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La historia de dos hermanas a las que sus padres echaron de un hogar desestructurado y sufrieron la dura despedida de un gato al que adoran
Hay veces en que la vida da un giro de 180º y lo que era una existencia más o menos normal, con un hogar y una familia, se transforma repentinamente en un callejón sin salida, un sueño del que no se puede despertar porque es la terrible realidad que ahora toca vivir. Es lo que les ha ocurrido a dos jóvenes hermanas que un día, con tan solo 18 y 20 años, vieron cómo su mundo se desmoronaba irremediablemente.
Sus padres las echaron de un hogar desestructurado y las jóvenes se vieron obligadas a acudir a una casa de acogida. Acompañadas únicamente por su gato, un pequeño animal de siete meses, al que ambas chicas adoran, su tragedia aumentó al comprobar que no aceptaban animales. “Por suerte, una chica se ha hecho cargo del gato y lo ha acogido temporalmente, pero está muy triste porque echa de menos a las hermanas”, explica Carmen Fernández, una voluntaria de la Protectora de Animales que ha sido testigo directo de esta historia.
La despedida de las chicas y el gato fue un momento que ni Carmen ni los que fueron testigo de ello olvidarán. Las lágrimas de las jóvenes demostraban el dolor que la separación de su pequeño les provocaba. “Ambas están desesperadas porque adoran al animal y es una pena que se hayan tenido que separar de él”.
La única opción ahora es encontrar un hogar para el pequeño, “tuvimos un posible adoptante en Algeciras pero al final se echó atrás”.
Y no es que las hermanas quieran perder el contacto con su pequeño de cuatro patas. Todo lo contrario. “Si estas chicas encuentran un trabajo y un sitio donde vivir, se llevarían a su gato, que ahora está realmente triste en la casa donde vive”.
Las jóvenes también viven una situación desesperante. Sin familia que las apoye, sólo se tienen la una a la otra. “Hace un tiempo a sus padres les retiraron la custodia de sus hermanos pequeños”.
Carmen las conoció “de casualidad” y asegura que “son dos cielos de niñas, educadas y encantadoras, pero ahora están muy asustadas y acobardadas. Es normal por la situación por la que están pasando”.
Además, el tiempo para estas jóvenes corre en su contra ya que la acogida en este lugar es temporal y después tendrán que buscar un trabajo y un sitio donde vivir. “Es una pena que se encuentren así y que encima el pobre animal sufra las consecuencias”.
Carmen hace un llamamiento a quien pueda “ayudar” a las hermanas a “salir adelante”. Incluso ofreciéndose como adoptante para ese animal que ahora se ‘extingue’ de pena por lo que considera un abandono de las dos personas a las que adora.
Por ello, todo aquel interesado en ayudar en este caso puede contactar en el facebook: Carmen Fernández.