar sus contactos. “Hay que estudiar a toda su familia. Eso es lo que se hace, es una actividad médica básica”, especifica. Gran parte de los datos tienen como fuente principal el hospital. “Cuando se localizan los casos en el HUCE, se ve solo la punta del iceberg. Debajo de esa información está todo lo que se encuentra ahí. Ello significa que no se están captando bien a los pacientes”, estima.

Considera que otro de los obstáculos es la falta de un epidemiólogo y de especialistas en medicina preventiva en los clínicos de primaria. “Es una gran deficiencia”, asevera. “Es una queja que tenemos también desde hace muchísimos años”, concluye.

Tuberculosis desde primaria

El Faro recoge también la perspectiva que existe en primaria en relación a estas declaraciones. Existe cierta discrepancia en este bloque de la sanidad ceutí. “No hay ningún problema con su detección de los pacientes con la enfermedad ni ocupa un tiempo de trabajo que no se pueda asumir por la falta de médicos para cubrir vacantes, bajas laborales o vacaciones”, declaran las fuentes consultadas.

Asimismo, destacan que es un “problema de salud pública y recae en los servicios médicos de la ciudad autónoma, al no estar transferida la sanidad, la búsqueda de los contactos de los pacientes, contagiadores activos, para detectar otros casos y detener la incidencia”, detallan.

Una vez que tienen la lista de contactos, efectúan un análisis y, cuando se detecta una posible infección, se deriva a las salas de atención especializada para confirmarlo. “Aquí surge un problema. Hay muchos médicos de familia y cada uno puede tener criterios clínicos diferentes”, concretan.

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